El reactor ITER se retrasará dos años y empezará a funcionar en 2023

Motojima, director del proyecto ITER, junto a una maqueta del reactor
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: lunes, 16 septiembre 2013 17:07

Fusion for Energy estudia trasladarse a una oficina propia en Barcelona

   BARCELONA, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -

El Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER, por sus siglas en inglés), que pretende demostrar la viabilidad de obtener energía a partir de la fusión de átomos de hidrógeno, se retrasará hasta 2023.

   No empezará a funcionar en noviembre de 2020 como estaba previsto, sino que retrasará su actividad 23 meses.

   Así lo han confirmado este lunes el director general del proyecto, Osuma Motojima, y el director de Fusion for Energy (F4E), Henrik Bindslev, en el XI Simposio Internacional de Tecnología de Fusión Nuclear (ISFNT), que se celebra en el recinto Montjuïc de Fira de Barcelona hasta el 20 de septiembre.

   Bindslev ha explicado que esta decisión depende de los estudios que su equipo está llevando a cabo y que el ITER tiene una "complejidad tecnológica enorme porque no se ha hecho nunca" y porque se trata de un proyecto global cofinanciado por la Unión Europea (UE), Rusia, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón e India.

   El proyecto cuenta con una contribución de la UE de 6.600 millones de euros, una inversión "asegurada hasta noviembre de 2020", según ha confirmado Bindslev, que ha asegurado que no habrá problemas financieros debido a los retrasos en la obra ya que, por lo contrario, intentar acelerarla sí que implicaría un sobrecoste.

   El máximo dirigente de F4E ha expuesto que Europa fabrica más de la mitad de la maquinaria mientras que Corea del Sur se encarga del resto, lo que complica y alarga el proceso porque el edificio se construye sin parte de las máquinas.

   Bindslev ha insistido en que es "complicado" hablar de calendario porque la obra requiere ir paso a paso y hasta que no se ha finalizado una parte de la maquinaria, no se puede seguir con otra.

   El director del Laboratorio Nacional de Fusión (LNF), Joaquín Sánchez, ha explicado que la planta que concentra la investigación, situada en Cadarache, en el sur de Francia, es el núcleo de todo el proceso y la parte "más difícil" porque debe encajar las piezas que se fabrican en otros países.

   El proyecto ITER pretende descubrir nuevos métodos de fusión nuclear para aumentar la productividad y reducir el impacto medioambiental, y su centro experimental en Francia se empezó a construir a finales de 2010 y cuenta actualmente con 15 trabajadores españoles.

OFICINA EN BARCELONA

   Barcelona acoge el centro de gestión de la compra de equipos y servicios para el proyecto, dirigido por la F4E, la entidad responsable de la contribución financiera de la UE y de la supervisión técnica.

   Según ha explicado Bindslev la compañía abrió su oficina en la capital catalana en 2007 y pretende ahora trasladarse a un despacho propio, que se situaría en el Campus Diagonal-Besòs de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), en el Fòrum de Barcelona, o cercano al sincrotrón Alba en Cerdanyola del Vallès (Barcelona).

   De este modo, Bindslev ha negado que la empresa sopesara trasladar sus instalaciones a Alemania y ha reafirmado su compromiso con la capital catalana.

   Bindslev ha señalado que los trabajos sobre los componentes de alta tecnología que necesitará el centro de Cadarache están avanzando "perfectamente" y se han superado los problemas con el cable superconductor que se detectaron a finales de 2011.

FUSIÓN NUCLEAR

   El XI Simposio Internacional de Tecnología de Fusión Nuclear (ISFNT), el mayor congreso internacional de esta materia, ha arrancado este lunes en el Palau de Congressos de Barcelona y está previsto que reúna a más de 500 científicos y tecnológos de todo el mundo.

   Sánchez, responsable de la organización del congreso, ha defendido que la fusión nuclear es menos peligrosa que las actividades de las centrales nucleares porque se trabaja con itrio en lugar de uranio y este residuo tiene una vida media de 13 años, lejos de los 4,5 millones de años del uranio.

   Sánchez ha explicado que, pese a que el proyecto ITER está regulado como energía nuclear, la refrigeración no es lo más importante en materia de seguridad y lo que preocupa es que un incendio o un terremoto destruya el edificio y se produzca una fuga de itrio.

Leer más acerca de: