Munilla rechaza que "los violentos" se nieguen al arrepentimiento

José Ignacio Munilla
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 16 abril 2017 15:49

Critica que los procesos de paz se construyan sobre la base de acuerdos políticos que "excluyen o minusvaloran la dimensión moral y espiritual"

SAN SEBASTIÁN, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha rechazado que "los violentos" se nieguen al arrepentimiento o la petición de perdón a sus víctimas con el argumento de que son "conceptos religiosos o de conciencia". En este sentido, ha criticado "la pretensión de construir los procesos de pacificación sobre la base de acuerdos políticos, excluyendo o, cuando menos, minusvalorando la dimensión moral y espiritual de la realidad" cuando "el factor determinante" de todo proceso de paz es "la educación moral y espiritual de los pueblos".

"Todos tenemos en mente el rechazo del requerimiento del arrepentimiento y de la petición de perdón por parte de los violentos a sus víctimas, bajo el argumento de que esos son conceptos religiosos y de conciencia, que no pueden ser invocados en el terreno social o político", ha señalado.

Munilla se ha referido en estos términos en un artículo que ha remitido a los medios bajo el título 'Paz a vosotros' con motivo de la Pascua de Resurrección, que este año se da "en un contexto mundial en el que se respira un gran anhelo de paz".

El prelado donostiarra ha apuntado que "el propio magisterio de la Iglesia ha subrayado la gran influencia de los condicionamientos sociales en la causa de la paz", a lo que ha añadido que ç2los estallidos de violencia suelen resultar predecibles a tenor del nivel de injusticia social que padezcan los pueblos".

No obstante, ha apuntado que "existe otro factor que es el definitivamente determinante en la causa de la paz", aludiendo a la "educación moral y espiritual".

"Tenemos multitud de ejemplos en la historia, que verifican esta realidad", ha afirmado, para añadir, como ejemplo, que "el pueblo polaco estuvo sometido a una gran opresión bajo el comunismo, que fácilmente habría derivado en una reacción violenta, de no ser por los valores religiosos mayoritarios de aquel pueblo". "Y lo mismo cabe decir del proceso de independencia de la India, liderado espiritualmente por Gandhi", ha apuntado.

En este contexto, ha señalado que, "por el contrario, en determinados contextos históricos democráticos, incluso bajo un estado del bienestar muy consolidado, han brotado movimientos violentos, que difícilmente se pueden explicar por la falta de justicia social o por el subdesarrollo".

Al respecto, ha incidido en que "el factor determinante de todo proceso de pacificación es la educación moral y espiritual de los pueblos".

Munilla ha denunciado que "estamos asistiendo a la pretensión de construir los procesos de pacificación sobre la base de acuerdos "políticos", excluyendo o, cuando menos, minusvalorando la dimensión moral y espiritual de la realidad". "Todos tenemos en mente el rechazo del requerimiento del arrepentimiento y de la petición de perdón por parte de los violentos a sus víctimas, bajo el argumento de que esos son conceptos religiosos y de conciencia, que no pueden ser invocados en el terreno social o político", ha afirmado.

"SUBSIDIARIEDAD"

Asimismo, ha destacado que "es importante caer en la cuenta de que uno de los obstáculos principales con el que nos enfrentamos a la hora de llevar adelante la construcción de la paz, es el cómodo olvido del principio de subsidiariedad por parte de la mayoría de la sociedad", al tiempo que ha considerado "se da una continua injerencia de las administraciones públicas en el ámbito familiar y en las iniciativas sociales".

Para Munilla de este modo "caminamos hacia un modelo en el que cada vez hay más estado y menos sociedad; lo que en la práctica se traduce en más normas y menos conciencia". "Parece como si mamá estado o papá estado, pretendiera construir, por su sola estrategia política, una sociedad justa y pacífica", ha apuntado.

"VIRULENCIA" DEL DEBATE POLÍTICO

Por otro lado, ha opinado que, en la actualidad, "llama poderosamente la atención la gran virulencia del debate político, cuando es un hecho constatable que los distintos partidos políticos caminan de una forma inexorable hacia un pensamiento único, conformado por lo políticamente correcto".

"Se alimenta la falsa esperanza de que un hipotético vuelco político pudiera posibilitar la justicia y la paz, olvidando la existencia del pecado original", ha indicado.

Para el obispo donostiarra "la configuración política de los gobiernos podría cambiar, ciertamente, pero el problema es que el 'hombre viejo' sigue anidando en el interior de unos y de otros, sin excluir al que esto escribe". "Cada uno de nosotros y de nuestras familias necesitamos una renovación espiritual, que haga posible que la política tenga sujeto y no solo objeto", ha apuntado.

Al respecto ha advertido de que, de lo contrario, "estamos condenados a reproducir en toda su crudeza el conocido refrán: 'Los mismos perros con distintos collares'".

A ello ha añadido que si ese 'hombre viejo' que "anida en cada uno de nosotros no es regenerado, el problema no será solo que estemos condenados a la impotencia para transformar el mundo; sino que la misma estructura política terminará por anular al hombre, a la familia, y a la misma sociedad".

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