La alianza de partidos que respalda a Keita gana las parlamentarias en Malí

Actualizado: miércoles, 18 diciembre 2013 8:53

MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -

   La alianza de partidos malienses que respalda al presidente, Ibrahim Boubacar Keita, se ha hecho con la victoria en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, celebrada el domingo, según los resultados provisionales publicados este martes por el Gobierno.

   El Ministerio de Administración Territorial ha indicado que, si bien ningún partido se ha hecho con la mayoría absoluta, la Asamblea por Malí (RMP), fundada por Keita en 2001, marcha a la cabeza con alrededor de 60 escaños de los 147 que componen el Parlamento.

   Así, en caso de que la Alianza por la Democracia en Malí (Adema), la Convención Social Democrática (CDS), la Alianza por la Solidaridad en Malí (ASMA) y el Movimiento Patriótico de Renovación (MPR), confirmen su alianza con la RMP, la coalición se haría con 115 escaños.

   Por su parte, dos partidos opositores podrían lograr representación parlamentaria: la Unión por la República y la Democracia (RSD) y el Partido por el Renacimiento Nacional (PARENA), con 17 y tres escaños, respectivamente, según ha informado la emisora Radio France Internationale.

   El Gobierno ha indicado que la participación en los comicios fue del 37,2 por ciento, si bien se registraron cifras aún más bajas en la capital, Bamako. En la comuna 6 de la localidad, la participación rondó únicamente el 15,6 por ciento.

   En la primera vuelta, la participación cayó hasta el 38,6 por ciento respecto al 48,9 por ciento registrada en las presidenciales celebradas en verano, que supusieron un paso de cara a la normalización democrática del país tras el golpe de estado de 2012.

   Pese a ello, el mandatario destacó tras acudir a votar en la capital que estas elecciones "sentarán las bases de la legitimidad en el país". "Nos darán más fortaleza, más poder para decidir", manifestó.

   El Parlamento no tendrá poderes especiales a la hora de pacificar el norte del país porque esa es la labor del nuevo ministerio para la Reconciliación Nacional y Desarrollo del Norte creado por el presidente Keita. Sin embargo, el Parlamento podría ejercer una función conciliadora por un motivo: a estos comicios acudieron representantes políticos del norte del país, que bien podrían obtener un escaño.

EL GOLPE DE ESTADO

   El golpe de estado de marzo de 2012 está íntimamente relacionado con la revuelta tuareg iniciada tres meses antes en el Azawad. Los soldados, descontentos con el rumbo de las operaciones marcado por el Gobierno, decidieron tomar las riendas de la situación, formaron el llamado Comité Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado, liderado por el capitán Amadou Sanogo, y derrocaron a Touré.

   Los rebeldes aprovecharon la situación con una ofensiva relámpago que comenzó el 30 de marzo. En el plazo de una semana, y gracias a un excedente de armas procedentes del conflicto libio, se hicieron con el control de las tres ciudades más grandes del Azawad: Kidal, Gao y Tombuctú.

   El 6 de abril, proclamaron unilateralmente la independencia de la región. Sin embargo, solo unas pocas semanas después, grupos islamistas afines a Al Qaeda, que en un principio habían asistido a los tuaregs, terminaron disolviendo su alianza a tiros, convirtiendo la región en un territorio sin ley hasta el mes de noviembre --y causando un daño irreparable a ciudades como Tombuctú, declaradas Patrimonio de la Humanidad--.

   Justo cuando los islamistas estaban a punto de consolidar su dominio en el norte e iniciar una ofensiva contra Bamako, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas promulgó el 20 de diciembre la resolución 2085, autorizando el despliegue de una misión internacional liderada por Francia para "restaurar el orden constitucional y  la integridad territorial del país".

   La llamada 'Operación Serval', iniciada en enero y todavía en curso, acabó con entre 600 y 1.000 rebeldes muertos por unos 110 soldados de la coalición militar francoafricana. Unas 350.000 personas, según la ONU, se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Finalmente, y tras perder el control de la práctica totalidad del Azawad, el MNLA alcanzó en junio un alto el fuego con el Gobierno de transición maliense tras casi dos semanas de discusiones en la capital de Burkina Faso, Uagadugú.

   El alto el fuego no ha garantizado ni mucho menos la seguridad en el norte del país, donde los islamistas se han dispersado tras la ofensiva internacional y ahora efectúan esporádicas pero letales incursiones contra bases militares y poblaciones civiles.

   Todavía colean incluso las consecuencias del golpe de Estado de Sanogo, acusado por ONG como Amnistía Internacional y Human Rights Watch de torturas, ejecuciones, desapariciones forzadas durante el derrocamiento y, después, durante un motín en septiembre contra su persona.