Los escándalos de campaña desplazan al diálogo de paz como eje de las elecciones presidenciales

Los candidatos presidenciales Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos
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Actualizado: viernes, 23 mayo 2014 16:49

BOGOTÁ, 23 May. (EUROPA PRESS) -

Los escándalos que han surgido en las últimas semanas de campaña y que afectan a los dos grandes favoritos -el presidente, Juan Manuel Santos, y el 'uribista' Óscar Iván Zuluaga-- han desplazado al diálogo de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como eje de las elecciones presidenciales que se celebran este domingo.

Santos, a quien todas las encuestas iniciales situaban en un segundo mandato, ha perdido fuelle en la recta final de la carrera hacia la Casa de Nariño, entre otras cosas, debido a las acusaciones del que fuera su padrino político, el ex presidente Álvaro Uribe, sobre la supuesta financiación ilegal de su primera campaña electoral, en 2010.

"Que la Fiscalía investigue si la campaña de Santos de 2010, por allá en 2011, pagó saldos con dineros que habría aportado J.J. Rendón provenientes de ese tema de los aportes del narcotráfico", escribió el ex jefe de Estado hace dos semanas en la red social Twitter.

Con este 'tweet' Uribe centró la atención en las afirmaciones de un grupo de narcotraficantes colombianos encarcelados en Estados Unidos, que aseguran haber entregado 12 millones de dólares a J.J .Rendón y Germán Chica, importantes asesores políticos de la campaña electoral de 2010 que finalmente llevó a Santos hasta la Jefatura de Estado.

Rendón negó "contundentemente" haber recibido "dinero, prebenda o beneficio alguno" y aclaró que simplemente se limitó a transmitir a Santos, a la fiscal general y al director de la Policía Nacional de entonces, Vivian Morales y Óscar Naranjo, respectivamente, "la propuesta de grupos ilegales de sometimiento a la Justicia".

Sin embargo, a apenas 20 días de las elecciones presidenciales tuvo que presentar su dimisión como asesor político. "Lo último que quiero es hacerle daño a la campaña de Santos, a quien admiro y respeto profundamente. Es obvio que este escándalo obedece a un complot para conseguir ese cometido", argumentó.

Pero la dimisión de Rendón no sirvió para diluir la polémica, por lo que el propio Santos tuvo que hacerle frente. "A J.J. en ésta y en la anterior campaña electoral le dije que me ayudara con las asesorías políticas, pero que no quería guerra sucia", aclaró recientemente en una entrevista concedida a una emisora colombiana.

A pesar de la gravedad de las acusaciones, parece que el escándalo se ha vuelto contra el propio Uribe, a quien la Fiscalía ha citado cuatro veces en una semana para que declare como testigo y aporte pruebas de la supuesta financiación ilegal de la primera campaña electoral de Santos.

El expresidente se ha negado, alegando "falta de garantías", porque acusa al fiscal general y a su 'número dos' de estar en su contra, al tiempo que ha asegurado que ya ha entregado las evidencias que posee a la Procuraduría General, algo que ésta ha negado. Por ello, el Ministerio Público amenaza ahora con acusarle de obstrucción a la Justicia.

LAS 'CHUZADAS' DE ZULUAGA

Pero éste no es el único escándalo que ha sazonado la campaña electoral. La revista colombiana 'Semana' reveló que Andrés Sepúlveda, un estrecho colaborador de Zuluaga, interceptó los correos electrónicos de los negociadores del Gobierno y de las FARC con el fin de obtener información valiosa sobre el proceso de paz que pudiera dirigir contra Santos.

El 'hacker', que trabajaba en el equipo de redes sociales y seguridad informática de la campaña de Zuluaga, está detenido bajo los cargos de espionaje, violación ilícita de las comunicaciones, interceptación de datos informáticos y uso de software malicioso, delitos que se ha apresurado a negar.

El candidato presidencial del 'uribismo', quien incluso tenía una amistad personal con Sepúlveda, admitió que trabajaba para su campaña electoral, pero negó que fuera consciente de que estaba espiando a las delegaciones del Gobierno y las FARC que negocian la paz en La Habana.

Este argumento ha quedado desmontado en los últimos días, tras salir a la luz un vídeo que muestra una conversación entre Zuluaga y Sepúlveda, precisamente, sobre este espionaje. "¿Pero qué estamos mostrando? Información desde el lado de Inteligencia que se puede hacer pública. Esto es un ejemplo: es la hoja de vida militar de los que están negociando en La Habana", explica Sepúlveda a Zuluaga.

Tanto el candidato presidencial como Uribe han asegurado que este vídeo "es un vulgar montaje" y han prometido presentar pruebas de ello ante la Fiscalía, aunque todavía no lo han hecho. "Estos son montajes al mejor estilo del fraude 'chavista' de Venezuela", ha denunciado el ex mandatario en un comunicado.

LA PAZ, EN SEGUNDO PLANO

En este contexto, el diálogo de paz ha quedado relegado a un segundo plano, a pesar de que a priori iba a ser el principal tema de discusión entre los candidatos, especialmente entre Santos y Zuluaga, que se han presentado a sí mismos como su defensor, en el primer caso, y su acérrimo enemigo, en el segundo.

Santos, que como presidente inició en otoño de 2012 el diálogo de paz con las FARC, ha basado su campaña electoral en el mensaje de que es el único capaz de conducir a la guerrilla hasta la firma de un acuerdo para el fin del conflicto armado que desangra Colombia desde hace más de medio siglo.

En la orilla contraria, Zuluaga -con un discurso confeccionado por Uribe- ha prometido acabar con las negociaciones entre "los terroristas de las FARC" y el Gobierno, al considerar que son una "traición" a las víctimas, y reanudar la ofensiva militar lanzada entre 2002 y 2010, durante el Gobierno de su mentor político.

La progresiva pérdida de importancia del diálogo de paz se debe también al creciente desinterés de los colombianos en unas conversaciones que perciben lejanas desde La Habana, que transcurren bajo una extrema discreción y en las que apenas se han producido avances significativos.

El principio bajo el cual Gobierno y FARC acordaron sentarse a negociar -"nada está acordado hasta que todo esté acordado"- ha contribuido a restar importancia a los tres pactos que se han conseguido hasta la fecha: desarrollo agrario y rural, participación política y los cultivos de drogas ilícitas.

Este último acuerdo llegó, tal y como habían pronosticado analistas políticos, e incluso Uribe, a pocos días de que los colombianos acudan a las urnas. Se trata de un acuerdo esencial para la consecución de la paz, porque las FARC han accedido a romper sus vínculos con el narcotráfico, su principal fuente de financiación.

Así las cosas, parece que, en contra de lo que se creía en el arranque de la campaña electoral, los colombianos finalmente votarán más influenciados por las sospechas que planean sobre Santos y Zuluaga que por la esperanza de una Colombia liberada de la guerrilla más poderosa de América Latina.