Las minas antipersona, una tragedia sepultada en la costa de Yemen

Desplazados y combatientes yemeníes
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Publicado: domingo, 11 marzo 2018 14:27

Se han encontrado más de 40.000 artefactos en los últimos dos años.

La atención es mínima y muchos de los mutilados tienen que completar tratamiento en India.

AL MOJA (YEMEN), 11 Mar. (Reuters/EP) -

La catástrofe humanitaria que atraviesa Yemen tiene múltiples facetas y esconde peligros marginales derivados de la guerra civil, como son las minas antipersona. El caso de la república árabe es especialmente cruento: son difíciles de detectar por estar fabricadas a mano, se encuentran distribuidas sin ningún tipo de orden ni concierto y en los últimos dos años han sido localizadas más de 40.000, lo que invita a pensar en un número total de seis cifras enterrado a la espera de explotar.

Naciones Unidas señala especialmente a los rebeldes huthi como especialmente responsables de la colocación de estos artefactos como al Gobierno de Yemen y a Arabia Saudí de los bombardeos sobre poblaciones civiles. Los huthi suelen esparcir las minas conforme se retiran de los avances de las fuerzas del Gobierno, como sucedió a principios del año pasado en las regiones costeras del país.

Regiones como Al Juja, Al Jeis y, especialmente, Al Moja, donde fuerzas saudíes aseguran que entre 250 y 300 minas son desactivadas semanalmente, en zonas residenciales, parques o árboles a cuya sombra los yemeníes se sientan a mascar hojas de qat, para relajarse de los nervios de la guerra.

Los residentes y los médicos de la localidad están convencidos de que las minas han dejado más muertos que los combates. Fuentes médicas cuentan los fallecidos por docenas solo en los tres pueblos mencionados. Los huthi no han hecho comentarios.

PRÓTESIS POR TODAS PARTES

"Estaba caminando con mi hermano cuando pisé una mina y estalló", ha explicado Rashida, de 13 años de edad, que ahora camina con una prótesis en la pierna. Otra víctima es Yaser Yasin, un mercader de 30 años que recibió el impacto de una mina antitanque que explotó cuando circulaba con por la costa del Mar Rojo, y lanzó por los aires su camioneta, una Toyota Hilux. Perdió un ojo y una pierda.

Su recuperación no ha seguido ni mucho menos un camino apacible. "La coalición (saudí) me trasladó a Adén (la sede del Gobierno reconocido yemení), donde arreglaron la pierna, pero hubo algún problema con la prótesis de metal y se acabó infectando", ha explicado.

Yassin ha buscado tratamiento médico fuera del país. "He vendido lo que queda de mi coche, el oro de mi madre y de mi mujer y me he gastado 8.500 dólares en India. No hay forma de recuperar mi ojo", ha lamentado.

FABRICACIÓN LOCAL

"Además de las minas caseras, también hay minas de fabricación rusa", ha explicado un artificiero de Emiratos Árabes Unidos y miembro de la coalición internacional contra los huthi. "Probablemente se las encontraron en los arsenales del Gobierno nada más hacerse con el control de Saná (la capital)", ha añadido.

El año pasado, la ONG Human Rights Watch solicitó a los huthi que dejaran de usar estas minas y respetaran la Convención de Ottawa de 1997, y a la que el Gobierno yemení se suscribió dos años después.

Nada ha cambiado desde el inicio de la guerra. Incluso el ala militar del hospital de Al Moja acoge a heridos civiles por las minas. "La mayoría han perdido una o las dos pierna", ha lamentado el director del centro, Ghasán Masudi.

Desde ahí, los heridos son auxiliados por la coalición saudí, pero no reciben todo el tratamiento necesario. Muchos, como Yasin, tienen que costearse sus gastos en el extranjero.

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