Actualizado: jueves, 8 octubre 2015 15:14

KABUL, 8 Oct. (Reuters/EP) -

Médicos Sin Fronteras (MSF) revisará sus operaciones en Afganistán tras el bombardeo contra su hospital de Kunduz por la aviación estadounidense, según ha informado este jueves un responsable de la organización.

Al menos 22 personas, entre ellas doce trabajadores de MSF, murieron el sábado cuando fue atacado su hospital en Kunduz en el marco de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales afganas y los milicianos afganos que se habían hecho con el control de esta ciudad del norte de Afganistán.

"La abrumadora y traumática naturaleza de los acontecimientos nos obliga a evaluar nuestro trabajo en Afganistán en general y a sopesar cuidadosamente la seguridad de nuestro personal y pacientes", ha indicado el director general de MSF, Christopher Stokes, en Kabul.

"Nuestra futura capacidad de trabajar en Afganistán ahora se basará en nuestra capacidad de conseguir una reafirmación clara del respeto por el Derecho Humanitario", ha señalado.

MSF ha reclamado una investigación internacional independiente para aclarar el suceso y el presidente estadounidense, Barack Obama, pidió disculpas a la ONG este miércoles.

La organización, presente en Afganistán desde 1980, se retiró durante un tiempo tras el asesinato de cinco trabajadores en 2004. Ya ha cerrado las operaciones en su hospital en Kunduz.

"En estos momentos, MSF no ha recibido ninguna explicación o garantías que nos den la confianza de ser capaces de regresar", ha indicado el director para Afganistán, Guilhem Molinie.

MSF ha criticado la incoherencia de las versiones ofrecidas respecto al suceso por parte de las autoridades afganas y estadounidenses y ya ha llegado a decir que podría tratarse de un crimen de guerra.

Sus responsables han defendido este jueves que una investigación independiente que aclare lo ocurrido por la Comisión Internacional Humanitaria de Encuesta (IHFFC), un órgano establecido en virtud de la Convención de Ginebra, fijaría un precedente importante para otras regiones en conflicto.

"Hemos visto producirse estos ataques antes contra trabajadores humanitarios y queremos un sistema más sólido para ser capaces de establecer la prueba de este ataque y también para potenciales futuros incidentes", ha defendido Stokes.

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