El primer ministro del Gobierno autoproclamado en Trípoli se niega a aceptar su destitución

Actualizado: jueves, 2 abril 2015 3:05

MADRID, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

El primer ministro del Gobierno libio autoproclamado en Trípoli, Omar al Hassi, se ha negado este miércoles a aceptar su destitución, ordenada por el Congreso General Nacional --el Parlamento paralelo al oficial--, afirmando que sólo se irá si los "combatientes revolucionarios" están de acuerdo con la decisión.

"Cumpliré la decisión si mis compañeros revolucionarios están de acuerdo con ella", ha dicho, antes de describir como "sorprendente" su destitución y de poner en duda la capacidad del Parlamento de cesarle sin interrogarle antes, según ha informado el diario 'The Libya Herald'.

El GNC anunció el martes su decisión de destituir a Al Hassi "debido la mala gestión del Ejecutivo y a las quejas formuladas por varios ministros del Gobierno de salvación nacional", según el portavoz del organismo, Omar Humaidan.

La salida de Al Hassi garantizaría, al menos a corto y medio plazo, la continuidad del llamado Gobierno rebelde de Libia, ya que varios ministros habían amenazado con dejar sus cargos si el jefe de Gabinete continuaba en el poder.

Además, Humaidan apuntó que "podría ser el primer paso para formar un Gobierno de unidad nacional en el marco de las conversaciones (de paz) auspiciadas por Naciones Unidas", que no terminan de cristalizar.

Está previsto que Al Hassi sea sustituido por su hasta ahora 'número dos', Jalifa Mohamed Ghwail, quien ocuparía el cargo de forma interina hasta que el GNC elija al nuevo primer ministro en el plazo de un mes, según ha explicado a Reuters el parlamentario Abdulqader al Hawaili.

El país cuenta con dos gobiernos, uno reconocido internacionalmente y que se ha instalado en Tobruk, en el este del país, con Abdulá al Thinni como primer ministro, y otro en Trípoli, así como con dos parlamentos, el que respalda a Al Thinni y surgido de las últimas elecciones, y la anterior cámara, el GNC, que sustentaba a Al Hassi.

Esta bicefalia política, los continuos combates, sobre todo en el este del país con las milicias islamistas como protagonistas, y la reciente irrupción del Estado Islámico amenazan con desatar una nueva guerra civil en Libia.

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