Actualizado 29/03/2017 23:41

Arabia Saudí necesita dejar de depender del petróleo y comienza a planificar el gasto

MADRID, 19 Oct. (OTR/PRESS) -

La bajada en los precios del petróleo y el conflicto bélico en Yemen ha obligado a Arabia Saudí a revisar los programas sociales, a una planificación económica diferente y a diversificar el gasto público.

El déficit presupuestario fue de casi 100 millones de dólares el año pasado. Las reservas en divisas del país cayeron en casi una cuarta parte debido a la caída de los precios del petróleo que comenzó en 2014. El gobierno ha pedido créditos a bancos extranjeros y ha salido a buscar financiación en el mercado internacional de bonos del Estado.

La dependencia del país de petróleo es absoluta y hasta la producción de leche depende de los barriles de crudo.

En un artículo publicado por el New York Times se detalla cómo Arabia Saudí lucha para planificar su economía, de manera que no sea el petróleo su única alternativa.

EL PRÍNCIPE MOHAMED BIN SALMÁN ES EL ENCARGADO DE DISEÑAR EL PLAN E IMPLEMENTARLO

El encargado de gestionar el proyecto es el príncipe Mohamed Bin Salmán, hijo favorito del rey Salmán y segundo en la línea de sucesión al trono. El príncipe Mohamed organizó una reunión con líderes empresariales, funcionarios e incluso atletas y artistas en el Ritz-Carlton de Riad a finales del año pasado para discutir los objetivos económicos que estaba tratando de diseñar con su equipo. Consultores de todo el país, tableta en mano, se dieron cita allí para tratar de dilucidar cómo los sauditas y el gobierno lidiarían con los recortes de subsidios sin generar protestas.

Según el New York Times, el plan de reforma económica de Mohamed ha hecho temblar a una nación cuyos ciudadanos han disfrutado durante muchos años de un estilo de vida fastuoso subvencionado por el Estado. "El gobierno avanza rápidamente en la reforma del sistema en Arabia Saudita mientras la gente siente un deterioro", dijo la empresaria Lama Alsulaiman, integrante de la Cámara de Comercio e Industria de Jidda. "La vida y los negocios como eran antes no pueden seguir".

En un país que pasó de ser poco pobre a multimillonario gracias al petróleo, los cambios que se avecinan no parece que vayan a resultar sencillos y estos cambios en el contrato social existente hasta ahora implican riesgos para el príncipe, que ha apostado su reputación a la transformación de la economía.

"La gente está a la espera de ver si él puede hacerlo", dijo Ibrahim Alnahas, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Saud en la capital, Riad. "Si lo logra, será rey, si no, estará perdido".

RECORTES EN GASTO PÚBLICO Y SALARIOS E INCREMENTO DE TASAS

Los precios bajos del petróleo y la guerra en Yemen están abriendo un agujero en el presupuesto del Estado lo que ha obligado a recortar gasto público, reducciones salariales y derechos de los trabajadores públicos junto a un incremento en las tasas, impuestos y multas, señala el diario estadounidense.

El gobierno ha limitado de manera abrupta los proyectos de obra pública y ha obligado a despedir trabajadores. Este año, trabajadores extranjeros han prendido fuego a autobuses pidiendo que se les pagaran salarios atrasados. El incremento súbito en la factura del agua llevó a una protesta de tal magnitud en redes sociales que el ministro de Electricidad y Agua fue despedido después de pedir a los consumidores que excavaran sus propios pozos si no estaban contentos con los precios.

Además, los grandes subsidios al petróleo, agua y electricidad que favorecen que se consuma más de lo necesario están disminuyendo. Para Almarai, una de las marcas más importantes de Medio Oriente, eso significará 133 millones de dólares menos en gasto público este año. Almarai, en concreto, es una de esas empresas que no dependen directamente del petróleo pero sí de la energía barata que les proporciona el Estado.

PLANES PARA TRIPLICAR LOS INGRESOS NO DERIVADOS DEL PETRÓLEO

El gobierno ha hecho públicos planes para triplicar los ingresos no derivados del petróleo para 2020, incluyendo medidas como incrementar las tasas de visados, multas para el tráfico y un impuesto sobre las bebidas azucaradas. También han aprovechado cualquier oportunidad para disminuir los costes. Después de rebajar el sueldo de los ministros, congelar las contrataciones y limitar los bonos y las horas extras en el sector público, el gobierno anunció a principios de octubre que los trabajadores cobrarán de acuerdo con el calendario occidental, como en Estados Unidos y Europa en vez de seguir el calendario musulmán, lo que añade un día sin cobro al mes.

Menos gasto público por parte de las empresas y consumidores cada vez más atenazados significa menos crecimiento y menos empleo. El único modo de crear empleo en este contexto es quitarse de encima a los trabajadores extranjeros y sustituirlos con locales. Esa política, la "saudización" ha tratado de lanzarse cada año desde principios de la década de los ochenta y siempre ha fracasado. El número de extranjeros ha pasado de 1 millón a 10 millones.

Ahora, el gobierno pone más presión en las empresas. Los empleados extranjeros son más baratos, pero el gobierno pone multas y se niega a renovar visas para esos trabajadores si las listas de empleados de una determinada empresa no llegan a un número mínimo de sauditas. Los objetivos del régimen para el incremento del

empleo llegan a 450.000 puestos de trabajo nuevos en el sector de privado de aquí a 2020.

EL BIENESTAR ASEGURADO SE HA ESFUMADO

Lo que sin duda es evidente es que los cambios que introduce el plan del príncipe hace que muchos ciudadanos, que han disfrutado durante años de un estilo de vida fastuoso subvencionado por el Estado, vean con preocupación los cambios. "Si eres saudita, creces con la expectativa de un bienestar financiero que se ha esfumado", dijo Adel Ahamaizia, vicepresidente del Oxford Gulf and Arabian Peninsula Studies Forum. "Es probable que la situación se ponga más complicada para el gobierno en lo que respecta a la gestión de la frustración por parte de la gente".

Para entender hasta qué punto en Arabia Saudí depende todo del petróleo se explica que para gestionar la producción de leche en medio del desierto hacen falta 180.000 vacas de raza Holstein y establos perfectamente refrigerados con la última tecnología, bombas que extraen agua del subsuelo y comida que se importa directamente desde Argentina. El transporte de los productos por la península arábiga exige 9.000 vehículos.