Actualizado 30/03/2017 00:21

Hillary vuelve a ganar del debate contra Trump, quien se niega a decir si aceptará el resultado electoral

MADRID, 20 Oct. (OTR/PRESS) -

Quedan menos de tres semanas para las elecciones en EEUU. El 8 de noviembre se decidirá quién presidirá la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. Las encuestas avanzan una victoria de la candidata demócrata Hillary Clinton, frente al republicano Donald Trump. Sin embargo, en política se pueden perder las elecciones en un día y faltan muchos todavía. Ambos candidatos siguen corriendo riesgos tanto para ganar como para perder votos en esta recta final de campaña.

El último debate televisado para la presidencia de EEUU se celebró en la noche del miércoles en Las Vegas con una nueva victoria para la candidata demócrata, según las encuestas ya publicadas.

No obstante, este encuentro ha tenido más contenido y más propuestas políticas de los presidenciables, quienes se han centrado más en asuntos que interesan a los americanos que en ataques personales entre ambos. Las acusaciones mutuas no se han evitado, pero se ha hablado más de temas políticos y no tanto de la enemistad manifiesta entre ambos. En este encuentro previo a las elecciones del 8 de noviembre se han abordado cuestiones como la posesión de armas, la inmigración, el yihadismo e Irak.

El ambiente era gélido, a pesar de celebrarse en Las Vegas. Donald Trump y Clinton se negaron el saludo antes y después del debate. Nunca antes se había visto y evidenciado tan públicamente una distancia entre los dos aspirantes a ocupar la Casa Blanca.

Este tercer debate público ha estado marcado por la negativa de Trump a la hora de aclarar si aceptará el resultado de las elecciones. "Ya lo veré cuando llegue el momento", dijo el magnate, quien en los últimos días se ha dedicado a sembrar las sospechas de fraude electoral; algo considerado como muy grave e impensable por responsables republicanos, organizaciones de derechos civiles y por gran parte de la sociedad estadounidense que consideran tales afirmaciones como un 'ataque' a la libertad y a la propia democracia.

"Voy a mantener el suspenso". Esas fueron sus palabras sobre si aceptará los resultados del 8 de noviembre. Para Hillary, lo que Trump está haciendo con tales sospechas es "denigrar" la democracia estadounidense. "Me siento aterrada de que alguien nominado por uno de los grandes partidos (a la Casa Blanca) tome esta posición", dijo la candidata demócrata durante el encuentro.

Clinton se mantuvo fría, incluso cuando Trump se refirió a ella como "una mujer desagradable". Hillary entró en el debate muy por delante en las encuestas respecto a su oponente republicano pero, en esta ocasión, el magnate hizo un trabajo bastante mejor que en los anteriores encuentros. Martilleó con su mensaje de que el voto a Clinton es un voto status quo en referencia a que ella lleva 30 años en política "haciendo lo mismo" y que no va a cambiar. Descendió al terreno de las ideas y de la política y no tanto al enfrentamiento personal y a la incontinencia verbal que le caracteriza.

Trump también fue capaz de controlar mejor sus emociones cuando ella le llamó "títere" en manos del presidente ruso. Ambos evitaron cometer errores graves y no hablaron tanto de cuestiones personales, como las actitudes de Trump hacia las mujeres, los correos inapropiados filtrados de Hillary o los impagos de impuestos del magnate.

En esta ocasión, Hillary se vio obligada a hablar de temas políticos y esta vez el moderador, Chris Wallace, desafió a ambos contrincantes con preguntas comprometidas como el tema de la Fundación Clinton. Hillary se mostró a la defensiva no sólo en ese asunto, sino también en política exterior, algo que hizo sumar algún punto a su oponente.

Según los analistas, el republicano abandonó en esta ocasión el circo que le rodea para bajar al debate más político y explicó su política exterior de manera más detallada y concreta. En el último debate presidencial, ambos han abordado la cuestión sobre la posesión de armas y Trump ha criticado que, en caso de ganar Clinton, la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense "será una réplica muy, muy pequeña de lo que se tiene ahora".

También ha habido espacio en el encuentro para hablar sobre inmigración, uno de los temas que le han valido serias críticas al republicano.

En este contexto, Clinton ha reconocido que los delincuentes violentos sí deben ser deportados del país, pero ha aprovechado la situación para traer a colación la reunión entre Trump y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, burlándose de su actuación.

La exsecretaria de Estado ha asegurado que Trump se quedó mudo en el encuentro, después de haber defendido a capa y espada su propuesta de levantar un muro entre Estados Unidos y México.

Pocos minutos después de finalizar el debate, la cadena de televisión CNN ya anunciaba que Clinton era la ganadora del encuentro. Según sus sondeos, que apuntaban un 52% a favor de Clinton frente al 39% que daban vencedor a Trump.

Este último encuentro entre ambos se ha celebrado en un momento en el que las encuestas vaticinan una victoria para Clinton cuando el candidato republicano se ha visto envuelto en polémicas constantes por su incontinencia verbal y sus declaraciones sexistas o xenófobas. Por si esto fuera poco, Trump se ha atrevido a acusar a los medios de comunicación de favorecer a Clinton y dejar en el aire sus sospechas sobre un posible fraude electoral, sin ninguna prueba que apoye sus declaraciones.

El encuentro comenzó con un tono crispado pero más calmado que los dos anteriores. Los insultos entre ambos fueron surgiendo a medida que avanzaban los minutos. Hillary Clinton calificó a Trump como una "marioneta" en manos del presidente ruso, Vladimir Putin, quien para el excéntrico millonario sería mejor opción como presidente del país que Obama o Clinton.

Trump aparece como perdedor en casi todos los Estados pero aún quedan tres semanas para las elecciones y en política son una eternidad teniendo en cuenta que el republicano tiene un público muy fiel y que Hillary Clinton no es la candidata más popular en la historia de los demócratas.

No obstante, arremeter contra los medios de comunicación y la libertad de prensa, así como afirmar -sin evidencias- que la campaña está amañada en su contra no ha favorecido a Trump, quien ya venía 'tocado' después de protagonizar calificativos machistas, xenófobos e incluso de no pagar impuestos durante 18 años.

Según sus detractores, Trump parece que está ahora preocupado en buscar chivos expiatorios para explicar su posible derrota y el incendio que se avecina en las filas republicanas si los resultados son tan demoledores como lo fueron en los casos de Mitt Rommey o Michael Dukakis, que perdieron de forma demoledora.