Publicado 25/05/2018 08:00

El Abanico.- Los bomberos de Madrid dicen ¡Basta ya!

MADRID, (OTR/PRESS)

Los bomberos, en este caso los de Madrid, porque son a los que conozco, son en muchas ocasiones nuestros ángeles de la guarda, los que acuden siempre que se les necesita, a liberarnos de un fuego, del derrumbe de un edificio como el que se ha venido abajo en el centro de la capital, y en el que llevan más de 48 horas trabajando sin descanso, removiendo escombros, intentando encontrar por todos los medios a su alcance a los dos trabajadores que han quedado sepultados, y a los que se niegan a dar por muertos, convencidos como están de que su trabajo es ese, salvar vidas, allí donde puedan estar en peligro. No hay que olvidar que ellos son los primeros que acudieron a la estación de Atocha, para atender a los heridos del 11 M, el mayor atentado de la historia de nuestro país, y a tantos y tantos otros lugares donde se trasladan cada día a cumplir misiones muchas veces imposibles, traumáticas.

De ahí que sorprenda la escasez de material sanitario con el que trabajan, según me cuentan por una decisión puramente política. Una mala decisión política, agregaría yo, desde el momento en que algún político o concejal con mando en plaza del ayuntamiento de Madrid, decidió que no era necesario para que llevaran a cabo su trabajo que dispusieran de un collarín, un DESA (desfibrilador), o el material necesario para inmovilizar o atender a todas aquellas personas que habiendo sufrido un accidente corren el peligro de morir, si no se les atiende con celeridad y debidamente.

La intención de los bomberos madrileños es que los ciudadanos conozcan de primera mano cuáles son sus necesidades, las herramientas que no tienen siendo tan importantes para su trabajo. Una reclamación justa que hasta el momento no ha tenido respuesta por parte de quienes deberían velar no solo por la seguridad en el trabajo de estos hombres y mujeres (también hay mujeres bomberas aunque no muchas), que trabajan día y noche para que el resto podamos dormir tranquilos.

Como ejemplo de lo que pudo ocurrir y no ocurrió, me comentan el accidente que sufrió hace un mes aproximadamente un bebé de 12 meses, que mientras gateaba metió los deditos en un enchufe de la vivienda de sus padres. El niño quedó inconsciente, y la dotación de bomberos que llegó al lugar del siniestro, alertados por la madre del pequeño, comprobaron la gravedad de la situación del pequeño, que pudo solucionarse gracias a que los del SAMUR sí llevaban el material necesario para evitar que el niño muriera allí mismo.

Situaciones que no pueden volver a darse en una ciudad moderna como Madrid. Hay un decreto firmado por el Ayuntamiento y una representación de los bomberos en el que se dice que los bomberos de Madrid tienen la obligación de llevar el material conforme a la norma, además de ser obligatoria su formación, que llevan dos años sin recibir, con lo que eso supone para que puedan cumplir con su trabajo al 100 por 100.

En estas condiciones no es extraño que los bomberos digan ¡basta ya! Basta de escatimar medios que pueden salvar vidas, que salvan vidas, en una ciudad de casi cuatro millones de habitantes. Basta de que el concejal de turno miré para otro lado, mientras son otros los que se juegan la vida por salvar la de sus conciudadanos. De manera que bien haría Manuela Carmena en ordenar que se cumpla lo firmado, por el bien de todos, y para que su imagen no se deteriore por asuntos que lo único que demuestran es la ignorancia de quienes están al frente de departamentos tan importantes como es el de la seguridad.

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