El decano de Montes advierte de que las lluvias hasta ahora no son garantía suficiente para un buen año en incendios

El decano de los Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, nuevo miembro de PEFC
COLEGIO DE INGENIEROS DE MONTES
Actualizado: lunes, 20 febrero 2017 13:46

   Reclama mejorar los planes de prevención a largo plazo y fomentar el uso de la biomasa como energía renovable

   MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

   El decano del Colegio de Ingeniero de Montes, Eduardo Rojas-Briales, ha advertido de que "no hay garantías" para que este sea un buen año en materia de incendios forestales a pesar de las abundantes lluvias de este año en la vertiente mediterránea y de que se está solucionando la sequía en el noroeste, porque "nada asegura el segundo semestre", es decir la época de mayor riesgo e incidencia del fuego.

Sin embargo, ve que de momento, el primer semestre de 2017 "pinta bien" si se mantiene "esta racha de lluvias" en la vertiente mediterránea y sigue lloviendo en la atlántica. "Si no hay una parada de lluvias, de aquí a junio pinta muy bien, salvo por los incendios de enero en el Cantábrico, pero tiene que seguir lloviendo y, en todo caso, eso no asegura el segundo semestre de ninguna manera", ha manifestado.

   El decano ha subrayado que aún se mantiene la falta de lluvias en la vertiente atlántica, aunque en las últimas tres o cuatro semanas se ha corregido pero "no como para echar las campanas al vuelo", por lo que cree que este puede ser un "muy buen año" porque con estas lluvias se mantendrá mayor humedad en la hierba, el suelo y la vegetación.

   Rojas-Briales ha señalado en una entrevista que el problema del monte no es el volumen de hierba, sino que la vegetación que está lista para arder no es anual, sino plurianual, es decir que no son hierba, sino ramas o árboles. Además, ha culpabilizado a la falta de gestión del monte y de políticas de prevención y de gestión del monte que pueden evitar los incendios y no solo aplicar la "solución de urgencia" que es la extinción.

   El decano ha comentado los datos de incendios de 2016, cuando se quemaron 65.246 hectáreas en 8.810 siniestros, de los que 22 fueron grandes fuegos de más de 500 hectáreas.

   A su juicio, el factor climático en los incendios forestales es "fundamental", ya que hay dos épocas de incendios en España: la de verano, en la zona mediterránea, a la que se une la Galicia más seca, y los inviernos de final de invierno en la cornisa cantábrica. En 2016, ha recordado que no hubo incendios en el norte, porque se adelantaron a diciembre de 2015, y el primer semestre fue muy húmedo en toda España salvo en Canarias y en el sudeste. Por eso, los fuegos fueron críticos en el sureste y Canarias hasta agosto y, después en Galicia.

   Respecto a los grandes incendios forestales, los que superan las 500 hectáreas, ha valorado la dificultad de alcanzar esa superficie afectada en zonas como Galicia o el Cantábrico, no así en el resto de España. Sin embargo, es en el noroeste donde se produce tres cuartas partes de los incendios de todo el país.

   Mientras, en el resto, "como no se extingan" en el primer día "se escapan" y pueden llegar a gran incendio, de hasta 20.000 o 30.000 hectáreas. "Eso en Galicia no lo conocen, porque hay mucho incendios pero más pequeños", ha comentado.

ESFUERZO GALLEGO

   Para Rojas, quien ocupó la Subdirección General del Departamento Forestal de la FAO el número de incendios está "estancado" después de que Galicia haya bajado de 12.000 a 4.000 los fuegos en los últimos 25 años, gracias a una actuación muy importante y al final de una generación de ganaderos acostumbrados a usar el fuego. Así, ve que en el resto de España el número de incendios es "muy normal" al número de personas e infraestructuras, de modo que está bajando y aconseja no obsesionarse con la causa de los incendios.

   "España es muy diversa y un 20 por ciento del territorio concentra las tres cuartas partes de incendios, como en Galicia, que trabajado mucho porque el tema estaba desbocado", ha destacado.

   En cuanto a la política forestal, el decano de los ingenieros de Montes ha manifestado que el operativo de extinción en España es "muy eficaz" ya que se actúa de una manera "muy rápida e inmediata", pero los expertos coinciden en la "paradoja" de la extinción, por la que se puede lograr controlar el 99 por ciento de los incendios, que antes eran relativamente grandes y ahora son pequeños, de menos de una hectárea o pocas hectáreas. Sin embargo "ese 1 por ciento" restante que se escapa es, en su opinión, "cada vez peor".

   Entre las medidas para evitar estos grandes incendios, que el año pasado fueron 22, recomienda reducir la carga y la continuidad horizontal y vertical del combustible mediante una política basada en la prevención a través de tratamientos selvícolas, podas, clareos y tendiendo a bosques con árboles más grandes, más separados, más resistentes al fuego, al cambio climático y que consuman menos agua para, conseguir que el fuego pueda pasar por debajo y que no solo sea posible atacarlo desde arriba.

PREVENCIÓN

   Del mismo modo, además de reducir la "carga" de los bosques, reclama mejores infraestructuras, como pistas forestales, cortafuegos o generando compartimentaciones o, por ejemplo, con viñedos, que es un buen cortafuegos en verano, cuando está verde. Es decir "es preciso tener puntos de anclaje para actuar desde el terreno y no solo desde el aire, que es carísimo y no se puede extinguir durante la noche".

   En definitiva, insiste en que la disrupción vertical y horizontal de la vegetación es necesaria igual que evitar la interfaz urbano forestal, que es un "problema" en la actualidad porque hay urbanizaciones y construcciones en el monte o pegadas al monte, lo que sumado al abandono agrícola y forestal hace que estas zonas se embosquen y en la mayor parte de los casos sin planes de gestión o de autoprotección, lo que aumenta el riesgo de incendios forestales.

   Otra de las cuestiones que favorecería la lucha contra los incendios y que al tiempo favorecería la bioeconomía, el desarrollo rural sostenible y la lucha contra el cambio climático es la biomasa, que es "la mayor energía renovable" que "no se tiene en cuenta" lo suficiente, a pesar de que España está entre los primeros cinco países forestales de Europa.

   De hecho, ha lamentado que España haya gastado grandes recursos en energías renovables cuando la primer fuente renovable es la biomasa y se quedó fuera a pesar de que este es el primer país en extensión de terrenos forestales.

   "Somos un país forestal pero como sociedad no somos conscientes. España, entre los años 60 y 70, en aproximadamente quince años pasó de ser un país plenamente rural a un país súper urbano y que ha perdido sus raíces rurales. España vive como si fuera un país de grandes metrópolis y la costa pero tiene un enorme territorio que se ha quedado vacío", ha valorado.

   Precisamente, España, donde el 55 por ciento del terreno es forestal en el 80 por ciento del territorio con bajísima población, por eso, este sector es menos denso y menos productivo que en otros países. En todo caso, ha sacado pecho por el sector, que genera el 1,7 por ciento del PIB, frente, por ejemplo, al 1 por ciento del PIB del sector pesquero. "No hay que despreciar nunca a sectores que puedan parecer pequeños. Ese 1% del PIB vertebra el 80% del territorio, aunque no es un sector que pueda hacer un chantaje como los controladores aéreos", ha recordado.

   En definitiva, ha lamentado el abandono político y económico que padece el sector forestal para el que "no hay recursos para la prevención" y solamente se adopta la solución del sistema de urgencias.

   Finalmente, ha reclamado mayor inversión en prevención que, en su opinión sería "más lógico", así como fomentar el uso de la biomasa o desarrollar los principios y objetivos de la Ley de Montes.

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