¿Cómo afectan las tecnologías al cerebro de los niños y jóvenes?

Hiperestimulación
EUROPA PRESS
Actualizado: sábado, 29 abril 2017 19:33

MADRID, 29 Abr. (EDIZIONES - Marian Rojas Estapé, Psiquiatra)

"Somos la generación multitarea. Yo puedo estar con el ordenador y tener abierto youtube, instagram, mi correo, haciendo un trabajo en el ordenador y contestando un whatsapp en el movil. En cambio mi padre solo puede tener una página abierta a la vez cuando está delante del ordenador", me comentaba una paciente de 15 años el otro día en consulta.

¿Es realmente eficiente la multitarea? ¿Afectan las redes sociales y las "nuevas" tecnologías al cerebro de los jóvenes?

"Aprender con la tecnología y las pantallas hace a los niños más inteligentes". Este es uno de los mitos que circulan en estos tiempos en la educación. Analicemos con detalle. En el 2010 se introdujeron los smartphones en nuestra vida. ¿Alguno considera que ha mejorado en inteligencia en estos últimos años? ¿Hemos ganado más capacidad de concentración? ¿Más paciencia, más voluntad, más constancia?

La respuesta es NO. Los niveles de estrés en los adultos se encuentran disparados a niveles desconocidos. Aproximadamente un 10% de los menores se encuentra medicado, teniendo en cuenta que las cifras hablan de un 4% de niños y adolescentes diagnosticados de TDAH.

Crecer entre tecnología no nos hace más inteligentes. Es cierto que ha facilitado un sinfín de actividades pero sobre todo hemos desarrollado una característica en la mente con gran habilidad: la multitarea.

¿Qué sucede exactamente en el cerebro cuando tenemos varias páginas abiertas en la pantalla del ordenador? ¿Estamos realmente haciendo varias cosas a la vez? ¿Cómo procesa el cerebro la información?

La neurociencia aporta un concepto importante: la denominada "alternancia continuada de la atención". Esto significa que el cerebro dedica unos minutos o segundos a realizar una tarea, luego a otra y después a otra. El cerebro no puede efectuar dos acciones al mismo tiempo si involucran la misma área cerebral. Si nos encontramos escuchando la letra de una canción en inglés a la vez que leemos un libro, no realizamos ninguna de las dos tareas al 100%. Se produce una alternancia en el foco de atención debido a que toca la misma zona cerebral.

La realidad es que cuando realizamos la función multitarea, el cerebro es capaz de captar de forma superficial mucha información pero no es capaz de retenerla. Clifford Nass, sociólogo de Stanford, fue uno de los pioneros en estudiar la relación entre el déficit de atención y la multitarea. A pesar de lo que se pueda pensar, las personas hacen varias cosas a la vez (hablar por teléfono, contestar el correo*) son menos eficientes. Es cierto que son capaces de cambiar de foco de atención más ágilmente, pero los estudios afirman que conlleva un bloqueo de la memoria de trabajo. Si esto se generaliza, acabaremos viviendo en una sociedad superficialmente informada y carente de formación.

Los investigadores de la Universidad de Saarland (Alemania) B. Eppinger, J. Kray, B. Mock y A. Mecklinger, han publicado interesante estudios sobre el tema. Cuando la mente alterna varias tareas, los circuitos cerebrales realizan una pausa entre una y otra, consumiendo más tiempo y generando menos eficacia en el procesamiento de las tareas. Estamos hablando de una reducción de hasta un 50%.

El Siglo De La Hiperestimulación y de la Dispersión

El siglo XXI es el siglo de la hiperestimulación; gracias (o pese) a las "nuevas" tecnologías el cerebro se ve expuesto y obligado a procesar cantidades ingentes de datos que llegan a nuestros sentidos, fundamentalmente la vista, que llegan en oleadas o de forma simultánea.

Esta hiperestimulación tiene graves consecuencias, los niños y jóvenes de hoy en día acostumbrados a este bombardeo, precisan estímulos cada vez más fuertes e intensos para motivarse. Esto merma su curiosidad, asombro y ganas de querer aprender algo que vaya más allá del mundo digital. Se encuentran desmotivados y su creatividad e imaginación completamente anulada. No solo eso, desde la infancia, se les acostumbra a un ritmo de vida y a una intensidad que dificulta la serenidad y el disfrute del silencio. Se puede afirmar que los hijos saltan constantemente de un estimulo a otro.

Nos encontramos en la era de la dispersión. Nos cuesta enormemente pasar más de media hora leyendo un libro o trabajando en un documento sin comprobar nuestro teléfono o correo. Si eso sucede en el cerebro de los adultos, que fue educado sin apenas tecnología, ¿qué experimento estamos haciendo con los niños y los jóvenes? ¿Quién puede afirmar científicamente, sin riesgo a equivocarse, que todo eso no conllevará problemas en la edad adulta?

Uno de los grandes retos en la educación es enseñar a los niños a prestar atención, a ser capaces de fijar la mente y concentrarse en un asunto concreto. Así mejorará su memoria de trabajo, clave en el almacenamiento temporal de información y la manipulación de los datos.

No olvidemos que el éxito en la vida lo logran las personas que son capaces de concentrarse y enfocarse en lo que realmente desean, siendo capaces de perseverar en el propósito. La atención del cerebro se desarrolla en la corteza prefrontal. Esta zona se encarga de la voluntad, autocontrol y planificación de una tarea. Hay que desarrollar esta zona del cerebro en los niños desde pequeños. Es una de las zonas más importantes de la mente.

Veamos cómo se desarrolla la corteza prefrontal desde el nacimiento. Un bebé comienza a prestar atención cuando ve luz; a los meses de vida su atención se focaliza donde encuentra luz, movimiento y sonido. El gran reto de la educación consiste en conseguir que los niños presten atención a "cosas" no móviles ni luminosas (papel, comida, escritura, lectura, deberes*). Se trata de encauzar su voluntad y atención para que sean capaces de concentrar su atención de forma voluntaria. Si en ese instante de su vida regalamos a los niños iPads, teléfonos o tablets, la atención del niño vuelve a luz- movimiento-sonido. No es un avance en su corteza prefrontal, sino un retroceso claro, ya que el niño se motiva y responde como cuando era bebé. La única diferencia es que los sonidos son más intensos y las luces y movimientos cambian a una velocidad más vertiginosa.

¿Que precisa el cerebro y la mente de los jóvenes?

Necesita aprender a focalizar su atención, a desarrollar de manera sana la zona frontal del cerebro, responsable de la voluntad y del autocontrol. Una exposición excesiva a la pantalla inhibe el correcto funcionamiento con un claro déficit en la atención y en la concentración. Hoy en día, existe una gran corriente sobre la importancia de la meditación, en particular, el mindfulness (atención plena). Enseñamos a los jóvenes a no concentrarse y de adultos luchamos por recuperar la capacidad de autocontrol de nuestra mente y atención. Realmente hay algo que no estamos haciendo bien.

La hiperconectividad se encuentra íntimamente relacionada con la hiperactividad. El famoso TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) guarda un estrecho vínculo con ello. Los jóvenes diagnosticados de TDAH poseen grandes dificultades en la concentración y atención y baja tolerancia ante la frustración. El uso prolongado de las tecnologías produce alternativas gratificantes, fáciles y atractivas, pero dificulta el ser capaces de prestar atención a estímulos no digitales.

Educar offline. Si, sobre todo a nivel emocional y social. "La comunicación cara a cara es el mejor modo de aprender a leer las emociones del otro" apuntaba Nass. No olvidemos que la tan conocida inteligencia emocional es una de las claves del éxito en la vida. La pantalla es la peor educadora para lograrla. Aísla y encapsula al niño de todo lo que le rodea. Frena la capacidad de entender las emociones, de conectar con las personas, con sus emociones y anula la capacidad de expresar lo que uno siente mirando a los ojos y no al teclado o a la pantalla. Los jóvenes de hoy en día no saben expresar sus emociones mirando a los ojos de la persona que tienen enfrente. Eduquemos a los niños para que sean capaces de paladear la vida, las emociones y las relaciones personales de tú a tú, mirando a los ojos de la persona que tienen enfrente.

Los jóvenes de hoy conectan más fácilmente con una pantalla, una red social o un videojuego que con la naturaleza, las personas y la realidad. No se trata de negar la tecnología, ni negar el avance digital, sino de saber introducirla de forma sensata y escalonada en la vida de los niños y adolescentes, enseñándoles a ellos mismos a controlar el acceso a las aplicaciones y a los contenidos. No hagamos de la tecnología, un magnífico instrumento, el fin último de la vida de nuestros hijos. Como dice Cathérine L'Ecuyer en su último libro: "la mejor preparación para el mundo online es el mundo offline"

Decidamos realmente educar para conectar primero con la realidad de las cosas, las emociones de las personas y la naturaleza. Hecho esto, estaremos preparados para adentrarnos paso a paso, en el mundo digital.