Ayuda a la Iglesia Necesitada denuncia que cada año 25.000 etíopes que buscan trabajo fuera del país son explotados

Actualizado: sábado, 12 enero 2013 13:13

MADRID, 12 Ene. (EUROPA PRESS) -

Ayuda a la Iglesia Necesitada ha denunciado la situación de 25.000 jóvenes, hombres y mujeres, que cada año abandonan Etiopía con el objetivo de encontrar trabajo en el extranjero y ayudar a sus familias y son "explotados, abusan sexualmente de ellos y les niegan su salario".

Con motivo de la celebración este domingo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, AIN cuenta la historia de Emanuel, un muchacho que a los 13 años, con la bendición de sus padres y 90 euros en el bolsillo, abandonó su pueblo natal del norte de Etiopía para buscar trabajo en Yemen o en Arabia Saudí.

Emanuel pagó a un intermediario prácticamente todo su dinero para que le llevara más allá de la frontera, a Somalia. Desde allí tenía previsto llegar a Yemen, donde le habían prometido un puesto de trabajo en una gran empresa de la construcción. En lugar de ello, según relata AIN, le esperaba "una odisea por Etiopía, en la que Emanuel sufrió constantemente hambre".

Cuando por fin llegó a la ciudad portuaria somalí de Bossaso, le obligaron a subirse a una barca de pescadores y ella pagó el pasaje con el dinero que le había quedado. La barca ofrecía espacio, en condiciones normales, para un máximo de 50 personas; sin embargo, los traficantes de seres humanos hacinaron allí a 250.

Disponían de tan poco espacio que no podían estirar las piernas ni apenas respirar, según precisa AIN, que señala que, cuando el barco llegó a Yemen, tres días más tarde, muchos de los emigrantes ilegales no estaban ya con vida pues los traficantes les ordenaron saltar al agua varios kilómetros antes de alcanzar la costa, para no tener problemas con la policía.

Emanuel consiguió llegar a Yemen, pero allí nadie le esperaba en la costa para llevarle a su nuevo patrono. Estaba completamente solo y llevaba tres días sin comer nada. Siguió a un grupo de emigrantes etíopes a la ciudad y después de pasar algunos días en la calle, le contrató un granjero yemení.

En su granja, el muchacho hacía los trabajos más duros, muchas veces durante más de 15 horas al día, pero nunca vio su salario. Después de cinco meses consiguió escapar y, tras varias semanas, le detuvo la policía y le devolvió a Etiopía, solo con lo que llevaba puesto.

El muchacho no quiere volver con su familia, por la vergüenza que le causa el supuesto fracaso. "¿Qué diría mi padre? ¿Qué diría la gente en mi pueblo si vuelvo con las manos vacías? Mi padre vendió las pocas cabras que tenía y sus pertenencias, para pagar al intermediario. Ahora, mi familia no tiene nada; todos esperan que envíe dinero a casa. ¿Cómo podría volver así?", dice. En vez de ello quiere buscar trabajo en Dire Dawa o en Jijiga, en la región fronteriza con Somalia. "Cuando haya ahorrado suficiente, enviaré dinero a mi familia y volveré a intentar de nuevo ir a Yemen", resume.

El Secretario General de la Conferencia Episcopal católica de Etiopía, Hagos Hayish, conoce muchas historias como esta. "Es para llorar", señala, al tiempo que añade que incluso conoce casos de mujeres que han vuelto a su lugar natal con las manos cortadas porque sus patronos de Arabia Saudí les acusaron de hurto.

La Iglesia católica en Etiopía intenta informar a los jóvenes sobre los peligros de la emigración y, sobre todo, de la trata de seres humanos, para que no se dejen atraer por falsas promesas. Además, la Iglesia se ocupa de las víctimas de la trata de seres humanos, al igual que de los numerosos refugiados que llegan a Etiopía, procedentes de países vecinos como Somalia y Sudán del Sur. La Fundación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada apoya varios proyectos que la Iglesia católica ha iniciado en Etiopía en favor de emigrantes y refugiados, así como numerosos proyectos para refugiados en todo el mundo.