Iñaki Arteta: "La respuesta contra ETA no ha sido suficientemente contundente, hay más de 300 asesinatos sin resolver"

El director Iñaki Arteta.
El director Iñaki Arteta. - CEDIDA
Actualizado: lunes, 21 noviembre 2016 13:19

MADRID, 21 Nov. (EDIZIONES) -

El jueves 24 de noviembre, el cine del Palacio de la Prensa de Madrid acoge, a las 20:00 horas, el preestreno de la última película documental del director bilbaíno Iñaki Arteta, 'Contra la impunidad'.

En esta pieza, la reivindicación de la justicia a través de los testimonios de víctimas e investigadores del terrorismo de ETA cobra el protagonismo. Se trata de un trabajo que mantiene el espíritu y la temática de las anteriores obras de Arteta, '1980', 'Trece entre mil' o 'El infierno vasco'.

Pregunta: ¿Cuál es el origen de 'Contra la impunidad'?

Respuesta: Fue conocer la noticia de que había más de 300 casos sin resolver, a través de unas informaciones que aparecieron en el libro del periodista Juanfer Calderín, 'Agujeros del sistema'. Nos pareció que era un punto de partida interesante, ya que estábamos con la idea de continuar contando historias relacionadas con el terrorismo, el País Vasco y las víctimas, siguiendo la saga que habíamos hecho anteriormente.

Además, nos pareció muy revelador de muchas cosas. En primer lugar, del desconocimiento social que hay respecto a la justicia que se impartía a las víctimas, así como de la impunidad de la que han gozado muchísimos terroristas. Y también, situado en el tiempo, en este momento en que ETA no actúa de manera violenta nos parecía oportuno indagar sobre esta cuestión.

P: ¿Qué se persigue con este documental?

R: Creo que lo comparte con las películas anteriores. Se trata de dejar una huella rigurosa sobre las consecuencias que ha tenido el terrorismo en nuestro país, de indagar sobre aquellas cuestiones que también nos han suscitado preguntas a nosotros mismos. El objetivo es exponer algo que es importante no solo para las víctimas, sino para la propia sociedad, y es que la respuesta contra un terrorismo que ha ocupado casi 59 años de nuestra historia no ha sido lo suficientemente contundente e incluso ha consistido en una dejación de los poderes del Estado y de la propia sociedad frente a las víctimas. Es una nueva llamada de atención a la sociedad para que se dé cuenta de lo que se ha hecho mal o se podía haber hecho mejor respecto a la justicia con ellas.

P: ¿Por qué cree que ha habido esta impunidad?

R: A lo largo de la película recorremos todas aquellas cuestiones que, en su conjunto, han tenido que ver con ese mal funcionamiento de la Justicia, y ha habido muchas. Se habla de la amnistía y de los procesos negociadores que ha habido cada casi tres años desde cualquier Gobierno que, de alguna manera, han infundido esperanzas a los terroristas. También se habla de que en los años ochenta y noventa, las condiciones técnicas para poder investigar la avalancha de atentados terroristas eran muy precarias. A todo eso se suman las malas investigaciones que ha habido en muchos casos o las decisiones judiciales, que a veces han rayado lo increíble. En su conjunto todo ha generado esa bolsa tremenda de casos y asesinatos que han quedado sin resolver.

Es decir, no hay una sola razón, hay muchas razones históricas, de dejadez, o relacionadas con una cierta condescendencia histórica en nuestro país con las causas que provocan el terrorismo de tipo nacionalista o independentista, que ha sido mejor comprendido que las de otros grupos terroristas como el GRAPO o el FRAP. Esto ha formado un estado de las cosas que ha sido desfavorecedor para las víctimas.

P: ¿Cómo piensa que se haría justicia en nuestros tiempos?

R: Como recogemos en la película, es imposible en muchos casos porque ya han prescrito hace mucho tiempo o se han perdido los expedientes y no hay manera de investigar una cosa de hace treinta años. Creo que se puede hacer una justicia por lo menos moral: sería una acción importante por parte del Estado que pusiera todos los medios para investigar todo lo que sea posible a día de hoy y que la sociedad viera que al Estado le interesa aún, aunque eso no implicara condenas penales.

Creo que no se puede cerrar el episodio del terrorismo mientras muchos tengamos la sensación de que hay impunidad y que ha habido terroristas que, por una razón o por otra, no han pagado lo que hicieron. Por otra parte, continúa esa reivindicación de las víctimas, que creo que no se puede dejar así; creo que el Estado tiene que tener la voluntad de no solo poner medallas o plazas a las víctimas o darles una compensación económica, sino darles una reparación moral. Que se vea que, efectivamente, el Estado proteja a las víctimas del pasado y que a las que puedan surgir en el futuro por cualquier otra cuestión terrorista también las va a amparar de la manera más eficaz posible.

P: ¿Contribuirán a que se haga justicia los nuevos gobiernos recién formados tanto en España como en el País Vasco?

R: Está por ver, pero no hay indicativos de que estos nuevos gobiernos vayan a cambiar respecto a lo que estamos hablando. Creo que en el gobierno y la sociedad vascas, e incluso en la española en general, hay un interés por pasar página en este episodio: que no cree más problemas y que no suscite más debates incómodos.

Sobre el Gobierno español también me gustaría pensar que sí, pero también habrá que ver si hay voluntad en estos asuntos. Al margen de que la vida política es bastante complicada, la sociedad española está a punto de pasar página en este sentido, de pensar o de tener la sensación de que ya se ha reparado a las víctimas y que con los exterroristas y con ese entramado radical abertzale hay que convivir. Basta con atender a las entrevistas que se hace en cualquier televisión a los exterroristas como personas respetables y honorables para entender que existe la aceptación social de que hay que convivir con eso y que tampoco se merecen más castigo.

P: ¿Cómo valora la presencia en la política parlamentaria vasca o nacional de algunos de estos colectivos tradicionalmente vinculados con ETA?

R: Esta situación tiene que ver con la decisión del Tribunal Constitucional de hace unos años, y no del Tribunal Supremo. Yo creo que esto lo ha convertido en algo ya irreversible, y a mí me parece escandaloso que sin haber pasado la 'prueba del algodón' de renunciar a su pasado y de dejar evidentemente claro que lo que hicieron estaba mal y querrían abrir una nueva etapa democrática, estén en la vida política nacional y sobre todo, en la política local en el País Vasco. Esto es algo que la sociedad también lo ha admitido como normal y que trae unas distorsiones que han enrarecido aún más la vida política en el País Vasco y, en menor medida, en la nacional.

P: Y mientras tanto, ETA no ha entregado las armas. ¿A qué cree que se debe esto?

R: Eso solo lo saben ellos. Creo que la estrategia de ETA con respecto a su final tampoco debe importarnos mucho. Lo que sí es importante es evitar que, como se está viendo estos días, haya una reaparición de la 'kale borroka': se han quemado autobuses, coches, se está amenazando a gente, ha pasado lo de esos guardias civiles... Este odio generado por ese ideario ultranacionalista que defiende a ETA sigue ahí, en una parte de la sociedad vasca, y al no haber sido derrotado no solo ETA, sino todo ese entramado, no se ha logrado perder esa especie de chulería y los más exaltados de ese colectivo social van a dar guerra.

P: ¿Dónde se puede visionar 'Contra la impunidad'?

R: Se estrenará en unas salas de cine en Madrid y procuraremos que haya algo más de difusión en el resto de España. En todo caso, se verá en Televisión Española y TeleMadrid, y también haremos los posible que se vea a través de otro tipo de canales como universidades.

P: Este documental fue posible a través del mecanismo del 'crowdfunding'. ¿Fue efectiva esta fórmula de financiación?

R: Ya nos funcionó muy bien en la anterior película, '1980'. Para 'Contra la impunidad' ha sido menos numerosa la gente que ha contribuido, pero ha sido más cuantiosa, lo suficiente para lograr el apoyo económico popular que necesitábamos.