Misioneros alertan de que se está "perdiendo la batalla" en África y dicen que la ayuda ha llegado "tarde"

MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -

El misionero salesiano y responsable de los países de habla inglesa del África Occidental, Jorge Crisafulli, ha indicado que tienen la sensación de estar "perdiendo la batalla" contra el ébola pues la ayuda internacional ha llegado "demasiado tarde y lentamente" a los países afectados.

Según ha precisado, el último informe que ha recibido de Sierra Leona contabiliza unas 80 infecciones diarias, una cifra que en diez días desbordará las 800 camas libres que hay en los hospitales. Además, los misioneros apuntan que los números de infectados pueden ser "hasta dos o hasta cuatro veces más grandes" que los oficiales.

Crisafulli ha explicado que, cuando no hay sitio para un afectado por el ébola, se le envía de vuelta a su casa y se precinta para que no entre nadie. Esta situación hace que familias enteras, con padres e hijos, mueran contagiados por el virus permaneciendo entre tres y cinco días hasta que el Gobierno recoge los cadáveres, según ha indicado.

Además, ha indicado que, pese a las "promesas" de grandes potencias de "millones de dólares, libras esterlinas y euros" no se puede "probar" que el dinero llegue a los afectados. Por ello, ha reclamado a la comunidad internacional "que haga algo rápido" y "no solo prometa dinero o diga que van a construir hospitales" porque, según ha añadido, lo que hace falta son "médicos, enfermeras, técnicos de laboratorio".

Por el momento, Misiones Salesianas ha enviado 100.000 euros a Liberia y Sierra Leona para comprar comida y material sanitario. Asimismo, se han empleado 40.000 euros para transformar una escuela en un refugio para niños huérfanos por ébola y en campañas de prevención en las que los protagonistas son los propios ciudadanos de estos países que representan obras de teatro por las calles o cantan canciones para sensibilizar.

CIENTOS DE NIÑOS HUÉRFANOS

En cuanto a la escuela transformada en refugio, el misionero ha señalado que se trata de un centro abierto el pasado mes de septiembre en el que ya han acogido a 18 niños y a otros 50 que permanecen en una zona de cuarentena en la que los menores que llegan deben pasar tres semanas para descartar que tienen el virus.

La capacidad del centro es para 120 niños, unas plazas insuficientes, según ha precisado Crisafulli, ya que se calcula que en Sierra Leona hay unos 530 niños que se han quedado huérfanos de padre, madre y hermanos por el ébola y otros 553 que han perdido a uno de sus progenitores. Precisamente, para ofrecer ayuda a los afectados por ébola, los misioneros pusieron en marcha una línea telefónica a la que, según precisan, "ya empiezan a llamar niños diciendo 'estoy solo, tengo hambre'".

Además, en el centro cuentan con una carpa para infectados por si algún niño empieza a experimentar síntomas y donde quieren poner a trabajar a personal que ha superado el ébola. Todas estas medidas las toman porque no se fían de nadie y ya que "un solo error, España tiene experiencia ya, puede ser mortal". También ha indicado que necesitan algún psicólogo que se ofrezca voluntario para ir a trabajar con los pequeños o al menos para ir dos semanas a dar formación a los misioneros.

Los habitantes del territorio donde se encuentra ubicado este centro no saben la finalidad del mismo, es decir, no conocen que se trata de niños que han estado en contacto con el ébola porque los misioneros temen que si se descubre, puedan intentar destruir las instalaciones.

EDUCACIÓN EN EL HOGAR

Los misioneros también están preocupados por la educación de los menores ya que el Gobierno ha cerrado las escuelas. Por ello, para no dejar sin educación a los 10.000 alumnos que tienen los salesianos en sus escuelas de Liberia y Sierra Leona, a partir de enero de 2015 pondrán en marcha un programa de educación en el hogar, de forma que se enviará a los estudiantes el material y los exámenes por medio de estudiantes en bicis y maestros en motos. Asimismo, a largo plazo, han pensado educar a distancia a través de la radio.

En medio de esta situación, según apunta el misionero, hay gente que le pregunta "¿dónde está Dios?" y él lo tiene claro: en la gente que está sufriendo, en la persona infectada, en el estigmatizado. En este sentido, ha contado que ha enviado una carta al Papa Francisco contándole su trabajo y que el Pontífice ha contestado mostrando su agradecimiento y asegurándoles sus oraciones por los niños.

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