MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Miles de peregrinos de todo el mundo que han seguido en la madrileña plaza de Cibeles la misa de apertura de la jornada mundial de la juventud (JMJ), abandonaban el lugar visiblemente cansados pero aún en un ambiente festivo, con la sensación de que ha merecido la pena la espera de muchos de ellos desde las 15.00 horas a pleno sol.
La ceremonia, oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, se inició a las 20.00 horas y terminó sobre las 22.00, pero muchos de los asistentes llevaban desde primera hora de la tarde soportando temperaturas que han superado en la zona los 36 grados.
Sin embargo, "ha merecido la pena", tal y como explicaban a Europa Press Alfredo y Samuel, dos chilenos veinteañeros que han estado desde las 15.00 horas en primera fila bajo una de las pantallas instaladas en el entorno de Cibeles para no perder detalle de la celebración.
Para ambos y para los otros cuatro compatriotas que les han acompañado hasta Madrid, la Eucaristía ha sido "realmente emocionante". "Con el arzobispo, cuando decía que somos la muestra de un Cristo vivo y que somos la semilla de la iglesia, mirabas alrededor y veías tanta gente y las banderas ondeando... Yo me he emocionado mucho", ha dicho Samuel.
La misma "emoción" ha embargado a un joven nigeriano de 31 años que ha viajado desde Abuya. "Yo que vengo de mi pequeño mundo de África, donde muchos creen en Dios, he encontrado esto maravilloso. Todos allí tendrían que sentirlo, ver que en todo el mundo creen en Dios", ha apuntado.
Según ha dicho, con la misa inaugural, primer contacto entre todos los peregrinos que se han desplazado a Madrid, se ha sentido "fortalecido y renovado en la fe" pero, sobre todo, "profundamente agradecido".
Mientras los peregrinos abandonaban la zona con ayuda de los voluntarios, en megafonía recordaban que los accesos al metro por Banco de España, Retiro y Sevilla seguían cortados, igual que el cercanías de Recoletos, por lo que se ha derivado a los asistentes a otras estaciones, como Serrano, Atocha o príncipe de Vergara.
