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GRANADA, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Agricultura y Pesca, ha concedido una ayuda de 921.500 euros a la empresa Miguel García e Hijos S.A. para implantar el primer proyecto de invernadero de excelencia en la costa de Granada y que supondrá una inversión de 2,3 millones de euros.
El invernadero de excelencia se instalará en Motril, en el paraje conocido como Panata, tendrá tres hectáreas y producirá tomates cherry. Consistirá en el desmontaje de la antigua estructura y construcción de una estructura multitunel hermética y la producción de electricidad mediante cogeneración que a través de gas natural generará electricidad de forma limpia y ecológica, según ha explicado el administrador gerente de la explotación agrícola, Jesús García.
En la firma de la resolución de ayudas, la delegada del Gobierno andaluz en Granada, María José Sánchez, ha señalado que estas instalaciones "son un nuevo modelo de invernadero de futuro y un ejemplo a seguir por las demás explotaciones hortícolas, ya que son capaces de obtener productos de mayor calidad, al tiempo que mejoran en eficiencia y sostenibilidad".
Del mismo modo, la delegada provincial de Agricultura, Victoria Romero, ha destacado "la valentía de esta empresa que ha decido aplicar la innovación para avanzar en este sector económico e invertir en este invernadero para llevarlo a la vanguardia de la agricultura andaluza".
Esta nueva tecnología se aplica en los invernaderos de Holanda y desde hace tres años ya se ha puesto en práctica en algunos invernaderos de Almería y Murcia. Esta técnica permite utilizar el calor y el CO2, dióxido de carbono, como fertilizante y regulador del crecimiento de la producción.
De esta forma, se puede regular la producción ateniendo a la demanda de mercado y a los precios para hacer el producto más competitivo. El CO2 ayuda al desarrollo de la planta y la maduración es más rápida y homogénea.
De esta forma, la misma planta puede dar durante nueve meses varias cosechas que incrementan la producción en un 30 por ciento más, según señala Jesús García. Es decir, que los márgenes de producción se intentan compensar con un incremento de productividad para obtener un producto competitivo.
Además, su estructura hermética permite un mayor control de las plagas sobre la producción a la que se le aplica una producción integrada que conlleva un mayor control de los pesticidas.