Javier Sierra aconseja "trabajar como un relojero, igual que Dios" para escribir una buena novela

El escritor Javier Sierra
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 24 marzo 2011 19:42

Intenta ser "muy prudente" con el mundo del misterio, porque "hay que estar abierto a todo, pero no creer en nada"

SEVILLA, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -

El escritor Javier Sierra aconseja "trabajar como un relojero, igual que Dios" para escribir una buena novela, premisa que ha aprendido con sus obras 'La cena secreta' y la recién publicada 'El ángel perdido' (Editorial Planeta), que ya va por su tercera edición.

En un encuentro con periodistas en su gira pionera por España con un autobús para promocionar la obra, Sierra ha explicado que hay que "trabajar como un relojero, hacer las piezas, pulirlas con precisión y colocarlas en un engranaje que funcione", de modo que "las piezas son los personajes, el engranaje son los escenarios y si hay disfunciones entre ambas no funciona, pero si no las hay, tienes un reloj de precisión maravilloso". En este caso, la pieza protagonista es la restauradora Julia Álvarez, como "una gran rueda en el centro del mecanismo".

Al respecto, agrega que "Dios es un relojero" y cuando Sierra se pone a escribir una novela trata de imitarle, "me siento como Dios en algún momento, pues, eres el Dios de tus escenarios, personajes y decides sobre su destino, es una sensación muy particular y extraña", confiesa el escritor.

En este sentido, manifiesta que "el lector tradicional da el margen que tú le pidas, aunque estamos en unas generaciones de nuevos lectores muy condicionados por la adrenalina a los que si no atrapas en los primeros renglones de novela, es muy probable que migren de obra y te dejen sin leer", efecto al que, a su juicio, contribuye "el exceso de oferta literaria con las editoriales que inundan las librerías con novedades en una sociedad de megaproducción".

Para combatir ello, "te tienes que singularizar", por lo que "la manera más eficaz para atrapar la atención del lector es sorprenderle en las primeras páginas y mantener la tensión lo más alta posible hasta el final, que es lo difícil", sentencia Sierra, quien se considera "un aprendiz de escritor, puesto que un escritor nunca termina de forjarse y ensaya con cada nueva obra". Así le ha ocurrido a él con 'El ángel perdido', después de publicar 'La cena secreta' hace siete años, experimentando la sensación de "tener que volver a aprender a escribir, porque desde el 2004 al 2011 la gente ha cambiado y me ha obligado a una reinvención".

No obstante, aclara que "una buena novela es la que tiene una buena trama, acción, intriga y misterio, pero sobre todo que cuando terminas de leerla tienes la sensación de que has aprendido cosas nuevas", de modo que "el verdadero éxito es encontrar una buena historia que contar y que sea comprensible para lectores de muchos países, el resto es un añadido, como la crítica o la venta".

A ello se une su trabajo de documentación, "una marca de la casa" que lleve al lector a "visitar lugares después de terminar la novela". Así lo concibe el autor, quien asevera que "un buen libro debe actuar como una brújula que te oriente hacia otros libros y curiosidades que perseguir en esta cultura cada vez más participativa".

Ante todo, Javier Sierra intenta con sus novelas "recuperar el espíritu" de novelas como 'El nombre de la rosa' de Umberto Eco o 'El Ocho' de Katherine Neville; además sus modelos a seguir son Charles Dickens o Julio Verne, por ser "personajes próximos a sus lectores y autores que fueron denostados por sus colegas o la crítica literaria, pero ¿quién se acuerda de esos críticos?", pregunta, resaltando que "todos recuerdan a ambos escritores y al final eso es lo que importa".

No en vano, asegura que "el compromiso que tengo con mis lectores es enseñarles el mundo con ojos de niños, que sean curiosos y se sorprendan". Para lo cual se fija en Verne cuando construye "los nombres de los personajes o escenarios de la obra, que tienen un doble sentido que está puesto ahí para lectores que quieran bucear en ello".

"EN NUESTROS DÍAS TODO ESTÁ MUY CONFUNDIDO"

Entretanto, el escritor turolense argumenta que su propósito final con la novela es que "el lector dude de qué es realidad y qué es invención, porque al final todo está muy confundido, incluso en nuestros días, porque ¿son reales los discursos de los políticos o es una ficción literaria?", cuestiona Sierra, quien defiende que "uno muchas veces termina dudando viendo las noticias y según donde pones el foco así ves la realidad".

De este modo, observa la vida con "mucha curiosidad", dado que "realmente te tropiezas con misterios por casi cualquier sitio y hay zonas de sombra por doquier que nos rodean, pero hay que saber acercarse a ellas para estudiarlas y ponerlas en relieve".

Así, intenta ser "muy prudente" con el mundo del misterio, porque, a su juicio, "hay que estar abierto a todo, pero no creer en nada". Y es que, "en el momento en que tú conviertes un misterio en dogma de fe haces religión, no investigación, y yo prefiero siempre mantener un sano escepticismo o duda que es lo que transmito a mis lectores, que quiero que avancen, se impliquen en el camino y aprendan".

VALOR DE LA PIEDRA, "ETERNA COMO DIOS"

En la construcción de su novela ha incidido de manera "muy importante" la 'Tercera Ley' de Arthur Clarke de su obra '2001: Una odisea espacial' y que dice que 'Cualquier tecnología superior es indistinguible de la magia', de modo que "un sevillano en el Siglo de Oro ve una televisión de plasma y le parecería un objeto mágico", cita Sierra, que en su obra juega con "esas paradojas, pues, cuando tú desconoces algo o lo satanizas o lo divinizas, lo conviertes casi en religión, pero no necesariamente tiene que ser ni divino ni diabólico, porque a lo mejor es muy humano, pero es el del futuro".

Además, en el argumento juegan un destacado papel dos minerales únicos, en los que se inspira el escritor tras un paseo por el Museo Británico donde ve una vitrina en la que se conservan "una piedras que pertenecieron a un mago que se cita en la obra, John Dee, que las utilizó para comunicarse con ángeles", algo que "llama la atención, pero que nosotros ya hicimos en el pasado con las primeras radios de galena", narra Sierra.

Así decidió que "ahí había una novela", por ello se interesó "no sólo por las piedras, sino que descubrí que en todas las religiones hay alguna piedra sagrada, porque es lo más parecido que hay a Dios, por ser eterna". No en vano, "los musulmanes veneran a la Kaaba; los judíos, las Tablas de la Ley, o los egipcios, a la piedra Benben", expone el escritor.

GIRA DE PROMOCIÓN

Javier Sierra se ha subido a un autobús para promocionar 'El ángel perdido' por España, "es la primera vez que se pone en marcha una gira así con un escritor, una innovación importada de los Estados Unidos donde las giras son ciudad por ciudad con el autor implicado y pensando sobre todo en el encuentro con el lector". Empezó el 14 de febrero, lleva ya 9.783 kilómetros recorridos, ha visitado 26 ciudades y la idea es terminar el 23 de abril, Día del Libro, en Barcelona.

Con esta gira, el escritor pretende "romper el hielo tradicional que existe entre autores y lectores en España", porque, según describe, "el mundo del libro además de ser una experiencia basada en la lectura también puede enriquecerse con una experiencia de diálogo con el escritor y así conocer bien al lector para poder escribir mejor".

En España, la novela va por su tercera edición tras una primera tirada de 200.000 ejemplares y reimpresiones de 20.000 y espera ya el lanzamiento de la edición en Estados Unidos, para el 4 de octubre, en un país en el que le consideran, a su juicio, "un autor exótico, un europeo que maneja muchas fuentes de información históricas que se conectan con referencias reales, algo que les llama la atención y que no tienen allí".

Mientras tanto, Javier Sierra invita a productoras cinematográficas sugiriendo que 'El ángel perdido' da "mucho juego para el cine por los contrastes y escenarios interesantes".