Un jurado declara culpable de asesinato al acusado de matar a martillazos a un amigo en Palomares

Actualizado: jueves, 24 mayo 2012 13:07

SEVILLA, 24 May. (EUROPA PRESS) -

Un jurado popular ha declarado por unanimidad culpable de asesinato a Juan L.G., el hombre acusado de matar a martillazos a un amigo el día 26 de junio de 2010 en una casa en ruinas situada en Palomares del Río (Sevilla), ya que considera que lo golpeó "de forma sorpresiva y sin que la víctima pudiera defenderse".

Fuentes del caso han informado a Europa Press de que, en un veredicto hecho público en la tarde de este miércoles en la Audiencia Provincial de Sevilla, el jurado popular declaró probado por unanimidad que el acusado "golpeó en la cabeza" a la víctima "con la intención de matarle", todo ello en un ataque que se ejecutó "de improviso y sin que la víctima pudiera defenderse".

El jurado, que se ha mostrado contrario a que se conceda el indulto parcial o total al imputado, tuvo en cuenta en su veredicto la declaración del acusado, que reconoció los hechos, y de la testigo que presenció los hechos, así como el informe forense, que apuntó que el acusado golpeó a la víctima "desde atrás y de forma sorpresiva", a lo que se sumaba que "no había signos de defensa" en el cadáver.

En el veredicto, el jurado no ha tenido que pronunciarse sobre la influencia que el consumo de drogas pudo tener en la actuación del acusado, ya que la Fiscalía consideró en su informe final que ello estaba acreditado, por lo que finalmente la fiscal ha solicitado 12 años de cárcel por un delito de asesinato con la atenuante muy cualificada de drogadicción, petición de pena a la que se han adherido tanto la acusación particular como la defensa de Juan.

Durante el juicio, la fiscal modificó sus conclusiones provisionales y rebajó su petición de pena de 17 a 12 años de cárcel al tener en cuenta la influencia del consumo de drogas en la actuación del acusado, quien en su declaración aseguró que antes del crimen estuvo consumiendo drogas y alcohol durante cuatro días.

Asimismo, la representante del Ministerio Público retiró el delito de amenazas que imputaba inicialmente al acusado, y por el que solicitaba tres años y medio de cárcel, ya que entiende que no ha quedado probado que el imputado amenazara al único testigo directo de los hechos, la prostituta que acompañó a ambos a la casa en ruinas, diciéndole "acuérdate que te puede pasar lo mismo a ti".

EL ACUSADO SE ARREPIENTE DEL CRIMEN

Durante la última sesión de la vista oral, el acusado, que al comienzo del juicio reconoció la autoría de los hechos aunque no de las amenazas contra Francisca M., ejerció su derecho a la última palabra y dijo que se arrepiente de haber matado a su amigo.

En el juicio, el acusado relató que, con anterioridad al día de los hechos, estuvo consumiendo "durante tres o cuatro días" heroína, cocaína, alcohol y pastillas, mientras que a la casa en ruinas donde se produjo el crimen se llevaron entre 20 y 30 paquetes de droga.

En este punto, reconoció que, en un momento dado, cogió un martillo para hacerse un 'chozo' donde poder seguir consumiendo debido a la corriente que hacía en la casa, y "cuando me di cuenta, la víctima estaba ya en el suelo" tras golpearle con el martillo mientras el fallecido se encontraba "un poco" agachado "y sin posibilidad de defenderse.

NIEGA LAS AMENAZAS

El imputado negó, tal y como defendió la Fiscalía, que asesinara al fallecido porque sospechara que estaba manteniendo relaciones sexuales con la mujer que los acompañaba, ya que él sabía que ella "es prostituta", y negó que la amenazara con el martillo diciéndole "acuérdate que te puede pasar lo mismo a ti" ni que la golpeara, ya que las lesiones que presentaba "se las hizo antes, cuando se cayó de una bicicleta".

"Ella vio lo que ocurrió y se quedó allí, no trató de irse y no me reprochó nada", aseguró el acusado, que señaló que, tras cometer el crimen, se deshizo del martillo tirándolo al río Guadalquivir, aunque acusó a la mujer de quitarle a la víctima los zapatos, la cartera y la droga que le quedaba, así como de ayudarle a llevar el cuerpo a otra dependencia de la casa.