BARCELONA 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) y el Instituto de Neurociencias de la UB (UBNeuro) han hallado una vinculación entre la alteración en la función de una enzima (la quinasa Cdk5) y los síntomas depresivos que padece el 40% de afectados por la enfermedad de Huntington, y han visto que se deben a vías moleculares diferentes de las de la depresión mayor.
El estudio, publicado en 'Biological Psychiatry', ha abierto nuevas vías para diseñar futuras estrategias farmacológicas basadas en modular esta molécula --una enzima esencial en la función neuronal-- para abordar la depresión en los afectados por esta patología neurodegenerativa de origen genético.
Los resultados han demostrado en ratones que esta quinasa tiene una mayor actividad en dos regiones cerebrales que se relacionan con procesos de ansiedad y depresión, el núcleo accumbens y la corteza prefrontal: "El siguiente paso que debíamos dar era averiguar cómo esta alteración en Cdk5 podía influir en esos procesos depresivos", ha detallado la líder del trabajo, Silvia Ginés.
Como esta quinasa participa en varios procesos celulares, no sería factible emplearla como una diana terapéutica directa: "Habría, por tanto, que evitar efectos no deseados en otras vías fisiológicas donde esta enzima es activa, y eso exigiría definir sobre qué moléculas actúa la quinasa Cdk5 de forma no funcional para originar el fenotipo depresivo", ha observado Ginés, miembro del Idibaps y el Ciberned.
En los modelos de ratones con la enfermedad, el fenotipo depresivo se manifiesta previamente a la aparición de los síntomas motores o cognitivos más típicos, es decir, mucho antes de la degeneración neuronal.
El hecho de que estén implicadas vías moleculares distintas a la depresión mayor explicaría por qué los tratamientos antidepresivos convencionales tienen poco efecto o incluso empeoran los síntomas motores en muchos de los pacientes con enfermedad de Huntington.
Esta quinasa es importante para la expresión, la distribución y la localización de una familia de receptores (los NMDA), fundamentales en la fisiología del sistema nervioso, y para la modulación de la plasticidad sináptica y los procesos de aprendizaje y memoria.
Los investigadores han detectado que la hiperfunción de esta quinasa altera una vía de señalización en la región del cerebro del núcleo accumbens, y que tiene un papel destacado en el control de la actividad de la dopamina y en la estabilidad del citoesqueleto de actina, y su alteración puede inducir la pérdida de las espinas dendríticas.
EFECTO DE LA PREVENCIÓN
"Uno de los objetivos ahora es analizar si esta estrategia también es válida una vez los síntomas se han manifestado, y si es así, durante cuánto tiempo se mantienen los efectos beneficiosos", ha dicho la investigadora y profesora.
"También queremos analizar si el hecho de prevenir la aparición de los síntomas depresivos tiene un efecto en la manifestación de los desórdenes cognitivos, bien porque estos últimos se manifiesten de manera más leve, o bien más tarde en el tiempo, o incluso porque no se presenten", ha apuntado Ginés, que lidera un equipo integrado por Verónica Brito, Albert Giralt y Jordi Alberch.
Según trabajos previos del equipo investigador, en el caso de la enfermedad de Huntington, esta quinasa tiene una implicación compleja en la aparición de los déficits cognitivos, ya que es capaz de alterar la expresión y la funcionalidad de estos receptores.