Carla Vall recopila en 'Red Flags' señales de abuso en la pareja: "No es mala suerte, es estadística"

Se basa en su experiencia personal y profesional, acompañando a más de 1.000 mujeres

La abogada penalista y criminóloga Carla Vall, experta en derechos humanos y prevención de violencias machistas
La abogada penalista y criminóloga Carla Vall, experta en derechos humanos y prevención de violencias machistas- EUROPA PRESS
Europa Press Catalunya
Actualizado: miércoles, 8 octubre 2025 10:08

BARCELONA, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -

La abogada penalista y criminóloga Carla Vall, experta en derechos humanos y prevención de violencias machistas, recoge en su último libro, 'Red Flags' (Columna), las señales de abuso en una relación de pareja e insiste en que toparse con un 'machirulo' "no es mala suerte, es estadística".

La penalista, que ha acompañado a más de 1.000 mujeres a lo largo de su carrera, ha recopilado los indicadores que ha ido detectando, basándose también en sus propias vivencias, y los ha clasificado en tonalidades de rojo que se tornan más oscuras a medida que la violencia se vuelve más intensa y evidente.

En el comienzo de la obra recuerda que las mujeres, a diferencia de los hombres, tienen la capacidad de distinguir entre más de 70 tonalidades de rojo y que si creen ver una 'red flag' no la ignoren: "Quería reforzar la idea de 'haz caso a tu instinto'".

CÓMO DETECTAR 'RED FLAGS'

Las primeras señales de abuso suelen ser sutiles, pero son un gran indicador, como por ejemplo, que la mujer asuma tras una discusión que la próxima vez no va a decir nada o que su pareja intente comprar su perdón tras herirla, en un patrón que se repite: "Ahí tenemos otra nota de rojo como para decir que ahí está pasando algo, porque está intentando entrar en el ciclo de las violencias".

A veces las mujeres tienen dificultades para detectar estos abusos por la idea del amor romántico que se les ha inculcado desde la infancia y, por eso, cuando llegan al despacho de Vall muchas de ellas no lo hacen con la idea de denunciar, sino de entender qué les está pasando.

"A veces vienen mujeres que me dicen 'es que yo vengo porque no soy víctima', que es como una contradicción en sí misma, pero necesitan discutir conmigo que lo que están sufriendo ellas no es violencia", aunque sí lo sea, explica Vall, porque existe el componente de culpa por haber elegido mal, aunque esto no sea cierto, y de vergüenza por no haberse dado cuenta antes.

"Nos puede pasar a todas, yo siempre digo que estamos todas invitadas", insiste Vall, que explica que por su despacho han pasado magistradas, fiscales, abogadas y mossas, entre otras, y que, aunque la violencia es común en todos los niveles socioeconómicos a las que más les cuesta denunciar es a la clase alta y las mujeres formadas, precisamente por vergüenza.

"Las mujeres somos grandes cumplidoras de normas sociales y por lo tanto en el momento en que hay un estigma y un estereotipo de 'si eres víctima de violencia es porque eres tonta, o porque eres pobre o porque no tienes la formación'" sienten la necesidad de romper con esa idea y decir que no son víctimas, explica Vall.

'GHOSTING Y GASLIGHTING'

Tanto el 'ghosting' como el 'gaslighting' son dos tipos de abuso que la autora enumera en este extenso catálogo, con los que los agresores pretenden distorsionar la percepción de las víctimas: "Es súper dañina, incluso más que muchas otras conductas, porque esta forma de manipulación hace que tú no puedas confiar en tus percepciones, que pienses que estás eternamente confundida en todo".

Entre los ejemplos de 'gaslighting' relata episodios en los que el hombre intenta dar la vuelta a los motivos de una discusión o hacerle creer a la víctima que los hechos no se produjeron como ella recuerda: "Te has resbalado tú sola, yo no te he dado un empujón, te has dado tú con la puerta de la cocina, cosas así, muy cliché".

DIFERENCIA DE EDAD

También aborda la diferencia de edad como una posible 'red flag' si el hombre necesita constantemente que sus parejas sean menores que él: "Tienen mayor proyección, mayor capacidad económica y, por supuesto, mayor experiencia en las relaciones y, por lo tanto, todo esto implica una desigualdad en la balanza vital de la persona".

Aunque esto no siempre es indicativo de violencia, sí lo es de la necesidad de una "jerarquía" y evidencia que este hombre no puede mantener una relación con una persona con su misma madurez.

"ES UNA AMENAZA"

Vall también hace alusión en 'Red Flags' a "una forma de violencia psicológica muy extrema" y más extendida de lo que uno pueda imaginar: aquellos casos en los que la pareja dice que se suicidará ante la posibilidad de que la relación se rompa.

"Me parece una barbaridad, me parece tan, tan grave decirle esto a una persona... porque no es un grito de auxilio, es una amenaza", señala Vall, que insiste en que las mujeres no son responsables de la muerte de nadie y que, además, en la inmensa mayoría de casos no sucederá, sino que es una forma más de hacer daño y de control.

VIOLENCIA SEXUAL

Sobre las violencias sexuales indica que en el imaginario colectivo están presentes casos muy extremos, como el de 'La Manada', pero lo habitual es que no se den de esta forma, y que se ha encontrado con "mil situaciones" diferentes, entre las que figuran el chantaje emocional para tener sexo.

"Que si ya no me quieres, que si ya no lo hacemos nunca... y muchas veces es sintomático que no quieras tener intimidad con esa persona, ya no digo sexo, porque está ejerciendo violencia", explica.

Entre estos comportamientos violentos, enumera quitarse el preservativo sin el consentimiento de la mujer, querer controlar su sexualidad, transmitirle una ETS y culparla, o situaciones en las que el hombre quiere hacer una práctica sexual que ella no desea y se ve sometida a realizar: "Esto es muy frecuente".

Cuando las mujeres les recriminan toda esta serie de comportamientos, es habitual que intenten victimizarse y aludir a un agravio, como estar sometidos a presión en el trabajo o haber tenido una infancia dura o de maltrato: "La historia esta del pobrecito niño que lo pasó muy mal nos llega al corazón, ¿eh?, cuesta mucho de superar, de decir: 'Bueno, tío, pero ya eres un adulto'".

"SE SALE"

Vall sostiene que "se sale" de este tipo de relaciones y que el primer paso es superar la fase de negación.

"Creo que es muy importante revisitar nuestra historia personal cada equis tiempo, porque te das cuenta de cosas que has pasado por alto y que han sido jodidas de verdad, y de ahí puedes sacar mucha fuerza", insiste la autora.

Aun así, reconoce que es un proceso en el que hay que ir "cortando lazos" y que existen algunos condicionantes como la situación de emergencia habitacional, la situación económica o la gestión si hay hijos en común.

Ante la posible necesidad que pueda surgir de que el agresor entienda lo que ha hecho, Vall sostiene que pedir empatía a la persona que ha dañado supone abrir un espacio de vulnerabilidad para que vuelva a herir y que no existe un por qué racional en la violencia: "El proceso de reparación pasa por validar lo que hemos sentido, validar nuestras decisiones y saber que nos podemos ir".

Aunque hay maltratadores "reciclables", en la mayor parte de los casos considera inútil intentar buscar una lectura conjunta y consensuada de lo que ha pasado.

En este sentido, recomienda a las mujeres rodearse de una red de apoyo de amigos y familiares, a los que pide que "se armen de paciencia porque la victimización es un proceso, pero la desvictimización también", y que no las juzguen por no haber puesto fin antes a su relación.

También considera necesario tener referentes de personas que han sufrido este tipo de violencia, que posteriormente han construido relaciones sanas y que incluso han usado su experiencia para ayudar a otras: "Busca cosas que te llenen, que te hagan estar bien".

Por último, hace hincapié en descartar la idea de que no podemos estar solas: "Tenemos una imagen muy tétrica de eso de ser soltera cuando en realidad pienso... Jolín, ¡pero si es que se está muy bien soltera!".

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