CiU apuesta por abrir "nuevas vías" de Catalunya-España más allá del pacto constitucional

BARCELONA, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -

CiU avisó hoy de que la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) contra el Estatut rompe el pacto constitucional de 1978 y evidencia que el modelo está agotado, por lo que apostó por abrir "nuevas vías" para defender el autogobierno de Catalunya --entre las cuales, el concierto económico--, lo que consideró que sólo puede sacar adelante otro Govern y con influencia en Madrid.

El presidente de CiU, Artur Mas, y el secretario general, Josep Antoni Duran, comparecieron en rueda de prensa conjunta tras reunirse la Permanente de la federación, donde expresaron que acatan la sentencia pero no la comparten. Llamaron así a que la Generalitat aproveche todos los instrumentos que tiene a su alcance en materia de autogobierno "para hacer una auténtica política de Estado", aunque Duran rehusó detallarlas.

Lo que sí ratificó Mas es que, desde ahora, van a "arrimar el hombro" en todas las iniciativas que se impulsen de forma conjunta en el marco de una respuesta política, pese a lamentar la irresponsabilidad del tripartito con propuestas que no favorecen la unidad, en referencia a la comisión de investigación parlamentaria del 'caso Palau'.

Llamó a la unidad y a defender la dignidad de Catalunya, a acudir masivamente a la manifestación del 10 de julio, donde estarán en primera fila, y avanzó que pedirán un pleno extraordinario del Parlament para sellar una resolución lo más amplia posible de rechazo a la sentencia.

Tras la sentencia, ambos expusieron que Catalunya siguió las pautas de la Constitución para elaborar el Estatut, aprobado en el Parlament, en las Cortes y en referéndum, pero "la interpretación del TC obliga a abrir nuevas vías más allá del pacto constitucional".

Aunque recordaron que la prioridad debe ser combatir la crisis, destacaron que para impulsarlas debe haber un gobierno fuerte y estable que afronte "estas nuevas bases de relación con el Estado" y que sea capaz de hacerse respetar. Pese a que Mas evitó no pidió un avance electoral, concretó que cualquier vía que se tire adelante debe tener el apoyo de una mayoría social, algo que existe, a su juicio, en la petición del concierto económico.

"Habrá un antes y un después de la sentencia", advirtió Mas, quien junto a Duran destacó que no podrán opinar sobre su contenido hasta leer la letra pequeña del dictamen. Constataron, sin embargo, que el TC podría haberse ahorrado la falta de "eficacia jurídica" del término 'nación'.

Los dos dirigentes también se refirieron al discurso de este lunes del presidente de la Generalitat, José Montilla, que responsabilizó de la sentencia al PP y al TC. Sin embargo, Duran recordó que otro recurso fue interpuesto el Defensor del Pueblo y que parte de las alegaciones al Estatut las elaboró la Abogacía del Estado, que depende del Gobierno socialista. Además, constató que tanto populares como socialistas han sido incapaces de acordar la renovación el Alto Tribunal.

Para Duran, la sentencia plantea un problema político entre Catalunya y el resto de España, y añadió que echa de menos voces representativas que tengan en cuenta y pongan de relieve esta "preocupación".

CRÍTICA AL REFERÉNDUM DE ERC

Tras hablar este lunes con Montilla, Mas avanzó que se reunirá mañana con el presidente de la Generalitat en el Parlament. El jueves está previsto un primer dictamen del grupo de expertos sobre la sentencia y, por la tarde, un encuentro de los partidos para analizar como se articula la respuesta de rechazo a la sentencia del TC.

Replicó también la propuesta del presidente de ERC, Joan Puigcercós, de convocar un referéndum de independencia en 2011. Para el presidente de CiU, el líder republicano ha perdido "toda credibilidad".

"Si los dirigentes de ERC, que llevan dos tripartitos hechos, poniendo presidentes que dependen de partidos estatales que es la máxima expresión de la dependencia de Catalunya, ¿qué credibilidad tiene plantear esto a tres meses de las elecciones?", preguntó Mas, quien enmarcó la iniciativa en el interés de los republicanos de ganar terreno electoral, después de que las encuestas prevean un fuerte descenso para el partido.