MADRID, 3 Nov. (CHANCE) -
El pasado 22 de octubre, mientras Isabel Preysler presentaba sus memorias, 'Isabel Preysler. Mi verdadera historia' en Madrid, y salían a la luz las cartas de amor que Mario Vargas Llosa le escribió durante su relación -que la socialité ha decidido hacer públicas para demostrar que fueron muy felices, revelando además que fue ella la que puso punto y final a su noviazgo después de 8 años juntos por los celos del Premio Nobel- Álvaro Vargas Llosa inauguraba en Cáceres la VI Bienal Mario Vargas Llosa, la primera tras el fallecimiento del peruano en abril, y también la primera que se celebra en España.
Un evento cultural que ha servido para rendir homenaje al autor de 'La fiesta del chivo', y en el que su primogénito evitó pronunciarse sobre la biografía de la filipina y sobre las cartas privadas de su padre que ha incluido en el libro, dando la callada por respuesta a los rumores de que la familia Vargas Llosa podría estar planteándose tomar medidas legales contra la madre de Tamara Falcó por vulnerar el derecho al honor y a la intimidad del autor, y porque la propiedad intelectual de las misivas serían del propio Mario y no de Isabel.

Diez días después de su llamativo silencio, Álvaro ha concedido una entrevista al diario 'El País' y, aunque no se ha pronunciado directamente sobre las memorias de la 'reina de corazones', sí le ha lanzado un dardo al revelar cómo fueron los últimos meses de vida de su padre, marcados por una enfermedad que llevaron en la más estricta intimidad hasta el final.
"La reconciliación con mi madre -Patricia Llosa, con la que Vargas Llosa retomó su matrimonio tras su ruptura con Preysler en diciembre de 2022- fue lo más hermoso que le ocurrió en la etapa final de su vida". "Siempre fuimos una familia, pero en ese tiempo nos convertimos en una tribu. Aunque viviéramos desperdigados por el mundo, todos convergíamos hacia él", asegura.

Como ha revelado, "mi padre ya no se podía expresar de la misma manera que antes porque se encontraba en aquella cárcel que lo limitaba esencialmente y mentalmente, pero no tanto como para que no pudiera expresar en gestos de amor a mi madre lo mucho que le debía y la mucha gratitud que le tenía. Y era un acto de contrición". "Mi madre estaba muy conmovida" reconoce.