MADRID, 8 Jul. (CHANCE) -
Ni es la primera ni será la última vez que seamos testigos de la generosidad de Taylor Swift.
La cantante, que se encuentra en estos momentos en plena gira por Europa con el tour 1989, sabe muy bien lo que se sufre cuando un familiar cercano padece cáncer porque su madre lleva precisamente dos meses de tratamiento para paliar la enfermedad.
Por ese motivo, el dolor ajeno le llega directo al corazón, como el de Naomi Oakes, de 11 años, a la que acaban de diagnosticar de una leucemia mielógena aguda, contra la que lucha día a día con una canción de su ídola como lema: Bad Blood, el último sencillo de la cantante de 25 años.
El pasado 5 de julio, la familia de esta pequeña subieron un vídeo en YouTube en la que contaban la historia de Naomi, que, debido al agresivo tratamiento al que se verá sometida, deberá pasar entre seis y nueve meses aislada en un hospital, por lo que no podrá acudir al concierto que la ganadora de siete premios Grammy dará el 18 de agosto en Arizona. Bajo el hashtag #TeamNaomi, los seguidores de la artista le han alertado sobre este emotivo vídeo y no solo lo visionó, sino que 48 horas más tarde hacía una donación de 50.000 dólares a un fondo establecido por el tío de la niña con el que tratarán de pagar los altos costes médicos.
Esta vena filantrópica no es nueva. A principios de este año, la princesa del country, que además es embajadora turística de la ciudad de los rascacielos, donó 50.000 dólares a las escuelas públicas de Nueva York. En el mes de enero también envío un cheque a Rebekah Bortnicker por un valor de 2.000 dólares para pagar su matrícula universitaria, y el pasado mes de junio le hacía llegar 15,000 dólares a la familia VanRiper a través de la página GoFundMe después de enterarse de que el bombero voluntario Aaron VanRiper tuvo que presenciar el terrible accidente de coche que casi le cuesta la vida a su esposa Amber y a su hijo de siete años, Jonathan en Riverside (Texas). Está claro que a Swift no le precede para nada la fama de tacaña.