Pasar menos tiempo en la cama podría ser clave para acabar con el insomnio

Insomnio en adultos
DANIEL MORRIS/FLICKR
Actualizado: jueves, 27 enero 2011 14:05

NUEVA YORK 27 Ene. (Reuters/EP) -

Pasar menos tiempo en la cama podría ser la clave para acabar con el insomnio crónico en las personas mayores, según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, cuyos resultados han sido publicados en la revista 'Archives of Internal Medicine'.

El líder de este trabajo, Daniel Buysse, ha descubierto que varias visitas breves y llamadas telefónicas a una enfermera pueden ser útiles para combatir el insomnio crónico, como parte de una breve terapia conductual cuya clave contradice la intuición. "Cuando se duerme poco, lo mejor que se puede hacer es pasar menos tiempo en la cama", asegura.

El insomnio afecta a uno de cada cinco estadounidenses, porcentaje que se eleva a uno de cada tres individuos entre la población más mayor. Este problema se vincula a un conjunto de problemas físicos, que van desde los accidentes a la hipertensión, y empeora la salud mental de quien lo padece.

Tres décadas de investigación han demostrado que la terapia cognitivo-conductual es tan eficaz como las pastillas contra el insomnio, pero tiene menos efectos secundarios. A pesar del tiempo y de la variedad de recursos de esta estrategia, que suele conllevar entre seis y ocho horas de citas con el psicólogo clínico, esta opción no está disponible para un gran número de pacientes. Además, su coste, generalmente cientos de dólares, no está al alcance de todo el mundo.

Para averiguar si esta terapia sin pastillas puede ser acortada y simplificada, Buysse estudió a 79 adultos con insomnio crónico y una media de edad de 72 años. Fueron randomizados y se les asignó recibir material informativo sobre el sueño o el breve tratamiento conductual, en sesiones personales de entre 45 y 60 minutos, un sesión de seguimiento de 30 minutos y dos llamadas telefónicas de 20 minutos.

Una enfermera especializada en salud mental centró las instrucciones conductuales en explicar cómo restringir el tiempo que el paciente pasa en la cama y en fijar programas para regular el sueño y la vigilia, además de exponer al paciente las razones biológicas que respaldan esta estrategia, como el ciclo corporal diario de cambios mentales, físicos y conductuales.

"Esta (terapia) tiene el efecto de condensar el sueño en un bloque más sólido", cuenta Buysse, quien asegura que "un sueño más condensado es más reparador".

Al utilizar cuestionarios y diarios de sueño, el equipo descubrió que dos de cada tres pacientes que recibieron intervenciones conductuales respondían de forma favorable al final de las cuatro semanas de tratamiento, mientras que sólo uno de cada cuatro que recibió la información impresa mejoró su sueño.

De media, por cada 2,4 participantes tratados, uno respondió de forma favorable y uno superó el insomnio, mejoras que se mantuvieron durante al menos seis meses y fueron confirmadas por un monitor de sueño que llevaron en la muñeca o en el tobillo.

Sin embargo, cuando los investigadores buscaron información a través de un sistema de monitorización del sueño más exhaustivo, no lograron encontrar mejoras significativas con la terapia conductual.

Los nuevos resultados son similares a aquellos que se publicaron antes sobre terapias cognitivo-conductuales más intensas.