Linz, la capital cultural en el "telón de acero"

El Museo Lentos, de noche,
EP
Europa Press Chance
Actualizado: jueves, 17 septiembre 2009 13:00

Hace 2.500 años los celtas la llamaron Lentos, luego los romanos la convirtieron en la frontera natural entre su Imperio y las tribus germánicas y este año la ciudad austriaca de Linz disfruta de su capitalidad cultural europea con un abanico de propuestas muy originales en nuevas tecnologías.

En un cruce de caminos entre la imperial Viena y la barroca Salzburgo, a orillas del Danubio, aparece Linz, una antigua ciudad industrial y gris que se ha convertido en los últimos años en una metrópolis cultural llena de atractivos. "Ya no somos ese 'patito feo' de antaño -comenta la guía local Birgit Paltinger-, nos hemos transformado en un cisne hermoso que podríamos comparar con Bilbao en España". La teoría, extendida entre los 190.000 habitantes que viven en esta capital cultural de 2009, la ratifica también Martin Heller, responsable de la organización de "Linz-09". Mientras toma una cerveza en Josef Stadtbräu, el local de moda en Landstrasse, la artería principal de este Linz que esconde en sus tejados una llamativa noria roja que da vueltas sobre el "skyline" urbano: "Tenemos otro perfil, diferente al de Salzburgo, y formamos una ciudad joven, nueva y dinámica con propuestas muy interesantes para el futuro, que siempre sorprende al visitante".

Birgit, nacida en la propia Linz y con dos hijos, está convencida de que su ciudad, "que no tiene un pasado glorioso", vive el mejor momento de su historia. Lo asegura porque mucha gente recuerda que fue aquí donde Adolf Hitler quiso crear su megalómano proyecto cultural. El Führer, que había nacido muy cerca de Linz en Braunau am Inn, vivió parte de su juventud y su adolescencia -todavía sigue en pie la escuela donde estudió en Fadingerstrasse- en la ciudad y regresó años después aquí para proclamar la anexión de Austria a Alemania. Desde el balcón del viejo Ayuntamiento de Hauptplatz, hoy repleto de flores rojas, se dirigió Hitler el 12 de marzo de 1938 a los habitantes de Linz con el fin de presionar a Austria para la unificación con Alemania y lo haría un día después en la mismísima Viena.

Hauptplatz sigue siendo hoy la gran Plaza Mayor de Linz, con un tamaño enorme que mantiene desde el siglo XIII (13.200 m2) y que preside la imponente columna de mármol blanco de 20 metros dedicada a la Santísima Trinidad. La construyeron para proteger a la ciudad "de guerras, incendios y pestes" y es con todos los hermosos edificios que la rodean el punto de encuentro de vecinos y extranjeros. Estos últimos tienen una cita en una de las esquinas de la plaza en la Oficina de Turismo, identificable porque el suelo ha sido decorado como si se tratara de "un mantel de cocina" para que los turistas puedan informarse de los actos culturales de la agenda de "Linz 09".

Diseñando una diagonal en la misma plaza hacia la otra esquina del recinto, el visitante ya puede saborear las iniciativas de la capital cultural entrando en "80+1", una vuelta al mundo virtual al estilo Julio Verne, y atravesando el cercano puente de los Nibelungos llegar al Ars Electronica Center. Después de la II Guerra Mundial este puente ideado también por Hitler sólo podía ser cruzado con un pasaporte autorizado, pero ahora lo hacen tranvías, coches, bicicletas y miles de personas que se relajan con la vista del Danubio y su rápida corriente. Moderno y futurista, con una original iluminación nocturna, el Ars Electrónica Center propone áreas muy llamativas en los campos de la robótica, la biotecnología y la neurociencia en un auténtico "museo del futuro" que no deja indiferente a nadie. Es, sin duda, la atracción "estrella" del proyecto.

Enfrente de este edificio de 6.500 metros cuadrados, al otro lado del río, sobresale el Museo Lentos con obras modernas de Klimt, Schiele o Kokoschka, y ya en el casco viejo de la ciudad se muestra desafiante el castillo que alberga el Schlossmuseum, el museo universal más grande de Austria. En este severo recinto, revolucionario hoy desde el punto de vista arquitectónico porque a sus viejos muros de piedra se ha unido un puente moderno de cristal y acero, es posible visitar desde una curiosa exposición de naturaleza ("El lazo verde de Europa", donde se comprueba como en el telón de acero que separaba el viejo continente en dos partes desde Finlandia al Mar Negro se ha formado un sistema ecológico único de fauna y flora), hasta las colecciones histórico-culturales de la Alta Austria con un ala musical dedicada a Beethoven -su hermano Johann vivía en Linz y aquí compuso muchas de sus obras-, o una sorprendente talla de un Cristo completamente desnudo.

Antes de abandonar la fortaleza hay que dar un pequeño paseo hasta la cercana Iglesia de San Martín, la cuna de Linz en sus orígenes, y echar un vistazo a la curva que forma el Danubio. Una vista solo comparable a la de la colina Pöstlingberg, centro de peregrinación por su basílica barroca levantada en el área sur del Macizo de Bohemia. Desde aquí se disfruta de una panorámica de no solo la parte vieja de la ciudad, que cambia de color (azul, malva, naranja) por sus edificios modernos al anochecer, sino también de la zona industrial que, gracias a la transformación del acero, ha aupado a Linz para convertirse en la tercera ciudad más grande de Austria tras Viena y Graz. Esa industria, en el pasado armamentística, es ahora clave para que funcionen los trenes de alta velocidad de Francia y España.

Descendiendo por los escalones que conducen a la Plaza del Mercado, hay un edificio, el antiguo Albergue de la Santísima Trinidad, que recuerda que fue aquí donde Mozart, a los seis años, dio su primer concierto público de camino a Viena, aunque años más tarde el genio de Salzburgo volvería a la ciudad para componer en solo tres días la Sinfonía de Linz y la Sonata del mismo nombre. En la entrada de la casa donde se alojó hay un busto del compositor y un curioso timbre que tras pulsarlo permite escuchar la famosa sinfonía. El interior, sin embargo, no se puede visitar.

Esta es la otra Linz, la que nos recuerda la Austria más tradicional. No todo representa el futuro y las nuevas tecnologías en estas calles y plazas que esconden también viejos cafés de aire imperial. Como el K.I.K. Hofbäckerei, regentado por Frith Rath, un austriaco de pura cepa que, rodeado en su establecimiento por decenas de cuadros de los emperadores Francisco José y Sissi y por una buena selección de viejos mapas históricos, nos ofrece un pedazo de la Linze Torte, acompañada de un excelente café aromático. Dicen que se trata de la tarta más antigua del mundo con sus más de 350 años de existencia -la primeras receta está fechada en 1653 en un convento de Estiria-, que volvía "loca" a Sissi, pero una cosa sí es segura: resulta exquisita y se transmite en este encantador local con rigor y "secreto incluido" de generación en generación.

Linz 09

- Hasta el 31 de octubre: Exposición Höhenrausch. Los tejados de la ciudad en la calle Lanstrasse se convierten en improvisadas galerías de arte.

- Hasta el 8 de enero de 2010. "El lazo verde de Europa". Ala sur del Castillo de Linz. Una curiosa exposición sobre el sistema ecológico que se ha formado a lo largo del antiguo "telón de acero" desde Finlandia al Mar Negro. www.schlossmuseum.at

- Del 13 de septiembre al 5 de octubre. El tradicional Festival de Bruckner. En Brucknerhaus Linz.

Cómo llegar:

Air Berlin opera desde 16 ciudades españolas (Santiago de Compostela, Oviedo, Bilbao, Barcelona, Madrid, Ciudad Real, Valencia, Alicante, Murcia, Almería, Málaga, Jerez de la Frontera, Sevilla, Menorca, Ibiza, Mallorca) vuelos a Linz vía Palma de Mallorca. Inf: 902 320 737. www.airberlin.com

Más información: www.austria.info / www.linz09.at / www.linz.at

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