Orquídeas

Orquídeas.
EP
Actualizado: jueves, 19 noviembre 2009 12:00

Las orquídeas son bellísimas pero algo delicadas a la hora de cuidarlas. Este tipo de flores necesita unos cuidados específicos y concretos, ya que si no es bastante posible que se mueran con facilidad.

La humedad

En general, las Orquídeas necesitan una humedad ambiental alta. De este modo, el aire seco de tu vivienda, y más aún acentuado por la calefacción, se convierte en un factor muy peligroso para este tipo de plantas. Para que no afecte tanto este ambiente a tus Orquídeas, puedes aumentar la humedad a tu alrededor.

Para ello, pon las macetas sobre una bandeja con gravas o guijarros mojados pero sin que el tiesto esté en contacto con agua. También puedes colocar recipientes con agua cerca de las plantas. Además, es conveniente que sitúes las plantas juntas, ya que de este modo crearás un microclima húmedo. Por último, pulveriza con agua blanda, por ejemplo, de lluvia o descalcificada, pero no a las flores porque durarían menos.

La ventilación

A las Orquídeas no les gustan los ambientes cargados, necesitan estar en sitios ventilados porque la planta se puede refrescar al bajar su temperatura. Además, en este tipo de ambientes, se renueva el oxígeno y el dióxido de carbono del lugar con mayor frecuencia por lo que tanto uno como otro afectan mucho menos a la planta.

Además, de esta forma se previene el ataque de hongos y bacterias al disminuir la humedad. Por tanto, es conveniente airear diariamente el emplazamiento, eso sí, evitando las corrientes de aire frío ya que provocarían la caída de los capullos de las Orquídeas.

De todas formas, y en caso de que no hubiera ventilación puedes utilizar un pequeño ventilador, ya que puede servir, en un momento dado, para hacer circular el aire.

Otra opción es sacar a las Orquídeas fuera los días de más sol en otoño e invierno y de paso aprovechar para que se rieguen con las lluvias. El problema es que ventilar y mantener una humedad elevada a veces es difícil. Si vives en un clima costero o atlántico-húmedo, es más fácil que en zonas de aire seco.

El riego

Este factor es fundamental en las Orquídeas, ya que es muy delicado. Además, dependiendo de la variedad de Orquídea que tengas en casa, tendrás que regarla de una forma u otra. La frecuencia de riego depende, además de la especie, de muchos otros factores como el tipo de sustrato, la temperatura, la luz, la ventilación, etc. Por ejemplo, a más luz y temperatura, más riego; las macetas de barro pierden agua por sus paredes pero las macetas de plástico, no. La experiencia en el riego es clave.

De este modo, si en casa tienes un Oncidium, una Cattleya o un Epidendrum, deberás regarlas abundantemente para después dejarlas secar casi completamente antes de volver a regarlas. Sin embargo, si tienes un Cymbidium, una Vanda, o un Dendrobium tendrás que regarlas prácticamente a diario, pero sólo durante la época de crecimiento. En la estación fría, es decir durante el otoño y el invierno, las Orquídeas detienen casi por completo su desarrollo por lo que hay que regarlas espaciadamente. Pero si las tienes en el interior de la vivienda, el riego dependerá de la temperatura de la misma.

Por último, si tienes variedades como la Phalaenopsis o el Paphiopedilum, tendrás que mantener el sustrato constantemente húmedo. No cuentan con pseudobulbos, es decir con almacenes de agua, por lo que necesitan de humedad casi permanente. Eso sí el sustrato debe estar húmedo, pero no empapado.

Eso sí, siempre debes regar por la mañana para que tenga humedad durante el resto del día. Además, las Orquídeas toleran más la falta de agua que el exceso. Es decir, ante la duda no riegues. También tendrás que comprobar el drenaje, ya que el agua estancada es mortal, porque se pudren las raíces.