Plagas

Plagas.
EP
Actualizado: jueves, 1 abril 2010 13:00

La primavera supone una explosiva reactivación de la naturaleza. Los árboles de hoja caduca rebrotan con fuerzas renovadas y se cubren de hojas frescas. Además las herbáceas surgen de la tierra y las flores comienzan a inundar el jardín con fragancias extraordinarias.

Gracias a este panorama y a las condiciones climáticas favorables, son muchos los organismos que deciden alimentarse de nuestras plantas, que comienzan a despertar del letargo invernal para lucirse en todo su esplendor.

Por eso, la primavera es la época ideal para la proliferación de ácaros, moscas blancas, pulgones y cochinillas en el jardín. En cuanto a las enfermedades, las más habituales las encabezan los hongos, como el oídio, la roya, la botritis y el mildiu. Tampoco podemos olvidarnos de la maleza, ya que los hierbajos germinan con fuerza con el buen tiempo, compitiendo con tus plantas por los nutrientes.

Principales enfermedades

Una de las enfermedades más comunes es el Oídio. Suele desarrollarse cuando hay excesos de humedad, y se manifiesta como una especie de polvo o moho blanco sobre el follaje, que se deja ver especialmente en hojas, tallos y brotes tiernos.

Para acabar con esta enfermedad, tendrás que acudir a fungicidas o eliminar las plantas o las partes afectadas de la misma. Se previene el problema evitando los aspersores, ya que mojan en exceso el follaje y asegurando la suficiente ventilación.

Otra de las enfermedades que más se ven en nuestros jardines es la Roya. Ésta se manifiesta en forma de pequeños puntitos de color rojo o naranja en el envés de las hojas. Estos puntos son en realidad pústulas, que tienen relieve. Suelen ser el síntoma de que el hongo interno se está reproduciendo. Para terminar con ella es conveniente aplicar fungicidas específicos, sobre todo en las plantas más propensas.

Tampoco te puedes olvidar del Mildiu. Es un mal muy frecuente y destructivo, y es consecuencia directa del ataque de ciertos hongos. Aparece en forma de manchas en las hojas cuando hay excesiva humedad. Como en el caso del Oídio, lo más recomendable es reducir la humedad y aumentar la ventilación para poder eliminarlo. No obstante, existen fungicidas muy eficaces, que pueden prevenir su ataque o tratar la enfermedad una vez detectada.

La botritis se conoce con facilidad, ya que el follaje se pudre. Si en primavera llueve mucho, se crea el caldo de cultivo ideal para su desarrollo. Este hongo se puede evitar disminuyendo la humedad y utilizando fungicidas.

Además, es conveniente y necesario que elimines las partes afectadas, ya que es muy contagioso. Para fortalecer las plantas frente a la podredumbre que crea es aconsejable que utilices un buen abonado. De esta manera la planta será mucho menos vulnerable.

Insectos y malas hierbas

Tampoco te puedes olvidar de las plagas. Por ejemplo, los pulgones, una de las plagas más activas durante la primavera. Podemos encontrar muchas variedades, pero la gran mayoría se caracterizan por alimentarse de la savia de los vegetales.

Existen diversos tratamientos químicos muy efectivos a base de aceites insecticidas, aunque también podemos recurrir a la pulverización de agua jabonosa sobre las zonas más afectadas. Además, debes saber que las mariquitas se alimentan de ellos, así que déjalas vivir en tu jardín, porque serán más beneficiosas que perjudiciales.

Las hormigas también son peligrosas. Así mismo, son la causa directa de plagas mucho peores, como los pulgones, las cochinillas o la mosca blanca, ya que éstos segregan una sustancia dulce de la que se alimentan las hormigas. Si aparecen en tu jardín debes vigilarlas de cerca.

Para repeler esta plaga puedes plantar en tu jardín algunas especies aromáticas, como son el tonillo, el espliego o la menta, que las repelen. Por otra parte, si aparecen telarañas, probablemente demostrarán la aparición de algunos ácaros como la araña roja. Para eliminarlas, pulveriza agua a presión sobre ellas.

Para terminar, no te puedes olvidar del peligro de la maleza. Estas plantas consumen los nutrientes y acogen diversas plagas y enfermedades. Por eso es conveniente que retires las malas hierbas desde la raíz, utilizando para ello azadillas o escardillos, pero sin profundizar en exceso, ya que podrías llegar a dañar las raíces de las plantas. Recuerda que cuanto antes las quites más fácil y cómoda será su erradicación definitiva.