Utrera y el Santuario de Nuestra Señora de Consolación

Virgen De La Consolación.
EUROPA PRESS
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Actualizado: jueves, 9 junio 2011 13:00

Desde siempre, Utrera, también conocida como la cuna del toro bravo en Andalucía, situada a 26 kilómetros de Sevilla, atrajo a miles de peregrinos que pedían a su "Virgen del barquito". Las manos de la imagen de la Virgen de la Consolación, la más venerada en este pueblo de la campiña sevillana, sostienen un niño y un barco que dan cuenta de su trascendencia más allá del Océano Atlántico y de ahí que haya decenas de santuarios bajo la advocación de esta virgen en Iberoamérica por su salud. Dejaron cientos de exvotos (unos mil seiscientos veintiséis existen actualmente) que suponen todo un testimonio periodístico y cultural de cómo vivían todas las capas sociales de la ciudad desde el siglo XVII hasta la actualidad.

UNA ROMERÍA HISTÓRICA MÁS POPULAR QUE LA DEL ROCÍO

Ahora el visitante que se acerca al Santuario de Nuestra Señora de Consolación puede deleitarse en la sacristía del templo con más de cuatrocientas pequeñas pinturas, realizadas por modestos artistas, con un carácter muy popular e ingenio, y ver los exvotos de los fieles. Según la tradición, la imagen de la virgen en un principio era morena (pero a raíz del "milagro de la lámpara de aceite", su tez se volvió "blanca, hermosa y resplandeciente". Hoy la llama de esa lámpara sigue viva. Se puede ver delante del retablo mayor del templo y cada día está adscrita a una familia que vela así por la salud y la felicidad de sus miembros.

Históricamente, la fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación se produjo tras una epidemia de peste bubónica en 1649 que acabó con la vida de la mitad de los vecinos de Utrera y la romería que se celebraba anualmente en la noche del 7 al 8 de septiembre fue convirtiéndose en una de las manifestaciones más populares de Andalucía -ganando en popularidad incluso a la del Rocío-, hasta que fue suprimida en 1771 bajo el reinado de Carlos III "por algunos excesos y el consiguiente alboroto que se producía" y decayó todavía más tras la invasión de las tropas francesas que sustrajeron algunos de los tesoros más valiosos de la Virgen.

Sin embargo, la proyección de la Virgen alcanzó tierras americanas -el conde duque de Olivares fue uno de sus grandes impulsores enviando numerosas litografías al nuevo continente- y en el pasado siglo volvió a recuperar gran parte de la devoción que siempre se ha sentido por la imagen en estas tierras. Hoy esta tradición se ha recuperado y goza de una devoción muy especial en Utrera y otros pueblos cercanos como Los Palacios, El Viso del Alcor o Los Molares.

EL SANTUARIO

Declarado Monumento Histórico Artístico en 1982, el Santuario de Nuestra Señora de Consolación destaca en el exterior por su torre y su portada de estilo protobarroco. Dentro, su obra más destacada, excluyendo a la imagen de la Virgen, es su espectacular artesonado mudéjar, joya de la carpintería andaluza. La obra destaca por su gran tamaño pues ocupa toda la nave principal. En la sacristía, además de la rica colección de exvotos, cabe destacar una gran mesa de cálices, realizada en jaspe por Juan de Mariscal en 1745.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN

Los atributos iconográficos de la patrona de Utrera son la corona, la ráfaga o resplandor de plata, la media luna y el barquito que porta en su mano. Todas las piezas son posteriores al expolio francés en la Guerra de la Independencia. Con los años, el barco de la Virgen se ha convertido en el elemento más peculiar de la Virgen. Se trata de una pequeña nave de oro y cristal de roca del siglo XVI que, según la leyenda, fue ofrendada por los marineros del navío "Vera-Cruz".

EL PUEBLO

Tras la visita al santuario, vale la pena dar una vuelta por las viejas calles de Utrera para descubrir la rivalidad de alma y arquitectura de los barrios de Santiago y Santa María, con sus respectivos templos que llevan sus nombres. En la iglesia de Santa María de la Mesa los campaneros tienen fama por su valentía y su habilidad al saltar las campanas y ponerlas en balanza en los repiques durante las grandes festividades consiguiendo un sonido espectacular y en la de Santiago, las jóvenes utreranas se acercan al sagrario con su retablo dedicado a San Antonio para poner una vela y encontrar novio.

Otra opción es entrar en el Ayuntamiento, antiguo palacio del conde de Vistahermosa, que cuenta entre sus dependencias con varios románticos e historicistas salones (pompeyano, árabe, chino y alemán) y un delicioso jardín con juego de aguas; visitar la casa donde nacieron los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero para descubrir parte de su legado) o simplemente pasear por la plaza del Altozano, "corazón de la ciudad", y probar los dulces típicos, especialmente los "mostachones". Finalmente hay que ascender a la fortaleza medieval con cinco de sus seis primitivas torres, muy próxima a la Iglesia de Santiago, y disfrutar de una bella panorámica de la campiña.

Información: www.utrera.org

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