Las plantas de interior, como por ejemplo el Ficus, resisten las habitaciones caldeadas aunque eso no quiere decir que esas condiciones sean las más adecuadas para su desarrollo. Para que una planta crezca sin problemas es necesaria una combinación de tres elementos, agua, luz y temperatura y aquí es donde entra la calefacción.
Este aparato seca el ambiente, lo que repercute negativamente en las plantas. ¿Cómo hacerle frente? Con un gesto tan sencillo como colocar un plato de agua debajo de la maceta e ir rellenándolo a medida que va evaporándose.
Éste es uno de los muchos consejos que deberías seguir si quieres poner un punto de color a tu casa pero no tienes un jardín para ello. Que no te importe porque también las plantas tienen su espacio en los pisos. Eso sí, tendrás que tener en cuenta factores como la necesidad de regarlas adecuadamente, limpiar sus hojas, podarlas, cambiar periódicamente las macetas y controlar las plagas y enfermedades que traten de acabar con tu "jardín de interior".
Los beneficios de las plantas
La función estética de las plantas es más que evidente pero hay otras cuestiones, altamente positivas, que deberías considerar. ¿Sabías que las plantas reducen los niveles de dióxido de carbono e incrementan la humedad del ambiente?Y es que esa mejora en la calidad del aire ayuda a la prevención de la sequedad en las mucosas, la garganta, la piel y otros efectos derivados de la sequedad del ambiente, en definitiva, despídete de la tos poniendo una planta en tu vida.
Has de tener en cuenta a la hora de elegir una planta las condiciones ambientales propias de la ciudad en la que vivas. Si, por ejemplo, tu piso no es muy luminoso opta por especies que se adapten a la escasez de luz, como los helechos. Si resides en un lugar especialmente seco elige plantas que no necesitan demasiada humedad, por ejemplo, los cactus.
La luz, ¿cómo saber si una planta está empezando a enfermar por falta de iluminación?
Sus síntomas son muy evidentes ya que las plantas presentan un aspecto débil, con un tono más pálido al habitual, las flores brillan por su ausencia, pierde hojas* El resultado final si no pones solución ya sabes cual es, la muerte de la planta.
El riego. Tan malo como no alimentar la planta con agua es regarla en exceso; sólo provocarás su ahogamiento. Recuerda que el agua estancada dentro de la maceta es mortal para tu amiga verde porque pudre sus raíces, lo que provoca la muerte sin remedio.
¿Cómo saber que la planta sufre de un exceso de agua?
Lo podrás comprobar si ves que las hojas se vuelven amarillas, por ejemplo, debido a que los hongos que viven en el suelo aprovechan para colonizar las raíces.Si no quieres llegar a este punto tan extremo siempre podrás comprobar el nivel de humedad de la planta comprobando con tu propia mano si el sustrato está seco o no.
Un consejo, los días fríos tampoco son buenos para las plantas. Cuando las temperaturas sean bajas, no uses directamente agua del grifo porque puede estar muy fría y el golpe térmico puede dañarlas. Para regar o pulverizar lo mejor es agua tibia o a temperatura ambiente.
Otra opción siempre a considerar es colocar bajo la maceta un plato con agua periódicamente y retirarlo una vez que el líquido ha sido absorbido por la planta. Este método es especialmente indicado para las azaleas, las begonias, los helechos o las violetas africanas.