La Sección Oficial de Largos de Cinema Jove se cierra con una historia de depertar sexual y pérdida de la fe

'Un Poison Violent'
CINEMA JOVE
Actualizado: jueves, 23 junio 2011 16:37

VALENCIA, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -

La jovencísima cineasta Katell Quillévéré (1980) cierra la Sección Oficial de Largometrajes del Festival Internacional de Cine Cinema Jove de Valencia con su ópera prima 'Un poison violent', un retrato generacional sobre el despertar sexual y la pérdida de la fe, ha informado el certamen en un comunicado.

Merecedora de La Luna de Valencia de Cinema Jove en 2006 por su corto 'A bras le corps', Katell Quillévéré (1980) regresa al Festival para estrenar su primera película, 'Un posison violent', que habla también de la inexorabilidad de la existencia a través de la historia de una adolescente repleta de incertidumbres que trata de aferrarse a la vida después del abandono de su padre.

Se trata de un relato de aprendizaje en el que la directora plasma el descubrimiento del mundo adulto de una adolescente, con las irremediables dudas y contradicciones que conlleva. Desde el mismo momento de la escritura del guión, Quillévéré pretendió encontrar un equilibrio entre esa crónica adolescente y el retrato coral de la familia.

De hecho, la jovencísima protagonista de 'Un poison violent' no es el único personaje confuso. "Todos los personajes están conectados unos con otros por ese proceso de aprendizaje y deben enfrentarse a sus propios sentimientos y contradicciones", ha explicado la directora.

Acompañando a la debutante Clara Augarde, figuran en el reparto un grupo de solventes actores, como Lio, Michel Galabru o el italiano Stefano Cassetti, que encarna al párroco del lugar en el que se desarrolla la historia. Este último, que se dio a conocer con la cinta 'Roberto Succo', debía interpretar, según la realizadora, un papel que exigía una credibilidad inmediata desde la primera secuencia.

"Tanto en Italia como en Francia, Stefano interpreta papeles de gangster, toxicómano, padre indigno... por lo que estaba encantado que, por fin, le dieran un personaje positivo", señala Quillévéré. El actor fue "formado" por un sacerdote en París para aprender los rituales de las ceremonias religiosas.

"Mi obsesión era que el personaje resultase creíble y, al final, parecía que estaba filmando un documental sobre el Stefano Cassetti que abandona su carrera de actor para convertirse en cura", ha apuntado.