JJ.OO.- China declara a Beijing inmune a la crisis postolímpica

Actualizado: lunes, 4 agosto 2008 15:42

BEIJING, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -

La capital china no se verá golpeada por el clima de recesión económica que suele ser habitual entre todas las ciudades que han sido sede de unos Juegos Olímpicos, según aseguran los analistas chinos.

La tesis defendida por la mayoría de expertos es que el país es demasiado grande como para que su economía se vea arrastrada por un acontecimiento de tan sólo un par de semanas.

Entre sus defensores se encuentra el economista jefe de Deutsche Bank en China, Ma Jun, que ha declarado que la inversión relacionada con los Juegos "equivale a tan sólo el 0,3% de la inversión total china en los últimos siete año. Así que, incluso sin los Juegos Olímpicos, el crecimiento económico chino no habría cambiado mucho".

Idéntica opinión comparte el director del Instituto de Economía Industria de la Academia de Ciencias Sociales de China, Lv Zheng, que defiende que la economía china va a seguir creciendo este año, aunque no tanto como el año pasado, pero por motivos ajenos a los Juegos.

Su opinión es de hecho compartida por analistas extranjeros, como Gerard Lyons, economista jefe del Standard Chartered Bank, para quien "la economía china va a sufrir un retroceso tras las Olimpiadas, pero se trata sólo de una coincidencia y no se debe a los Juegos, sino al debilitamiento de la economía estadounidense".

Las estimaciones ofrecidas por el comité organizador de los Juegos de Beijing, el BOCOG, poco después de que la capital china fuera seleccionada para acoger las Olimpiadas de 2008 fue que se invertirían 180.000 millones de yuanes (16.600 millones de euros) en infraestructuras y 45.000 millones de yuanes (4.165 millones de euros) en mejorar la situación medioambiental de Beijing, una de las condiciones impuestas por el Comité Olímpico Internacional (COI) al concederle los Juegos.

El dato sobre inversión medioambiental fue pronto reajustado al alza, hasta los 57.000 millones de yuanes (cerca de 5.300 millones de euros), pero habrá que esperar hasta después de los Juegos para conocer el gasto definitivo realizado por los organizadores.

Beijing ha asegurado, además, que ha desarrollado planes exhaustivos para garantizar el "reciclaje" de las sedes deportivas. Según ha señalado el director de la Academia de Estudios sobre la Economía del Beijing Olímpico, Wei Jizhong, tras los Juegos parte de los 20 estadios, polideportivos y gimnasios "serán abiertos al público, con fines culturales y de ocio. Algunos servirán como centros de entrenamiento para los deportistas, mientras que otras seguirán utilizándose para celebrar competiciones".

Ejemplo de esta muestra de previsión, según Wei, es que alrededor de muchos de los nuevos estadios se ha reservado un amplio espacio vacío, "para desarrollar servicios comerciales en el futuro". Entre los que serán reciclados a fines más mundanos se incluye el espectacular Centro Acuático Nacional, popularmente conocido como el 'Cubo de agua', por su estructura de burbujas, y que pasará a albergar un parque acuático y un centro comercial.

Si algo distingue el desarrollo urbano experimentado por Beijing, en contraposición al ocurrido en otras ciudades olímpicas es, según explica el arquitecto venezolano Antonio Ochoa, residente en China desde 1993, que éste no ha estado ha estado impulsado por la Administración, sino por promotores privados.

"Aquí no se ha producido el desarrollo urbano de ciudades olímpicas como Barcelona, donde el desarrollo vino dirigido por el Gobierno local. En Barcelona se llevó a cabo el rescate de áreas abandonadas, como el puerto, y se invitó a organizaciones extranjeras a participar en los proyectos".

En el caso de Beijing, declara Ochoa, el Gobierno sólo ha construido los estadios olímpicos necesarios. La consecuencia urbanística es negativa ("no han aprovechado para crear un plan y estimular a los constructores", dice el arquitecto), pero la económica lo es menos, ya que eso significa que seguirá habiendo un desarrollo tras los Juegos.

TURISMO AL ALZA.

El turismo, además, se presenta como una buena forma de compensar la inversión realizada. Según cálculos hechos públicos a mediados de julio por el Ayuntamiento, se espera que los entre 400.000 y 450.000 visitantes extranjeros que llegarán a Beijing aporten al sector unos ingresos de 400 millones de dólares (unos 250 millones de euros).

Se trata de una cifra calculada a partir del gasto medio realizado por cada turista en 2007 (mil dólares, o 630 euros), por lo que es de esperar que, la cifra final sea mucho más alta, tanto por la inflación que sufre China desde hace un año (los precios subieron una media del 7,9% en el primer semestre), como por la típica burbuja que suele afectar a cualquier ciudad olímpica durante los Juegos.

Pero lo cierto es que los Juegos no van a ser la panacea que todos esperaban, al menos en lo que al turismo se refiere. La decisión del Gobierno de endurecer las condiciones para la concesión de visados meses antes de los Juegos (ahora exige, además del billete de avión, comprobantes de los hoteles por los que pasarán los turistas o, en caso de que éste visite a un amigo, copias del pasaporte de éste, su permiso de residencia y el contrato de su piso) ha salpicado ya al sector de la hostelería, que lleva meses quejándose de la ausencia de turistas.

A finales de mayo los hoteles de cuatro estrellas sólo contaban con un nivel de reservas del 45%; en el caso de los de cinco estrellas el porcentaje era mayor, del 78%.

En cualquier caso, tal y como han señalado expertos como Wei Jizhong (el director de la Academia de Estudios sobre la Economía del Beijing Olímpico), o confirma la experiencia de antiguas sedes olímpicas como Barcelona, el legado de los Juegos no acaba con la ceremonia de clausura, y seguirá reportando, años después, importantes beneficios a la ciudad.