MADRID, 10 DE DICIEMBRE (EDIZIONES)
España, en el año 2000, hace 15 años, consiguió llegar a la final de la Copa Davis de tenis. Esta era, para muchos, una competición casi desconocida dentro del mundo del tenis. Esto fue así porque, hasta el año 2000, fue una competición que siempre se nos negó, y que España llevaba 33 años sin jugar una final. Los mismos años que el Real Madrid tardó en conseguir la séptima Copa de Europa, la del famoso gol de Pedja Mijatovic contra la Juventus de Turín.
Pero el ganar la Copa Davis no vino por causalidad. Sino por unos cambios hechos en la capitanía del equipo y por la selección de los jugadores adecuados para conseguirla. Todo comenzó cuando Manolo Santana dejó la capitanía de La Armada Española, y la Real Federación Española de Tenis decidió hacer un equipo con cuatro entrenadores (Javier Duarte, Juan Bautista Avendaño, Jospe Perlas y Jordi Vilaró). Estos, convocaron a un equipo de tenistas que balancearía veteranía y experiencia con talento y juventud. De ahí que llamaran como sustento del equipo a Alex Corretja y Albert Costa, y a Juan Carlos Ferrero y Joan Balcels como la revolución del mismo.
Y la apuesta salió bien. El equipo español comenzó la Copa Davis enfrentándose al equipo italiano. España se impuso por 4 puntos a 1 de 5 partidos disputados. Cierto que por aquel entonces, el seleccionado italiano no era, ni mucho menos, el equipo más potente, pero para ganar hay que ir poco a poco dejando a todos tus rivales atrás. Murcia fue testigo del triunfo.
El combinado español llegó, así, a cuartos de final. Enfrente esperaban 4 jugadores rusos, con Marat Safin como baluarte. Con un saque demoledor, Safin, quien fue número 1 del mundo durante 9 semanas, podía poner a los españoles en muchos aprietos. Sin olvidarnos de Yevgeny Kafelnikov, por supuesto, otro impresionante jugador que también logró ser número 1 del mundo. Un equipo, el ruso, muy duro de roer. Fue en esta eliminatoria donde se vio el enorme talento de Juan Carlos Ferrero. Fue capaz de imponerse a los dos rusos en sendos partidos, haciendo posible que el marcador final fuera de 4 a 1 a favor de los nuestros.
En semifinales esperaba la todopoderosa Estados Unidos, con Pete Sampras y Andre Agassi. Antes de la eliminatoria, ambos jugadores americanos causaron baja, lo que obligó al entrenador estadounidense a hacer un equipo de circunstancias, sin apenas entrenamiento con ellos. Un punto a favor de Ferrero y compañía, y que no desaprovecharon. De los cinco partidos que se jugaron en esta semifinal, los cinco fueron victorias españolas. Un contundente 5-0 para llegar a la tan ansiada final, esa que hacía 33 años que no jugaba ningún combinado español.
El Palau Saint Jordi fue el lugar designado para la final frente a Australia. Ante los españoles, dos grandísimos jugadores: Leyton Hewitt y Patrick Rafter. Rafter ya había conseguido el número 1 mundial y Hewitt lo sería en 2001 y 2002. Una potentísima selección para acabar. España comenzó perdiendo el primer partido, a pesar de que iba bien encaminado, con 2 sets a 1 a favor en el tercer set de Albert Costa frente a Hewitt. Pero el australiano fue capaz de remontar el partido, y acabó ganándolo para sumar, así, el primer punto para Australia. El siguiente punto cayó del lado español, gracias a la victoria de Juan Carlos Ferrero sobre Patrick Rafter. El australiano tuvo que abandonar el encuentro al llegar a esta eliminatoria con muchas molestias.
Llegó el partido de dobles. Balcels y Corretja fueron los encargados de jugar ese partido. Y fue una gran elección, ya que no dieron oportunidad a los rivales, endosándoles un triple 6-4 que ponía a España por delante en la eliminatoria. El siguiente partido que se disputó fue Juan Carlos Ferrero contra Leyton Hewitt. En un partido muy luchado, fue Juan Carlos quien acabó imponiéndose en el encuentro, gracias a ese passig shot tan suyo. Juan Carlos Ferrero dio el punto definitivo. Dio, la primera ensaladera de la historia del tenis español. Un hecho histórico en el tenis de nuestro país. Un hecho que se repetiría en 2004, 2008, 2009 y 2011. Todo gracias a una generación extraordinaria de tenistas que encumbraron al tenis español. Y que los jóvenes que venían desde abajo, supieron continuar.
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