EDIZIONES, 14 Dic.
La Navidad es tiempo de alegría, de disfrutar, de compartir, de estar en familia; pero no siempre puede ser así. Hay muchas familias que cada noche luchan por salir adelante sin saber lo que les depara el futuro. Incluso en Navidad. Estas son las familias cuyo hogar no es su casa, sino el hospital.
"Cuando llega la Navidad siempre pienso en los niños, en particular, en los que no pueden abandonar el hospital durante esta temporada, porque en esta época del año en que todo el mundo es más alegre, su dolor se hace aún más evidente", confiesa Karen Alsop, artista de la fotografía que ha llevado a cabo el 'proyecto heART' en un hospital de Melbourne, Australia.
'The heART Project' pretende llevar la Navidad a aquellos niños que no pueden ir a casa por Navidad y para hacerlo realidad, Karen necesitó de la colaboración de un Papá Noel, un equipo de atrezzo y, por supuesto, de la colaboración de 30 niños y niñas pacientes del hospital que, ajenos a la sorpresa final, pensaron que simplemente se trataba de tomarse una fotografía con Papá Noel.
"Yo quería darles un regalo que le trajese esperanza y quería liberarlos, al menos en un sentido creativo, de sus máquinas, monitores, de los confines de una sala de hospital y de la realidad de su situación".
Una maratón de 15 horas que Karen y su equipo llevaron a cabo el 29 de noviembre bien temprano en el Hospital de Niños de Monash, preparando una habitación vacía en un estudio fotográfico donde empezar a crear lo que después se convertiría en pura magia.
Uno a uno los niños se acercaron a posar frente a las cámaras. Para los que no podrían moverse, Karen, Papá Noel y su equipo no tuvieron problema en acercarse a sus camas para continuar su labor.
"Mi objetivo principal era reavivar su fe de cómo podrán verse cada uno de ellos en un futuro".
Este es el resultado final de la preciosa labor que esta joven artista de la fotografía y de los programas de edición llevó a cabo. (Si nos permites la recomendación, no te pierdas ni un minuto de lo que dura el vídeo porque ver las caras de los pequeños al final no tiene precio).
