Actualizado 15/12/2008 13:39

Científicos australianos reclaman más cautela y estudio ante los proyectos de fertilizar el océano para capturar C02

SINGAPUR, 15 Dic. (Reuters/EP) -

Un grupo de científicos australianos alerta en un estudio de la necesidad "crucial de una mayor cautela e investigación" antes de permitir que las empresas comerciales realicen proyectos de fertilización de océanos a gran escala y a largo plazo para capturar y almacenar dióxido de carbono (CO2), según un estudio del Centro de Investigación del Clima y los Ecosistemas del Antártico, en Hobart (Australia).

La biodiversidad y los mares de hielo entre Australia y la Antártida, según el trabajo, podrían convertirse en una mina de dinero para algunos empresarios mediante la ingeniería aplicada a la naturaleza para capturar dióxido de carbono (CO2) y la venta de créditos de carbono que se traducirán en millones de dólares. Si bien, algunos científicos aceptan el concepto de usar la naturaleza para limpiar a la humanidad del exceso de CO2 en la lucha contra el calentamiento global, pero advierten de que es un peligro de riesgos e incertidumbres.

"No creo que la comunidad científica se haya ni siquiera sentado para hacer una lista de las cosas que es necesario analizar antes de que nos sintamos cómodos de que esto podría ser un esfuerzo de bajo riesgo", asegura el investigador australiano Tom Trull, uno de los autores del informe.

Trull, investigador del programa líder de Control de Dióxido de Carbono en el Océano, del Centro de Investigación del Clima y los Ecosistemas del Antártico, en Hobart (Australia), afirma que nunca se han diseñado programas de medición para observar los cambios ecológicos y los riesgos.

Así, los científicos indican que espolvorear la superficie del océano con cantidades de hierro o soltar otros nutrientes sobre varios miles de kilómetros cuadrados favorece el florecimiento del fitoplancton pequeño, con una absorción de dióxido de carbono en las plantas marinas. Cuando ese fitoplancton muere, esas plantas se depositan en las profundidades marinas, y el carbono capturado por sus células vuelve a donde posiblemente se almacenó durante décadas o siglos en los sedimentos del fondo oceánico.

Las empresas están observando que este sumidero de carbono natural podría comercializarse para obtener un rendimiento de los créditos de carbón que ayude a las industrias a compensar sus emisiones.

El problema es que nadie conoce con exactitud cuánto carbono puede ser capturado y almacenado de esta manera, ni por cuento tiempo, ni los riesgos que puede suponer para los ecosistemas del océano si se realiza esta geo-ingeniería a gran escala, advierte el informe.

Algunos científicos temen que estos esquemas puedan cambiar la composición de las especies oceánicas, aumentar la acidez o provocar una disminución del oxígeno en algunas áreas, incluso promover la liberación de otro poderoso gas de efecto invernadero como el oxígeno de nitrógeno.

CAMBIOS EN EL ECOSISTEMA MARINO

"La fertilización del océano podría provocar cambios en la estructura de los ecosistemas marinos y la biodiversidad, y podría producir efectos indeseables", afirma un análisis del citado centro de investigación australiano que será publicado próximamente.

"Mientras los experimentos de fertilización con hierro están controlados, se ha advertido un incremento en el crecimiento de fitoplancton, y un aumento temporal en la aspersión de CO2, pero es incierto si esto podría aumentar la transferencia de carbón a las profundidades del océano a largo plazo", añade el informe.

Asimismo, el estudio también observa el potencial de crecimiento de los posibles impactos negativos y la duración de la fertilización e indica que existen dudas sobre los efectos dañinos que podrían detectarse con el tiempo. También, consideran que es "muy importante" reconocer si los efectos de deterioro aumentan al nivel de la duración de la fertilización.

Según el profesor de oceanografía de la Universidad de Dalhousie, en Nueva Escocia (Canadá) John Cullen, "la detección de los efectos acumulativos podría no ser posible hasta que el daño ya esté hecho". "Es extremadamente importante observar los riesgos ecológicos de este tipo de actividad", añadió.

Los océanos capturan grandes cantidades del CO2 emitido por la naturaleza a través de la combustión de combustibles fósiles y la deforestación, por lo que el Océano Sur juega el gran papel para los océanos.

Sin embargo, buena parte de éste mar está repleta de hierro y experimentos que han demostrado que incluso pequeñas cantidades de nutrientes pueden disparar el flor

Varias empresas como la californiana Climos y la australiana Nourishment Corp están planeando experimentos a pequeña escala para probar sus proyectos de captura y secuestro de carbono oceánico. La segunda de ellas utiliza amoniaco y urea, que lleva por un ducto marino a una región deficiente en nitrógeno y que fomenta el crecimiento del fitoplancton y de pescado. Por su parte, Climos utiliza hierro y tiene planes de realizar experimentos en el Océano Antártico en 2010.

Por otro lado, el profesor Trull, que participó en el primer experimento de fertilización oceánica en 1999 (desde entonces se han realizado 12 más en todo el mundo), dijo que los proyectos comerciales necesitarían operar sobre enormes extensiones del océano durante muchos años.

Finalmente, el informe del centro investigador australiano también añade que la fertilización con hierro podría suponer una absorción límite de cerca de 1.000 millones de toneladas de carbón (3.700 millones de toneladas de CO2) anuales, es decir un 15 por ciento de las emisiones de carbón producidas por el hombre.