La familia tradicional vasca pasa de representar el 63% en 1986 al 41% en 2006 y reduce su tamaño de 4,3 a 3,7 miembros

Actualizado: jueves, 27 noviembre 2008 14:02

Las familias de personas solas han aumentado un 61% y las de matrimonios o parejas sin hijos un 51%

BILBAO, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -

La familia tradicional formada por padre y madre con hijos ha pasado de representar el 63 por ciento del total de familias en 1986 a menos del 41 por ciento en 2006, ademas de ver reducido su tamaño medio de 4,3 personas en 1986 a 3,7 pasados diez años, según datos elaborados por Eustat y presentados hoy en rueda de prensa.

La evolución de la fecundidad y de la esperanza de vida ha hecho que, durante el periodo 1996-2006, las familias de personas solas hayan aumentado un 61 por ciento y las de matrimonios o parejas sin hijos un 51 por ciento.

En las familias unipersonales, la mayor influencia en su crecimiento ha sido el aumento de la esperanza de vida, superior en el caso de las mujeres, que constituyen el 61 por ciento de dichos núcleos familiares. Por su parte, en las familias de parejas sin hijos, ha influido el descenso de la fecundidad de los años ochenta que, al tener menos hijos, ha provocado la disminución del tiempo en el que la totalidad de los hijos se independizan.

Según Eustat, la "gran perjudicada" por esta evolución ha sido la familia de padre y madre con hijos, ya que, además de pasar del 63 por ciento del total de familias en 1986 a menos del 41 por ciento en 2006, ha reducido su tamaño medio de 4,3 personas en 1986 a 3,7 en 2006.

La disminución de los tipos familiares que tienen hijos sería mayor si no se hubiera incrementado la duración del tiempo que éstos permanecen con los padres. En el último quinquenio, los hijos se marchan del hogar paterno con más de 29 años de media, mientras que veinte años antes la edad se situaba en 24,6 años.

Otras de las afectadas han sido las familias monoparentales, que han disminuido en unas 16.000 en el período de 2001 a 2006, aunque las de padres lo han hecho en mayor grado (-30,4%) que las de madres (-15,4%).

El informe indica que hace 30 años prácticamente el 100 por ciento de las personas acababan casándose, pero actualmente más del 40 por ciento de las personas se quedarán solteras. A esto se añade que la edad media al primer matrimonio está llegando a edades altas: 33,8 años para los hombres (7,2 años más tarde que en 1976) y 30,8 años en el caso de las mujeres (6,6 años más que en 1976).

Si se atiende a los datos de las generaciones, la proporción de no solteros para cada uno de los sexos a los 50 años oscila entre el 86 por ciento para los hombres y el 95 por ciento para las mujeres. Las generaciones de los años 50, las últimas para las que se puede considerar completa su historia nupcial, tienen descensos acusados en su intensidad nupcial, debido a la bajada de las tasas de nupcialidad entre los 25 y 34 años de edad.

Históricamente se da una relación entre la edad media elevada y la disminución de la intensidad de la nupcialidad, por lo que una proporción cada vez más importante de la población permanecerá soltera definitivamente.

15 AÑOS ATRÁS

Eustat señaló que la generación de mujeres nacidas entre 1956 y 1960 no sólo no asegura su reemplazo, establecido en 2,1 hijos por mujer, sino que sólo han alcanzado a tener una descendencia final de 1,6 hijos. Estos datos contrastan con los 2,4 hijos que tuvieron las generaciones nacidas 15 años atrás.

La razón que explica la falta de reemplazo generacional se halla en una disminución drástica de los terceros y posteriores hijos que, de suponer el 23 por ciento del total de hijos en las mujeres de las generaciones de 1946 a 1950, han pasado al 6 por ciento en las nacidas entre 1961 y 1965.

Las descendencias finales son tan bajas porque se lleva más de 20 años con unos indicadores anuales de fecundidad exiguos. En 2005, todavía se sitúa en 1,2 el promedio de hijos, muy lejos de los 2,7 de media obtenidos en 1975, que en 1994 se alcanzó el mínimo, con la cifra de 0,9.

ESPERANZA DE VIDA

Tanto los hombres como las mujeres de la Comunidad Autónoma Vasca han experimentado un aumento constante de su esperanza de vida. Atendiendo a los indicadores observados hace 30 años (69,6 años y 76,9 años de esperanza de vida para varones y mujeres, respectivamente), la esperanza de vida de las mujeres se ha incrementado en 7,4 años y para los hombres en 7,6 años.

Los varones y las mujeres han ganado tres meses de vida cada año hasta alcanzar los 77,2 años y los 84,3 años, respectivamente. La diferencia entre las esperanzas de vida de ambos sexos se ha reducido a 7,1 años desde la máxima de 8,7 que se observó hace 15 años.

Los tumores constituyen la principal amenaza a los años de esperanza de vida. Si se consiguieran eliminar totalmente los tumores, los hombres prolongarían algo más de cuatro años su vida y las mujeres algo más de tres años y medio. Más suaves son, en cambio, los detrimentos provocados por las causas externas de defunción, que restan algo más de un año de vida a los hombres y algo más de cuatro meses a las mujeres.