El equipo de la película 'Los Domingos' de Alauda Ruiz de Azúa. - JOSE IGNACIO UNANUE-EUROPA PRESS
SAN SEBASTIÁN, 22 Sep. (EUROPA PRESS) -
La directora y guionista Alauda Ruiz de Azúa ha explicado que, desde su "fe en el espectador", ha intentado crear en su última película 'Los domingos', que presenta a concurso en la Sección Oficial del 73 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, un espacio en el que, quien vea la cinta, "saque sus propias conclusiones". "Una de las hipótesis que plantea esta película es que la necesidad de afecto o sentirte especial te puede llevar a un sitio que no esperabas", ha indicado.
Ruiz de Azúa ha presentado, acompañada de las actrices Nagore Aranburu, Patricia López Arnaiz, Blanca Soroa y Mabel Rivera, los actores Miguel Garcés, Juan Minujín y los productores Manuel Calvo, Marisa Fernández, Sandra Hermida, Nahikari Ipiña y Guillermo Farré este filme que cuenta la historia de una joven de 17 años, Ainara (Blanca Soroa) que se plantea convertirse en monja de clausura.
La directora ha señalado que esta historia "nace hace mucho tiempo, de una anécdota". "Conocí de joven a una chica con vocación religiosa que entró en una orden, yo era también muy joven y me generó mucha curiosidad una decisión tan radical", ha explicado.
A ello ha añadido que, tras rodar 'Cinco lobitos', pensó que "podía abordar ese tema desde el punto de vista de la familia y hablar de muchas fragilidades de la familia y de convicciones muy férreas que de repente un adolescente puede poner en tela de juicio". "Me pareció muy interesante y me lancé a explorar", ha confesado.
Además, ha apuntado que este filme nace "con la vocación de generar debate" sobre "cuánto de lo religioso hay en nuestra sociedad laica o incluso en el mundo". Asimismo, ha incidido en la capacidad del cine de evocar, que, a su juicio, es "más valiosa" que las lectura literales.
En este contexto, ha explicado que ha construido 'Los domingos' con "puntos de vista muy extremos, pero intentando mantener cierta distancia con ellos" y, además, "teniendo fe en el espectador" al abordar unas creencias que no son las suyas, pero de forma muy respetuosa.
"Creo que es una de las grandes apuestas de la película, generar un espacio para que el espectador saque sus propias conclusiones. Intentar ser rigurosa, respetuosa, sin ridiculizar ni caer en maniqueísmo. Es una película de preguntas complejas. Me interesaba también cuánto nos impide nuestra superioridad moral intentar entender al otro. Intento lanzar preguntas a los espectadores y que tengan un viaje con ello", ha manifestado.
"FRAGILIDAD FAMILIAR"
Tras indicar que en la película las monjas son también actrices, en concreto un coro de mujeres, ha incidido en que el universo familiar de 'Cinco lobitos' y en su serie 'Querer' y el intentar mantenerlo está también en este filme, pero "no siempre es fácil" que esa familia se construya desde el refugio, desde el amor y precisamente esa "fragilidad" familiar es el común denominador de estas tres creaciones de Ruiz de Azúa. "Todos los personajes enfrentan a hasta dónde mantener esa familia, los esfuerzos y renuncia" que ello supone, ha señalado.
Además, ha señalado que ha intentado construir este filme desde la "tensión" para que los espectadores tengan que "dilucidar si el sentimiento de Ainara es genuino o influenciado por el mundo adulto, por sus carencias, y por el religioso".
"El papel de los adultos es muy importante a la hora de concretar las escenas y narrativa, y se habla también de la vulnerabilidad en la adolescencia, un momento complicado", ha afirmado. "Una de las hipótesis que plantea esta película es que la necesidad de afecto o sentirte especial te puede llevar a un sitio que no esperabas", ha indicado.
"JUEGO DE ESPEJOS"
En cuanto al título, ha indicado que le "gustaba mucho" por su dualidad, ya que los domingos es un día de comidas familiares pero también el día del Señor para las personas religiosas y en la película "hay mucho juego de espejos, mucho doble significado".
Sobre el trabajo con los actores, ha indicado que tenían "muchas preguntas" pero ella también y eso "forma parte del proceso, buscarle capas a lo que hacemos", algo que, además, disfruta "mucho". "Si estás abierto al proceso muchas veces salen cosas mejores que lo que pensabas", ha señalado.
Por su parte, Soroa ha explicado que ella no era actriz y a la hora de interpretar a Naiara escuchó "mucho" a la directora "que había investigado un montón el tema", y así han ido "construyendo poco a poco" a este personaje, "intentando entenderla". "Creo que lo hemos conseguido".
Por su parte, Aranburu ha indicado que su trabajo como monja en la película ha sido intentar dar "veracidad" a la vocación de Ainara y ser "un refugio de paz", mientras que Garcés ha indicado que los "más atractivo" de su personaje ha sido ser un padre de la protagonista "difícil de leer" lo que le ha permitido alejarse de su realidad y su tendencia a entender a su hijo, en la vida real, y que tenga en él un apoyo en la figura paterna. Según ha indicado, lograr esa distancia ha sido "divertido, aunque desgarrador", porque su tendencia era " "intentar comprender y amparar a esos ojos que te miran desde los 17 años".
López Arnaiz ha señalado que este papel, de tía de Ainara, ha sido "un material que te viene ya con todos los ingredientes y al que te entregas", porque Ruiz de Azúa ha hecho "un trabajo increíble de investigación" y es "precioso trabajar desde ahí".
"Mi personaje no quiere investigar, ni conocer la experiencia de su sobrina, siente que tiene que protegerla porque es el referente femenino para ella", ha indicado, para añadir que tiene un vínculo "muy potente" con su sobrina y ha sido "muy fácil conectar con eso".
La intérprete ha destacado que "saber escribir las relaciones entre personajes te permite interpretarlos más veraces". "Eso está imaginado, pensado y escrito y trabajamos con ello y saber ver ese entramado de relaciones familiares es uno de los puntos fuertes de esta película porque hace que sea fácil sentirse aludido por ese retrato familiar", ha explicado.