El Museo Etnográfico González Santana elige una lámpara de carburo como pieza del mes de octubre

Lámpara de carburo
MUSEO GONZÁLEZ SANTANA
Actualizado: domingo, 7 octubre 2012 13:44

MÉRIDA, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Museo Etnográfico González Santana de Olivenza (Badajoz) ha elegido una lámpara de carburo como pieza del mes de octubre. Estas lámparas, junto al candil y el quinqué, eran los tres objetos más utilizados a principios del siglo XX para iluminarse en las zonas rurales.

La lámpara de carburo utilizaba el carburo de calcio, sustancia sólida de color grisáceo que tiene una reacción exotérmica con el agua, dando cal apagada y acetileno.

Todas las lámparas de carburo poseen un recipiente para almacenar el agua en su parte superior, que mide y modifica su goteo por medio de una llave reguladora o inyector. En la parte inferior, tienen un depósito para colocar el carburo, sobre el cual cae la gota de agua y donde se crea el gas acetileno.

Desde este depósito, un conducto conecta con la boquilla quemadora, la cual se encuentra situada en el exterior de la lámpara. En su extremo se produce la flama brillante, según apunta el museo en nota de prensa.

Al principio, fue empleada en la minería, y difundiéndose también en otras actividades como la espeleología. La lámpara de carburo se convirtió en el "artefacto ideal" para la iluminación autónoma en grutas, ofreciendo una gran potencia luminosa a un muy bajo costo y convirtiéndose en la iluminación principal para espeleólogos.

En Olivenza se utilizó para iluminar casas y cortijos hasta bien entrado el siglo XX. Las personas mayores, entre setenta y ochenta años de edad, todavía recuerdan lo mal que olía cuando se apagaba. A ellos les vienen a la memoria el candil, la lámpara de carburo y el quinqué como los objetos que daban luz en la casa cuando eran niños.

Al llegar la electricidad, la bombilla desplazaría estos artefactos, que pasaron a desvanes y trasteros de donde hoy se recupera para hablar de la evolución de la luz artificial en los hogares.