SANTIAGO DE COMPOSTELA, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

La VIII edición del Concurso de Ideas Empresariales de la Universidade de Santiago distinguió en esta ocasión a cinco proyectos sobre producción de hidrógeno a partir de residuos urbanos, pago de ORA con el teléfono móvil, juguetes para niños con problemas, micro-óptica y sensores y apiterapia sin la picadura de abejas.

La convocatoria, por la que recibieron cada uno un premio en metálico de 600 euros, estaba abierta a emprendedores universitarios de toda Galicia con una idea innovadora susceptible de convertirse en un proyecto empresarial a corto y medio plazo, valorando la viabilidad, el carácter innovador de la idea, su grado de madurez y que tenga en cuenta las políticas de igualdad.

La edición presente del concurso registró de nuevo cifras de participación similares al año pasado, con 260 ideas presentadas, la mayoría de ellas vinculadas al área de Ciencias Jurídicas y Sociales, y, más en concreto, a la Facultad de Administración y Dirección de Empresas. Además, el 55% de las propuestas fueron impulsadas por mujeres.

Marta Acuña, de Ingeniería Química de la USC, es la autora de la idea que propone la producción de hidrógeno a partir de residuos urbanos como combustible alternativo para vehículos. El resultado del proceso sería la obtención de hidrógeno al 99,9% de pureza, incluyendo, además, la posibilidad de comercializar electricidad.

El pago de la ORA con el móvil corresponde a Miguel Varela Pérez, de la Facultad de Informática de la Universidade de A Coruña, que se aprovecharía de la posibilidad de conectarse a la máquina de control de la ORA por medio de la tecnología bluetooth o por mensajería SMS.

Los juguetes para niños con problemas es la propuesta de Jeni Rodríguez Rico, de la Facultad de Administración y Dirección de Empresas del Campus de Lugo, al considerar que la mayoría de juguetes no vienen adaptados para poder adquirirlos un niño con dificultades auditivas, visuales o de habla.

De este modo, la supuesta empresa de Jeni Rodríguez propone juguetes para niños mayores de cinco años que llevarían, en lugar de dibujos en los botones, palabras que los identificasen en lenguaje Braille o una pantalla en la que aparecerá lo que dice en caso de que estuviera dotado de sonido.