Bush aprovechará su entrevista con Gordon Brown para persuadirlo de que descarte plazos para la retirada

Actualizado: domingo, 15 junio 2008 16:10


LONDRES, 15 Jun. (de la corresponsal de Europa Press, Eva Martínez Millán) -

El presidente de Estados Unidos, George Bush, pretende aprovechar su última entrevista bilateral con el primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown, antes de abandonar el poder para convencerlo de que renuncie a fijar plazos para la retirada de tropas de Irak, después de que el mandatario británico avanzase en los últimos meses que dará a conocer novedades que, según un informe publicado esta semana, podrían apuntar a finales de este año.

En una entrevista con 'The Observer' --edición dominical del diario 'The Guardian'--, Bush esbozó la agenda prioritaria con la que llega a Londres como última escala de su viaje de despedida de Europa y confirmó que Irak constituirá el argumento fundamental, después de que las islas figurasen en 2005 entre los abanderados de la operación militar contra el régimen de Sadam Husein a raíz del alineamiento de Tony Blair con la campaña emprendida por el dirigente norteamericano.

La cita es la segunda entre los dos mandatarios en menos de dos meses, puesto que Brown realizó una visita oficial a Estados Unidos el pasado abril, si bien ésta última de Bush al continente ha conferido más preeminencia a las relaciones con su colega galo, Nicolás Sarkozy, tras definir a Francia como el "primer amigo" de Washington y pasar hasta dos noches en París, frente a la cena privada que prevé mantener en el número 10 de Downing Street tras reunirse con la Reina Isabel II.

En este sentido, el presidente estadounidense admitió en su conversación con el diario británico su descontento con los análisis iniciados por Londres para diseñar la salida de Irak y desveló que ya había mantenido "discusiones" con Brown sobre la materia, de las que había salido "agradecido" por el hecho de que el dirigente británico estuviese en la línea de los americanos en torno a lo que "él y su Ejército están pensando".

No obstante, subrayó que aunque ambas administraciones querrían proceder a una retirada de tropas, esta decisión sólo se puede adoptar "sobre la base del éxito" y, por ello, preguntado por las evaluaciones acometidas por Gran Bretaña para comenzar a definir plazos, advirtió: "Nuestra respuesta es que no debería haber uno definitivo".

AUTORIZACIÓN DEL EJÉRCITO

Además, recordó que el propio Brown finalmente retiró la decisión dada a conocer a finales del pasado año de proceder en primavera a la vuelta de una primera remesa que recortase la presencia militar a los 3.500 soldados y recordó que el país tiene aún unos 4.200 en Irak. Por ello, se mostró "convencido" de que cualquier decisión que adopte el dirigente escocés contará con el visto bueno de las autoridades del Ejército.

"Confío en que él, como yo, escuchará a nuestros comandantes para asegurar que los sacrificios que hemos hecho no se desbaraten por reducciones que podrían no estar garantizadas a estas alturas", mantuvo, tras lo que aseguró "estar deseando discutirlo con él". Así, pese a rechazar cuestionar la forma en que los líderes gestionan sus "asuntos internos", advirtió de que no seguirá ninguna apuesta de Brown de apelar al electorado crítico con la guerra y disculparse por "lo que ocurrió a la gente de Irak".

Al respecto, George Bush dijo sentir "dolor" personal acerca de las víctimas que registra hasta ahora el conflicto, tanto en el bando de las tropas aliadas como entre la población, pero consideró necesario incidir en que "algunos de los iraquíes han sufrido" en un contexto más amplio. Según él, mientras ni el ejército norteamericano ni el británico tenían "intención de matar a gente inocente", el régimen de Sadam perpetró durante años matanzas deliberadas masivas y ahora los ciudadanos han podido elegir a su Gobierno y vivir en una "sociedad libre".

ECONOMÍA

No obstante, la polémica de Irak no es la única que distancia a ambos líderes, pese a las reiteradas revindicaciones de Brown desde que llegó al poder acerca de la "alianza estratégica" a ambos lados del Atlántico, puesto que Bush expresó también sus reticencias acerca de las acciones del mandatario británico de promover una campaña para frenar la escalada del precio del petróleo.

Así, preguntado por la cumbre entre países productores y consumidores del próximo día 22 en Jeddah (Arabia Saudí), el presidente de Estados Unidos consideró que aunque supone una "idea interesante", no se deben generar expectativas sobre una mejora a corto plazo: "Iré a casa y supervisaré lo que significa para decidir quién irá en nuestro nombre", frente a la importancia que el primer ministro de Reino Unido otorga a la cita, a la que prevé asistir personalmente.

Además, pese a admitir las posibilidades de aumentar la producción, apuesta de cabecera de Brown, añadió que "no hay varitas mágicas", ya que igual que "llevó un tiempo llegar donde se está, llevará otro salir". "Y la verdad es que no va a haber más suministro o menos demanda, la demanda no baja en una noche, particularmente con grandes consumidores de hidrocarburnos como China que subvencionan a la población", aseveró.

También, la entrevista entre ambos mandatarios permtirá poner sobre la mesa otras cuestiones de la agenda internacional, como la tendencia alcista del precio de los alimentos o la respuesta internacional ante la amenaza nuclear de Irán, ampliamente evaluada ya en la reunión que Bush mantuvo en París con Sarkozy, y que Bush pretende retomar en su reunión privada de mañana en el número 10 de Downing Street, de donde partirá a Irlanda del Norte para reivindicar el primer año de Gobierno de unidad de unionistas y protestantes como última convocatoria de su agenda oficial en Europa.