China.- Los habitantes de Chengdu prefieren estar a la intemperie pese a que la ciudad ha quedado casi intacta

Actualizado: miércoles, 14 mayo 2008 21:00

El hospital provincial se prepara para la llegada masiva de heridos desde la zona del epicentro

CHENGDU (CHINA), 14 May. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Débora Altit) -

Una gran mayoría de los habitantes de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, prefieren estar a la intemperie a hacerlo en sus casas dos días después del terremoto que golpeó el suroeste de China y que dejó unos 15.000 muertos y ello pese a que sus ciudadanos reconocen que se trata de una ciudad afortunada que escapa a todos los desastres y a que el seísmo apenas ha provocado daños en ella.

"Estamos en la calle porque tenemos miedo de las réplicas", explica a Europa Press una joven, trabajadora en una oficina de Correos, y que había salido a la calle, con sus vecinos, a dejar pasar las horas. "Nos quedamos aquí hasta que se hace tarde y estamos cansados, y entonces nos subimos a casa".

Según explica esta joven, los que viven en el primer o segundo piso de los edificios pueden permitirse el lujo de quedarse dentro de casa, porque tienen más posibilidades de salir con vida, o dar un salto a la calle, en caso de que se produzca un nuevo temblor. De acuerdo con el Departamento Sismológico Nacional, desde el terremoto del lunes se han registrado ya 18 réplicas de más de 5 grados en la escala Richter; la más potente tuvo lugar ayer al mediodía, y fue de 6,1 grados.

A la hora de trabajar, señala la joven, no queda más remedio que ir al edificio de siempre si bien, según comentaba un periodista extranjero en la capital, el servicio de su hotel se negaba a subir hasta la habitación que le habían asignado, en el último piso.

Los datos oficiales hablan de casi mil muertos en la capital provincial, pero hacen referencia, según los lugareños, a distritos vecinos. Y en las calles no se ve ni un edificio derrumbado, ni un árbol caído.

"Algo pasa con nuestra orografía, porque Chengdu es una ciudad muy afortunada. Ni sufrimos inundaciones como en otras partes de China, ni terremotos, el clima es agradable y la gente muy relajada", comenta una taxista, a la que el temblor le pilló al volante. "Veía las luces amarillas, de los semáforos, dando bandazos. No podía avanzar con el coche y no sabía lo que pasaba, hasta que el cliente me dijo '¡es un terremoto!".

Pese a todo, sorprende ver que Chengdu, a tan sólo unos kilómetros del epicentro, haya salido intacto del desastre. La capital de Sichuan se encuentra a unos 50 kilómetros de Dujiangyan, de donde saltó la primera alarma sobre lo que se avecinaba, al conocerse que 900 estudiantes habían quedado sepultados en su colegio.

ENFERMOS EN LAS CALLES

Clínicas y hospitales han optado por sacar a los enfermos a la calle, para evitarles más sustos. Los cubren bajo tiendas de campaña militares, lo que añade a la ciudad cierta sensación de estado de sitio. "Pero no, éstos no son heridos del terremoto, son los enfermos de siempre. Los heridos por el terremoto están en el hospital provincial, que está mejor preparado que nosotros", explica uno de los médicos, que reconoce que, él también, ha preferido sacarse el colchón y dormir al raso las últimas noches.

El hospital provincial, mientras tanto, se preparaba para la llegada masiva, en la noche de hoy, de enfermos de Wenchuan (epicentro del terremoto). En el patio delantero, cubiertos con los toldos de rayas que suelen usarse en China en todas las obras, se extendían unos tenderetes apresurados que servirán para recibir, entre esta noche y mañana por la mañana, a varios cientos de personas.

"En estos días han llegado unos 400 ó 500 heridos, no sabría decir muy bien, pero van a llegar muchísimos más. Y sí, varios han muerto ya, hace un momento se acaban de llevar a una persona", señaló a Europa Press una de las enfermeras jefe.

Alrededor del hospital, decenas de mirones esperaban la llegada de los heridos. "No, yo no tenía ningún familiar ahí, sólo he venido a visitar a mi hermana, que está enferma, y estoy viendo a ver qué pasa".

Comparado con Beijing, sorprende la tranquilidad y confianza con la que la gente responde a las preguntas de los periodistas extranjeros. Hasta que de repente aparece de las sombras un hombre, vestido de paisano, que recrimina en el dialecto local al intérprete de unos periodistas.

"Me ha preguntado que si eran periodistas y me ha dicho que tengo que tener siempre presente que mis traducciones deben respetar los principios propagandísticos oficiales y atenerse a lo que dice la prensa china, para que no haya malentendidos", comentó después el intérprete, ligeramente nervioso. "No, yo no le he preguntado quién era. Nosotros los chinos no necesitamos preguntar eso, está claro que es un funcionario", añadió.

LOCALIDADES CERRADAS

Tras unos días iniciales de lo que parece haber sido cierta apertura involuntaria, ocupado quizá el Gobierno en organizar las operaciones de rescate, para mañana ya se ha anunciado que quedarán cerradas al paso algunas localidades, como la de Dujiangyan.

En Chengdu se ha extendido rápidamente el rumor de que una planta química ha contaminado las aguas del sistema de irrigación de Dujiangyan, que abastece a la capital. "En Internet he leído que la televisión de Sichuan iba a dar la noticia y que el departamento nacional de propaganda le ordenó que no lo hiciera, pero no sé si es verdad", comenta un estudiante.

En otra localidad también cercana, Shifang, se afirma que las emisiones son tales que los habitantes deben ir con mascarillas.