DAMASCO, 30 Mar. (Reuters/EP) -
Lo más destacado de la primera sesión de la 20º Cumbre anual de la Liga Árabe fue la promesa de Siria de cooperar para poner fin a la crisis política que vive Líbano, una actitud correspondida por la delegación de Arabia Saudí, que destacó que considera a Damasco parte de la solución a la parálisis política libanesa, país que intenta desde noviembre elegir a un nuevo presidente de consenso entre las fuerzas políticas del país, algunas de ellas estrechamente vinculadas a Siria.
El lenguaje conciliador sobre Líbano supone un alivio de las tensiones generadas durante los prolegómenos de la cumbre, marcados por las críticas del Gobierno prooccidental libanés y los principales aliados árabes de Estados Unidos en la región criticando duramente la actitud del país anfitrión, Siria.
Líbano no participa en la reunión en protesta por la política de Siria, mientras que Egipto, Arabia Saudí y Jordania han enviado delegaciones de nivel menor, con lo que sólo once de los 22 jefes de Estado de la organización han acudido a Damasco.
Tras rechazar las acusaciones de que su país se encuentre detrás del bloqueo político en Líbano, sin presidente desde el pasado mes de noviembre, el presidente sirio declaró estar "completamente preparado para cooperar con los esfuerzos destinados al consenso nacional en Líbano, que es la base para la estabilidad".
El presidente añadió que la "clave" para solucionar el conflicto "se encuentra en manos de los propios libaneses", que disponen de su "patria, sus instituciones, su Constitución y la consciencia necesarias" para resolver el problema.
Mientras, desde Riad, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Saud al Faisal, negó que los países árabes estén intentando aislar a Siria por la crisis libanesa.
"Al contrario, Siria es uno de los países importantes de la región y, naturalmente, los países árabes tienen ganas de que Siria participe de una acción árabe común", indicó. "El problema es que lo que se decidió por unanimidad en la Liga Árabe, incluida Siria, no se está aplicando", lamentó.
Los máximos representantes de las delegaciones abordaron a puerta cerrada las relaciones árabes. Los delegados indicaron que las discusiones se llevaron con calma, pero no se logró ningún acuerdo importante, por lo que esperan que el secretario general de la organización, Amr Musa, trabaje en las próximas semanas para limar asperezas.
"No hubo tensión ni confrontaciones. Las conversaciones fueron bien", explicó uno de los delegados bajo condición de anonimato. "Está claro que los anfitriones no quieren confrontación alguna ni debates que provoquen divisiones importantes en la cumbre", opinó.
Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe ya aprobaron en enero un plan de resolución para el contencioso libanés que preveía el nombramiento del jefe del Estado Mayor del Ejército libanés, Michel Suleiman, como nuevo presidente.
Sin embargo, el Gobierno prooccidental libanés y la oposición liderada por Hezbolá --grupo prosirio-- difieren en la interpretación de varios puntos del texto, especialmente en lo referente a la posibilidad de que la oposición cuente con poder de veto sobre las decisiones del nuevo Gobierno.
"Esperamos que la cumbre pueda resolver la crisis de Líbano sobre la base de la iniciativa de la Liga Árabe (...), en especial porque la cumbre se celebra en Damasco, de la que esperamos un gesto positivo en el escenario libanés para que se aplique la iniciativa", agregó Al Saud.