Crónica China.- China defiende que su sistema judicial es ahora más justo tras la reforma para aplicar la pena de muerte

Europa Press Internacional
Actualizado: lunes, 21 enero 2008 15:07

Sin embargo, el Gobierno chino sigue sin dar cifras sobre el número de personas que ajusticia

BEIJING, 21 Ene. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -

Un año después de la revisión del sistema de aplicación de la pena capital en China, el país que ejecuta a mayor número de sus ciudadanos del planeta, las autoridades se han congratulado públicamente por el éxito de la reforma que, afirman, garantiza ahora que todas las condenas a muerte sean merecidas y ha reducido el número de ejecuciones.

"La calidad de los primeros y segundos juicios por casos (susceptibles de terminar con una condena) de pena de muerte han mejorado; y la calidad de las aprobaciones finales queda garantizada", ha comentado Xiao Yango, presidente del Tribunal Popular Supremo, la máxima instancia china, en declaraciones recogidas por la agencia oficial Xinhua.

La reforma establece, básicamente, que sea el Tribunal Popular Supremo, y no las cortes locales, quienes tengan la última palabra a la hora de dictar sentencia, lo que otorga un 'plus' de garantía y mayor homogeneidad en la aplicación de las condenas a nivel nacional.

Esta modificación ha supuesto una vuelta atrás, hasta el sistema que había existido en el país hasta los años 80, y ha permitido ralentizar el proceso en un país que dicta y ejecuta sentencias de muerte en cuestión de meses, aunque organizaciones pro Derechos Humanos denunciaron en 2007 en más de una ocasión que el gobierno de la región de Xinjiang (oeste), en la que existe un fuerte movimiento independentista entre las poblaciones autóctonas, ejecutó condenas contra supuestos terroristas que no fueron revisadas en Beijing.

CIFRAS

Cuál ha sido, en términos reales, el cambio registrado en un país que permite las ejecuciones legales por 68 motivos distintos, entre los que se incluyen la evasión de impuestos, el tráfico de drogas o la muerte de "tesoros nacionales" como los osos pandas sigue siendo difícil de cuantificar, ya que China considera un secreto de Estado el número de ciudadanos que ajusticia.

Los medios nacionales han hablado de una caída que ha permitido que 2007 sea el año con menos condenados a muerte de la década. Sobre de qué número se podría estar hablando, la única referencia existente son los casos calculados por la organización Amnistía Internacional, que en 2006 los situaba en 1.010 (1.591 en todo el mundo) y en 2005 en 1.770. Sus estimaciones reflejarían una tendencia descendente (en concreto, una caída del 40%) aun antes de la aplicación de la reforma.

Sin embargo, la fiabilidad de estas cifras es cuestionable, ya que la organización emplea como fuente, básicamente, las informaciones publicadas en la prensa. Si se utiliza el mismo sistema para calcular el número de muertos en las minas chinas, por poner otro ejemplo en el que el país asiático cuenta también con el dudoso honor de acumular más bajas que el resto del mundo, el resultado suele ser algunas decenas de fallecidos cada mes; las últimas cifras oficiales hablaban, en cambio, de 3.786 mineros muertos en 2007, más de 10 al día. Por esta razón, la cifra real de ejecutados en el gigante asiático se estima en entre 5.000 y 12.000.

Xiao Yang, el presidente del máximo tribunal, insistió en que se ha producido una exitosa aplicación de la reforma con una muy breve transición, aunque hay que unificar criterios para que todas las provincias apliquen condenas en las mismas situaciones.

CONDENAS A MUERTE CON MORATORIA

El juez también había señalado anteriormente que ha aumentado el número de "condenas a muerte con moratoria de dos años", una sentencia que en la práctica se termina traduciendo en una cadena perpetua.

"Las ventajas de la pena de muerte con suspensión, una sentencia con características chinas distintivas, deberíam explotarse al máximo", afirmó Xiao, que declaró entonces que la abolición de la pena capital es inviable a corto plazo porque los chinos siguen creyendo en el precepto del "ojo por ojo".

Ni siquiera es concebible que Beijing decida eliminar de la lista de agravios delitos no violentos como la corrupción, ante los que se ha aplicado la pena de muerte, como en el caso del fallecido ex director de la agencia del medicamento, Zheng Xiaoyu, para sentar ejemplo.

Recientemente, otro miembro del Tribunal Popular Supremo, Jiang Xinchang, defendió las bondades de la inyección letal en detrimento del disparo en la nuca por considerarla "más humana" e informó de que había sido empleada en la mitad de las ejecuciones efectuadas por los tribunales intermedios.

Desde sectores extra-oficiales chinos se considera que todavía queda mucho por hacer. "Ha habido cambios poco a poco, pero son demasiado lentos", señaló, en declaraciones recogidas por el diario taiwanés 'China Post' Xuan Dong, ex juez del Tribunal Popular Supremo hasta que se decidió en 2000 a luchar por la defensa de los Derechos Humanos.

A juicio de Xuan, que comenta haber llegado a ver como la Policía le tapaba con cinta adhesiva la boca a un abogado defensor, mientras torturaba a su cliente para que cambiara su historia, todavía falta que el sistema judicial deje de estar politizado y administrado por el Partido Comunista.

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