Crónica Macedonia.- Macedonia debe reformar sus sistemas policial y judicial si quiere entrar en la UE, según ICG

Actualizado: domingo, 15 enero 2006 16:00

En un informe, pide a la comunidad internacional que presione al Gobierno para que acometa las reformas necesarias

SKOPJE/BRUSELAS, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

Las esperanzas de Macedonia de entrar en la Unión Europea podrían estar en riesgo a menos que su Gobierno implemente reformas en los sectores policial y judicial, y responda de manera efectiva ante la posible crisis política que amenaza el país, según un reciente informe de International Crisis Group (ICG), en el que examina la evolución de este Estado desde la crisis de los Balcanes hasta su candidatura a la adhesión.

Así, el documento advierte de que el futuro de Macedonia como un socio pleno europeo sólo se hará realidad si su Ejecutivo pone en marcha estas importantes reformas, ya que "la inadecuada Policía y la reforma judicial son dos obstáculos clave, junto al envío de casos de crímines de guerra al Tribunal (Penal Internacional para crímenes de guerra en la ex Yugoslavia) de la Haya y la ambigüedad que rodea la ley de amnistía".

Asimismo, advirtió de que las tensiones con la comunidad islámica en el país están alimentando "rumores exagerados" sobre una amenaza de fundamentalismo wahabi.

El informe sostiene que aunque la decisión de la Unión Europea de convertir a Macedonia en un país candidato fue muy positiva, el "lenguaje cauto utilizado" muestra que los Veinticinco continuarán presionando en algunos sectores al país.

"La decisión de la Unión Europea del pasado año de garantizar el estatus de candidato (a Macedonia) fue un importante estímulo para su prestigio y su confianza en sí mismo", aseguró una analista de la organización, Jennifer Leonard. "Pero todavía hay un largo camino que recorrer antes de que pueda considerarse suficientemente funcional para participar en las negociaciones de adhesión", agregó.

El informe de ICG alaba que la puesta en práctica del Acuerdo Marco de Ohrid, que en 2001 puso fin al conflicto interétnico que perturbaba a Macedonia, es ya casi completa y las reformas esenciales se están acometiendo, aunque denuncia que el progreso es relativo.

PRESIÓN INTERNACIONAL

De esta manera, según ICG, la comunidad internacional debería mantener su presión sobre el Gobierno de Skopje para que "abandone su retórica" y avance de manera "más rápida y más seria en sectores vitales".

En concreto, ICG señala que aunque el Gobierno ha realizado --tal y como establecía el Acuerdo de Ohrid-- importantes progresos en el sector policial, con el reclutamiento de una fuerza más multiétnica, asumiendo la responsabilidad de las fronteras y estableciendo una academia de Policía y una unidad contra el crimen organizado, todavía tiene que afrontar asuntos fundamentales, como la creación de un sistema de reclutamiento de personal basado en los méritos, la descentralización de la autoridad y el aumento de la transparencia y responsabilidad.

Por lo que respecta al sistema judicial, ICG señala que tiene que hacer frente a un número importante de casos atrasados y que sufre de excesiva influencia política. En concreto, señala que resulta significativo que un país de dos millones de ciudadanos tenga 1,2 millones de casos pendientes.

Por esto, considera, aunque el Gobierno ha elaborado un borrador con enmiendas a la Constitución con el fin de promover la independencia judicial, debe implementar estas medidas y acatar reformas que frenen la corrupción y permitan la formación de jueces capaces.

La importancia de estas medidas es crucial en estos momentos, dado el regreso de cuatro casos por crímenes de guerra desde el TPIY, que plantea un reto político y de procedimiento tanto a Macedonia como a la comunidad internacional.

En este sentido, el informe sostiene que la comunidad internacional y el Gobierno de Macedonia deberían presionar al Tribunal de La Haya para retrasar la llegada de estos casos hasta finales de 2006 en incluso "preferiblemente 2008", mientras echan a andar las reformas necesarias.

"Macedonia es todavía una democracia en maduración, vulnerable a aquellos que quieren secuestrar un proceso de reforma imperfecto", explicó el director de programas para Europa del ICG, Nicholas Whyte. "Corresponde ahora a la clase política decidir si Macedonia avanza con torpeza o se dirige con seguridad hacia la integración europea", agregó.