LONDRES 25 Oct. (EUROPA PRESS) -
El jefe de la cárcel donde el candidato republicano John McCain permaneció encerrado durante su estancia como prisionero de guerra en Vietnam ha negado que se haya torturado alguna vez bajo su mando a McCain o a cualquier otro de sus presos, pero destacó la "valentía, hombría e inteligencia" del entonces piloto de combate durante su encarcelamiento, "un punto decisivo en su vida", según aventuró el soldado que le extrajo hace ya cuatro décadas de entre los restos de su avión derribado.
"Nunca he torturado o maltratado a un prisionero de guerra", afirmó Tran Trong Duyet al diario británico 'The Times'. "Los americanos tiraban bombas sobre blancos civiles o militares; realmente no es que contaran con información relevante que nos pudiera interesar", indicó Tran, que se encontró frente a frente con McCain tras el primer año de su encarcelamiento, admirando su valentía pero precisando que "todo esto que se dice de torturas, es más para conseguir votos que otra cosa".
"Corresponde a los americanos si (McCain) es o no un héroe de guerra", rememoró Tran. "Era muy valiente, con mucha hombría, se atrevía a discutir conmigo y era muy inteligente, pero todo esto que se dice de las torturas es para conseguir votos más que otra cosa", declaró.
El primer soldado, entonces norvietnamita, que acudió a los restos del avión de McCain --hace mañana exactamente 41 años, un 26 de octubre de 1967--, Le Van Lua, recordó como extrajo al ahora candidato republicano del aparato casi inconsciente. "La verdad es que no me importaba la política, simplemente vi a un hombre al que ansiaba matar porque había acabado con la vida de muchos vietnamitas", declaró Le.
"Sólo nos contuvimos porque creíamos que vivo era más importante", añadió. "Ahora estoy contento de esa decisión, porque ese día fue realmente el momento que cambió su vida".
La campaña de McCain no comentó las declaraciones de ambos ex combatientes. El candidato republicano ha reconocido en numerosas ocasiones haber firmado, durante su estancia en la cárcel, una confesión sobre sus presuntos crímenes de guerra, algo que él mismo reconoció como su fracaso personal.
Otro de los directores de la prisión, Nguyen Tien Tran, confirmó la historia de su colega, afirmando que la prisión "tenía un claro código de conducta a la hora de cuidar a los heridos. "Hicimos lo que estuvo en nuestra mano para curarle, ¿por qué iba a decir que le torturamos?", se preguntó.