BAGDAD, 26 Ene. (EP/AP) -
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, prometió hoy acabar con la violencia interconfesional en Irak, después de que hoy varias bombas en la capital acabaran con la vida de 26 personas.
"Tenemos toda la esperanza en ello, No tenemos otra alternativa que la de usar la fuerza", admitió, tras asegurar que "no habrá lugar seguro en Irak para los terroristas".
En una sesión parlamentaria, Al Maliki pidió el respaldo del Parlamento al próximo plan de seguridad en Irak bautizado como "Operación Aplicar la Ley", aunque no incidió en la fecha de su implementación.
La sesión fue especialmente dura, tras las críticas del clérigo y diputado suní Abdul Nasser al Janabi, que le señalaba como artífice de la represión de los suníes. El primer ministro se comprometió a perseguir a los causantes de la violencia, pero al mismo tiempo garantizó la seguridad de los civiles iraquíes. Al Maliki afirmó que las críticas de Al Janabi eran infundadas, al tiempo que le acusó de ser responsable del secuestro de 150 personas en la provincia de Anbar.
"Nuestro hermano se pondrá en manos del Gabinete cuando yo presente su ficha, y se demuestre que es responsable. Hay 150 personas detenidas en la zona de Buharyat y no habla sobre ellos", afirmó el primer ministro.
