La presencia de minas antipersona dificulta el regreso de más de 450.000 refugiados y desplazados a sus casas

Europa Press Internacional
Actualizado: miércoles, 3 abril 2013 12:50

MADRID 3 Abr. (EUROPA PRESS) -

La presencia de minas antipersona en los estados de Kayin y Kayah, en el sureste de Birmania, y en la división administrativa de Bago (sur) está complicando el regreso a sus hogares de más de 450.000 refugiados y desplazados internos, según ha informado este miércoles la agencia de noticias humanitarias de la ONU IRIN.

"No se puede promover activamente el regreso a sus hogares hasta que las áreas con minas sean identificadas, señaladas y despejadas", ha declarado la oficial superior de protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Birmania, Maja Lazic.

De acuerdo con la Campaña para la Prohibición de Minas Terrestres (ICBL), tanto el Ejército como al menos 17 grupos armados rebeldes han utilizado minas antipersona durante los conflictos de los últimos catorce años y se desconoce "el alcance exacto" de la contaminación de las minas en Birmania.

"Las minas antipersona son empleadas por ambas partes como armas de terror" y "(algunas) no están señaladas porque los combatientes quieren infundir terror en el enemigo", ha destacado el coordinador e investigador de ICBL en Birmania, Yeshua Moser Puangsuwan. "El resultado es que ambas partes aterrorizan a la población (civil) con las minas", ha proseguido.

El desminado no puede llevarse a cabo hasta que exista una "paz duradera", han indicado la ONU y varias ONG. Mientras tanto, la falta de información veraz sobre la localización de las minas contribuye a que se sigan produciendo muertes, restringe el movimiento de los ciudadanos y bloquea el regreso de las poblaciones desplazadas, de acuerdo con IRIN.

PROCESO DE PAZ

En enero de 2012, el Ejecutivo de Birmania acordó un alto el fuego con cinco grupos armados insurgentes, pero "es necesaria" la confianza y colaboración entre varios de estos grupos y las fuerzas gubernamentales para el desminado, según ACNUR en Birmania.

"El proceso requiere acuerdo, cooperación y apoyo de las partes en conflicto", han afirmado Lazic y Patricia Treimer, una trabajadora de ACNUR en Birmania.

Según IRIN, el alto el fuego no ha reducido "significativamente" el uso de minas, ya que tanto los grupos armados insurgentes como las fuerzas gubernamentales e incluso los civiles continúan utilizándolas para defender y reivindicar territorios, así como proteger sus vidas.

Una portavoz de la organización de Derechos Humanos Karen (KHRG) ha indicado que "la presencia permanente de tropas (militares) implica que, a pesar del alto el fuego, las comunidades y los grupos armados todavía utilicen medidas defensivas, entre las que se incluye la colocación de minas".

"Antes de que los desplazados internos tengan una oportunidad para regresar a sus hogares, tiene que haber una labor humanitaria respecto a las minas, una garantía de seguridad para ambas partes y una paz duradera", ha subrayado La Rip, el coordinador de una red compuesta por doce ONG que trabaja por los refugiados y desplazados internos.

LOS TEMORES

No es muy común encontrar zonas con minas señaladas y el conocimiento sobre las mismas "no es fiable", han asegurado los expertos, quienes han añadido que como resultado se producen "frecuentes" accidentes.

"Los refugiados no han vivido con esos miedos y preocupaciones durante años, por lo que su conciencia sobre los riesgos es mucho menor", ha declarado la directora ejecutiva del Consorcio TBC que facilita ayuda a los refugiados birmanos en Tailandia, Sally Thompson.

Aparte, Chris Rush, un alto responsable del programa la Llamada de Ginebra en Asia, ha afirmado que "todas las agencias están dispuestas a comenzar las actividades de desminado pero que están a la espera de que el Gobierno y los grupos armados lleguen a un acuerdo".

El Ejecutivo de Birmania forma parte de ese 20 por ciento de Gobiernos del mundo que no han firmado el tratado de Prohibición de Minas de 1997. Junto con Siria, es el único país en el que las fuerzas oficiales continúan colocando minas antipersona, de acuerdo con Moser Puangsuwan.

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