LONDRES, 25 Oct. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -
El primer ministro británico, Gordon Brown, ha puesto fin a la convención mantenida desde que asumió el poder de no implicarse en campañas electorales de comicios parciales y esta mañana acudió a la localidad escocesa de Glenrothes para defender la gestión del Gobierno laborista cuando restan menos de dos semanas para que los censados acudan a las urnas.
Así, mientras en los tres precedentes celebrados este año el mandatario optó por mantener la tradición de los primeros ministros de no participar, en esta ocasión se acercó hasta la circunscripción del conocido como Reino de Fife, que limita con la de Kirkcaldy and Cowdenbeath a la que él mismo representa en el Parlamento, por su interés en "explicar qué se está haciendo en esta crisis financiera para asegurar que la gente está adecuadamente protegida".
No obstante, la oposición ha considerado que la decisión de tomar parte responde a la "desesperación" de Brown ante la cita del próximo 6 de noviembre, en la que aspira a poner fin a una cadena de cuatro derrotas electorales consecutivas, responsables, en parte, de su falta de autoridad en el partido desde las locales del 1 de mayo.
En aquella ocasión, el Laborismo no sólo vio cómo Londres pasaba a los conservadores, sino que quedó relegado como tercera fuerza y comenzó una deriva en las encuestas confirmada poco después con la pérdida del asiento de Crewe y Nantwich, que había ostentando durante 30 años, la pobre actuación en junio en las parciales de Henley, en las que fue la quinta opción más votada, y el varapalo sufrido en el Este de Glasgow en julio, donde perdió la holgada mayoría de 13.507 y cedió el escaño al Partido Nacionalista de Escocia (SNP, en sus siglas en inglés).
Por ello, la votación del 6 de noviembre se considera clave para el futuro de Brown, que finalmente ha visto cómo su actuación en el Congreso laborista de septiembre y su liderazgo internacional en la respuesta a la crisis financiera le han permitido recortar por encima de la mitad la distancia de más de 20 puntos que lo separaban de los conservadores.
VOTACIÓN
No obstante, los expertos consideran que la celebración de los comicios tan sólo dos días después de las presidenciales del 4 de noviembre en Estados Unidos ha sido planeada para tratar de atenuar la atención de una cita convocada a raíz de la muerte del diputado laborista escocés John MacDougall. En este sentido, las votaciones parciales en Reino Unido se celebran por el fallecimiento o la renuncia de parlamentarios a los escaños con los que cuentan en Westminster y en determinadas circunscripciones se consideran un fiel reflejo para una proyección del resultado de unas generales.
En este caso, el Laborismo parte con una mayoría de 10.500 papeletas, pero tras el último antecedente sufrido también en Escocia, el partido ha apostado por una campaña de perfil alto en la que ha llegado a tomar parte la propia esposa del primer ministro, Sarah Brown, quien desde que en junio de 2007 se convirtió en primera dama había mostrado una discreta actitud alejada de los focos.
Considerada la antítesis de su antecesora, Cherie Blair, Sarah Brown sorprendió sin embargo cuando en el cónclave laborista de hace un mes se encargó de presentar a su marido para el considerado como el discurso más importante de su carrera política y esta misma semana se presentó en Glenrothes para visitar a sus ciudadanos como parte de los actos de campaña.
También hoy estuvo al lado de su marido en su estreno en unas parciales, si bien ya Tony Blair había roto en más de una ocasión la convención por la que los primeros ministros no participan en convocatorias electorales de esta naturaleza.
MENSAJE DE TRANQUILIDAD
Durante su intervención de hoy, Brown aprovechó para lanzar un mensaje de tranquilidad ante la realidad de las cifras que demuestran que Reino Unido está ya a las puertas de la recesión y las previsiones de que los reveses que sufrirá la economía británica serán incluso más severos de lo estipulado inicialmente. "Por el trabajo que hemos hecho en los últimos diez años estamos preparados para hacer frente a lo que es un problema financiero mundial que está golpeando a todos y cada uno de los países", declaró.
Además, reivindicó las decisiones acometidas para proteger a los ciudadanos ante las consecuencias de la crisis: "Estamos haciendo más para ayudar a los propietarios, a los pensionistas con las facturas, a la gente que ha tenido problemas con sus trabajos para intentar lograr puestos a disposición de la gente que busca un empleo".
"Creo que lo que la gente quiere en este momento es que todos estemos unidos y salgamos de esto limpiamente, trabajando juntos", concluyó, vinculando así la respuesta a la crisis con el debate sobre las ansias de independencia de Escocia.