MADRID, 10 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades bangladeshíes, en colaboración con Naciones Unidas, han dado inicio este martes a la vacunación contra la COVID-19 en los campamentos de refugiados rohingyas, una tarea que ha arrancado por los mayores de 55 años y que pretende paliar los efectos de la pandemia y áreas con gran acumulación de personas.
Más de 700.000 rohingyas huyeron de Birmania a raíz de la campaña represiva lanzada en agosto de 2017 por las Fuerzas Armadas. Casi 900.000 refugiados viven a día de hoy en territorio bangladeshí, donde también hay carencias entre la población local.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene registrados 120 casos y un fallecido por COVID-19 entre la población rohingya, mientras que en el caso de las comunidades de cogida el balance de la pandemia asciende a 1.177 positivos y 17 víctimas mortales, según datos actualizados hasta el 1 de agosto por la agencia.
El Gobierno de Bangladesh y la OMS han comenzado este martes como estaba previsto con la vacunación en los campamentos, según fuentes locales de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) consultadas por Europa Press. La OIM colabora ofreciendo diez instalaciones para esta campaña, en la también están implicadas el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo de Naciones Unida para la Infancia (UNICEF).
