AMPL.- Trib.- Reconoce haber intentado asfixiar a su ex novia con el cordón de un zapato en Gran Canaria por celos

La víctima afirma que tenía la "clara creencia" de que su ex pareja la "iba a matar" el día de los hechos

Europa Press Islas Canarias
Actualizado: martes, 28 octubre 2008 20:03

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un hombre reconoció hoy haber rodeado el cuello de su ex pareja en Las Palmas de Gran Canaria en octubre de 2006 con el cordón de una zapatilla deportiva, que apretó fuertemente con intención de asfixiarla, por celos, ya que ella tenía "un nuevo novio" y le "había dejado con una casa y una hipoteca por una bobería".

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas acogió hoy el juicio contra J.C.M.Q., de 35 años de edad, para quien la Fiscalía ha solicitado imponer ocho años de cárcel por un presunto delito de homicidio en grado de tentativa y por quebrantamiento de condena impuesta por un delito de amenazas en el ámbito familiar que le prohibía acercarse a su ex novia.

El acusado aseguró que mantuvo una relación con la víctima durante once años hasta el mes de octubre de 2006 y tuvieron un hijo. Admitió que hizo caso omiso de la citada resolución y llamó al teléfono móvil de su ex pareja, de cuyo número tuvo conocimiento al llegar una factura a su domicilio y le dijo que tenía en su poder además de la factura algunas pertenencias suyas. Según la víctima, él la amenazó con que tenía "fotografías comprometidas que publicaría en Internet y enseñaría a los amigos si no pasaba por su casa a recogerlas".

Durante el juicio, J.C.M.Q. se quejó de que llegara la citada factura a su domicilio y negó haber amenazado a su ex novia con difundir fotografías suyas. No obstante, reconoció que quería guardar la factura para "demostrarle" a su hijo por qué se había roto la relación entre sus padres, ya que en dicho recibo figuraban llamadas entre la mujer y otro "caballero".

Cuando la mujer se presentó en su vivienda con la intención de recoger sus cosas, el acusado la hizo pasar a su interior y se inició una discusión en el salón por el recibo. "Yo primero estaba tranquilo y después desgraciadamente sí le agredí", confesó.

"No sé qué me pasó que la cogí por el cuello", añadió J.C.M.Q., que cogió para ello los cordones de unas zapatillas deportivas que estaban en la silla del comedor. "Recuerdo que estábamos discutiendo y cuando me vi me di cuenta de que estaba apretando con un cordón de unas playeras que tenía cogidas por ambas manos apretando con fuerza", aseveró.

Aseguró que posteriormente la soltó y le dijo que se fuera del domicilio. En ese momento ella estaba muy nerviosa y él se asustó. Igualmente, indicó que mientras la intentaba asfixiar no cree que ella pudiera respirar con normalidad y dijo que su ex pareja no le "imploró por su vida".

"PENSÉ QUE NO IBA A SALIR DE LA CASA"

Por su parte, la víctima, que no cesó de llorar durante su interrogatorio en calidad de testigo, ofreció una versión distinta y aseguró que el acusado la amenazó con publicar fotos suyas de carácter íntimo en Internet.

Afirmó que accedió a entrar a la vivienda porque él la convenció y una vez dentro sintió "miedo" y notó que "él cambió su tono de voz y se sentía superior". Tras una breve conversación en la que le solicitaba que le quitara la medida de alejamiento, el acusado le dijo inesperadamente que quería mantener relaciones sexuales con ella, ante lo que la mujer decidió marcharse.

Al darse la vuelta y en dirección a la puerta de la vivienda, el acusado "de forma inopinada", rodeó el cuello de la mujer con un cordón, que apretó fuertemente con intención de asfixiarla y acabar con su vida; Se situó frente a ella, la miró a los ojos y continuó tirando de los extremos de la cuerda, relató la víctima, que incidió en que "la presión en el cuello no se paró en ningún momento sino que se hacía más fuerte".

La mujer no logró disminuir la presión de la cuerda, a pesar de sus intentos de introducir sus dedos entre ésta y el cuello y por la falta de aire cayó al suelo desvanecida, momento en el que el acusado, sin soltar el cordón, trató de reanimarla diciéndole: "tranquila, respira, venga respira".

Al no lograr levantarse del suelo, la mujer se dirigió gateando hacia la puerta, pero le cerró el paso el acusado, a quien ella de rodillas suplicó que no la matara, que "lo hiciera por el niño", añadió.

A continuación, J.C.M.Q. se dirigió hacia la cocina mientras la víctima pensaba en el suelo que "de allí no iba a salir". "Yo tenía la clara conciencia de que me iba a matar ese día, pensé que iba a terminar lo que empezó", aseguró la mujer, que no obstante pudo levantarse, abrir la puerta y salir corriendo hacia su vehículo, que condujo hasta el barrio de Siete Palmas, en la capital grancanaria, desde donde llamó por teléfono a su tía, quien le acompañó al centro de salud y a la Policía.

ERA CONCIENTE DE LO QUE HACÍA

De hecho, la tía de la víctima declaró como testigo que ésta estaba en "un estado de ansiedad increíble y tenía marcas de cuerda en el cuello". Por su parte, cinco peritos ratificaron sus informes de lesiones y psicológicos y uno de ellos indicó que "la interrupción de la respiración puede causar un desvanecimiento y si es bastante amplia en el tiempo puede ocasionar también la muerte".

Otra médico forense señaló que el acusado "no padece ningún trastorno de personalidad" y que en el momento de los hechos "actuó con pleno conocimiento de lo que hacía, mientras que la víctima presenta secuelas de miedo y estrés postraumático" tras lo acontecido.

EL ACUSADO PIDIÓ PERDÓN

Al término del juicio, el acusado pidió perdón a la víctima, a su hijo y a la familia de ambos ya que por su "culpa" estaban en los juzgados. "No fue mi intención y lo siento", añadió J.C.M.Q. mientras más de una veintena de familiares de la víctima que acudió al juicio oía sus palabras.

En su escrito de conclusiones definitivas el Ministerio Fiscal pide imponer ocho años de cárcel al acusado por un presunto delito de homicidio en grado de tentativa y por quebrantamiento de condena e indemnización de 6.000 euros.

Por su parte, la acusación particular pide 13 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa y considera que concurre la circunstancia de alevosía porque cree que la agresión se llevó a cabo tras "un plan premeditado". "El modus operandi ya estaba establecido", señaló el abogado, para quien "el ataque causó absoluta indefensión a la perjudicada". Igualmente, reclamó una indemnización de 10.000 euros y la prohibición de aproximarse a la víctima durante 10 años.

Por su parte, la defensa incidió en que la intención del acusado "no era matarla" y desistió de concluir dicha "operación". Así, pidió que se le imponga un año y seis meses de cárcel por un presunto delito de tentativa inacabada de homicidio y la libre absolución por el delito de quebrantamiento de condena ya que la víctima "aceptó voluntariamente" ir al domicilio de él.

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